Cooperación en gas y renovables

España plantea una alianza energética con Rabat en pleno conflicto con Argelia

Marruecos necesita la ayuda española para abastecerse de gas y garantizar su suministro eléctrico y está inmersa en un amplio plan de desarrollo eólico y solar para el que el 'know how' externo puede ser básico. 

Mohamed VI de Marruecos
España plantea una alianza energética con Rabat en pleno conflicto con Argelia.
EFE

Una de las claves del viaje de Pedro Sánchez a Marruecos de este jueves pasa por buscar una alianza energética entre ambos países para el desarrollo de la generación renovable y la interconexión entre los dos territorios, de forma que ambos puedan avanzar con más rapidez y garantías hacia una economía más descarbonizada y con menos emisiones de CO2. La nueva etapa que ahora se abre con la visita de Sánchez a Mohamed VI, tras el giro español sobre el Sáhara y el reconocimiento de su pertenencia a Marruecos como una autonomía, abre paso a una agenda en materia energética en pleno conflicto con Argelia, enemigo declarado del reino alauí y defensor del Frente Polisario, y uno de los principales proveedores de gas para España.

Por un lado, Marruecos necesita contar con la tecnología española (y europea) en el desarrollo de la eólica y la solar térmica y fotovoltaica, mientras que para España es importante contar con un aliado al sur que puede aportar megavatios verdes en momentos de necesidad y es la potencia africana más desarrollada y cercana a Occidente para ampliar alianzas y aprovechar los recursos naturales en toda la zona. A pesar de esa carrera hacia las energías limpias, ambos países dependen en gran medida de la importación de gas natural para poder atender su demanda eléctrica sin cortes de suministro, con el mercado disparado en estos momentos por el conflicto ucraniano.

Fuentes empresariales cercanas a ambos ejecutivos aseguran que uno de los objetivos a medio plazo pasaría por el aprovechamiento del gasoducto cerrado ahora entre España y Marruecos por el que entraba gas de Argelia a la Península, de forma que pueda aportar gas de otros yacimientos cercanos en la zona, como pueden ser los de Nigeria, el tercer proveedor para España (aporta el 12% de la demanda) y uno de los principales productores del mundo. Algunos grupos españoles ya han analizado la opción de traer gas de Nigeria a través de Marruecos (sin entrar en la parte argelina del gasoducto), si bien advierten que es un proceso muy complejo y abierto todavía. Pero la implicación que ha mostrado la monarquía marroquí por el desarrollo del sector energético del país y el aprovechamiento de las infraestructuras gasistas que pasan por su suelo, y que pueden proporcionarle el recurso también a ellos mientras se desarrollan las energías renovables, avalan el interés por estudiar todas las posibilidades que se puedan instrumentar.

La conexión gasista y la cooperación con España pueden darle a Marruecos una garantía de suministro necesaria para el desarrollo del país, en pleno boom de inversiones extranjeras, y ayudar a rebajar la factura de la luz en sus economías domésticas, que pagan un recibo muy caro en proporción con el nivel de renta que tienen. De hecho, nada más cerrar el gasoducto Magreb-Europa por exigencias argelinas, la ministra marroquí de Transición Ecológica, Leila Benali, puso sobre la mesa la opción de contar con “un país vecino”, en alusión a España, para que les suministre el gas a través del conducto cerrado ahora y que llegaría por barco en forma de gas licuado. La opción que se maneja en el sector es que el gas -procedente de cualquier país menos de Argelia- llegue a alguno de los seis puertos españoles capaces de gestionarlo, se convierta al estado gaseoso en las regasificadoras españolas y se envíe a Marruecos por el gasoducto cerrado en el sentido contrario del que hasta noviembre pasado se hacía.

La conexión eléctrica

Junto a la estrategia gasista, el Gobierno alauí ha ampliado recientemente sus planes para el desarrollo de la generación renovable tanto en eólica como en solar, con el objetivo de que en 2030 se pueda llegara tener en torno a un 52% de la energía total que consume el país a partir de este tipo de procesos. Se trata de un nivel de producción que ya tiene España en estos momentos y que se ha logrado gracias a tener ubicados en suelo propio prácticamente todos los niveles de la cadena de valor de las energías verdes, desde la investigación y la fabricación de componentes de última generación, al desarrollo de las redes, la financiación y las plataformas de explotación de las instalaciones solares (térmicas y fotovoltaicas) y eólicas (sobre todo terrestres).

En el caso marroquí, en la actualidad hay más de 60 proyectos de inversión en energías renovables abiertos en el país, la mayor parte de ellos en colaboración con empresas internacionales que cuentan con el ‘know how’ suficiente como para aprovechar la enorme capacidad que presentan los recursos naturales de la zona, con una inversión comprometida que supera los 550 millones de euros, según los últimos datos oficiales publicados. España y Marruecos son dos países con mucho viento y un alto número de horas de sol al año, que pueden generar electricidad para exportar y ser muy útiles en el proceso de autonomía energética e independencia del gas ruso en el que está inmersa la UE.

Además del gasoducto ahora cerrado, hay dos cables eléctricos que unen ambos lados del estrecho de Gibraltar con capacidad para traspasar unos 700 megavatios cada uno, gestionados por Red Eléctrica de España (REE) a los que se va a añadir un tercero que se empieza a construir ahora y que se prevé que esté listo en no más de cuatro años. La propia REE y el Ministerio de Transición Ecológica español anunciaron hace apenas un mes un plan de inversiones que contempla 1.200 millones de euros para mejorar las interconexiones españolas, incluida la instalación del citado tercer cable por el fondo del mar, con un coste que se estima en 150 millones de euros y que, en principio, se pagaría a medias entre Marruecos y España.

Fuentes de la diplomacia económica española conocedoras de los intereses alauitas aseguran que el interés geopolítico del Reino de Marruecos para la UE y su acercamiento a Estados Unidos de los últimos años, han colocado al país en el centro de todas las acciones estratégicas en materia energética del norte de África. La conexión con España en gas y electricidad a medio y largo plazo, y la mejora de las interconexiones españolas con la UE a través de Francia, convierte al reino de Mohamed VI en una pieza clave a medio plazo para el entorno comunitario en energía y en otros sectores económicos, como la agricultura o la pesca, en los que los intereses marroquíes también se entrecruzan con los españoles.  

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