"En España se recorta en ingeniería...y se acaba pagando más a las constructoras"

  • El presidente de Tecniberia, Juan Lema, augura un proceso de fusiones en el sector "para ganar tamaño y mejorar la competitividad en el exterior"
Juan Lema, presidente de Tecniberia
Juan Lema, presidente de Tecniberia

La crisis para las empresas de ingeniería española ha sido la guerra. La paralización de proyectos por la ausencia de capacidad financiera de los promotores y las subastas al mejor postor con las que las Administraciones Públicas han resuelto las escasas iniciativas puestas en marcha durante el periodo han configurado un contexto que ha golpeado con severidad a un sector  estructurado en torno a empresas de pequeño y mediano tamaño y que a la altura de 2008 estaba aún poco internacionalizado. El saldo ha sido demoledor. De 2013 a hoy se ha volatilizado una cuarta parte de la facturación del sector, el negocio doméstico se ha reducido a un tercio de lo que fue y el número de empresas asociadas a la principal patronal del sector, Tecniberia, que en 2009 rondaba las 300 se ha visto reducido a 74.

Pasado el temporal, el presidente de Tecniberia, Juan Lema, mira al futuro con optimismo y no solo por la anunciada revitalización de la inversión pública - gran motor de actividad del sector - sino por la reciente entrada en vigor de la nueva Ley de Contratos del Sector Público, que desterrará la práctica de que las Administraciones adjudiquen los contratos de ingeniería a la oferta más barata, un sistema que, asegura Lema, no sólo ha sido una 'condena' para el sector sino también para el adecuado desarrollo de las infraestructuras en España.

"El peso de los trabajos de ingeniería en los proyectos de infraestructuras que se realizan en España es muy reducido, supone apenas el 3% del contrato cuando en otros países como Alemania se sitúa en el 5%", explica Lema. "Si a ese margen le metes además bajas del 50% o de hasta del 64% como hemos visto en los últimos años el valor que se asigna a la ingeniería pasa a ser ridículo". Y el asunto no sale gratis, claro. "Los proyectos salen con carencias, las obras se retrasan y se encarecen, cuando no se tienen que paralizar. A largo plazo, el coste para el erario público es mucho mayor", explica el presidente de Tecniberia. 

Lema explica que hay entidades del sector público - cita el caso de Adif - que han entendido que eso es así y que sin necesidad de que cambiara la ley ya habían modificado sus pliegos para valorar más la calidad de los proyectos que el precio y para penalizar las ofertas que presentaran rebajas excesivas. La mayoría, no obstante, ha seguido adjudicando al mejor postor. El presidente de Tecniberia cree que es una cuestión cultural. "En los proyectos que se hacen en España la construcción tiene una prima y la ingeniería, lo contrario.  Parece que no importa recortar un 1% en ingeniería, aunque se sepa que luego vas a tener que pagar un 20% más a la constructora. Hay que cambiar esa cultura y empezar a reconocer que el conocimiento es valioso".

El riesgo de colonización tecnológica

La patronal de las empresas de ingeniería lamenta que no haya existido durante los últimos años una estrategia de estado para proteger al sector. "Hemos pasado de tener 300 asociados a solo 74. Muchas pequeñas empresas que eran esenciales en sus territorios han quebrado, no han logrado sobrevivir a la crisis, otras han terminado bajo control de empresas extranjeras...La ingeniería es un sector estratégico. Un país sin ingeniería propia acaba siendo colonizado tecnológicamente y eso puede conducir a una situación desastrosa", advierte Juan Lema.

Tecniberia entiende que el Gobierno debería empezar lo antes posible a considerar la ingeniería como una cuestión de estado y para ello propone actuaciones en cinco líneas muy concretas: 1) reforzar la diplomacia comercial para facilitar la participación de las empresas españolas de ingeniería en grandes proyectos internacionales como ya sucede con las grandes empresas de la construcción; 2) apoyar con instrumentos financieros la internacionalización de la ingeniería doméstica; 3) habilitar un marco fiscal que favorezca ese proceso de internacionalización, creando, por ejemplo, una deducción en IRPF para los ingenieros españoles expatriados en proyectos en el extranjero; 4) apostar de forma más decidida por la innovación, impulsando por ejemplo las compras públicas de tecnología; y 5) afrontar la relación entre las empresas privadas de ingeniería y la pública INECO bajo el doble principio de complementariedad y no competencia..

Lema asegura que las empresas de ingeniería están cumpliendo 'con su parte'. En los últimos años han abordado un importante proceso de internacionalización, que les ha permitido incrementar de forma significativa su facturación fuera de España - en 2013 suponía menos de la mitad del negocio total de las empresas de Tecniberia y ahora supone ya el 80%- y que ha estado jalonado por éxitos de relumbrón como la adjudicación de proyectos emblemáticos como la participación de Typsa en el desarrollo de la Alta Velocidad ferroviaria en Reino Unido, o el proyecto de integración urbana de la línea de Alta Velocidad de la ciudad de Los Ángeles, en el que participa Sener. Tecniberia pide al Gobierno más apoyo en este proceso y ello incluye no privilegiar a la empresa pública, Ineco, en las negociaciones diplomáticas con otros países que contemplen eventuales proyectos de ingeniería. 

Lema también es consciente de que este proceso necesita de una reflexión a nivel de sector. "Somos conscientes de que para competir fuera necesitamos ganar tamaño y en el sector todavía prevalece la empresa de pequeño o mediano tamaño. La ingeniería española debe ir en el futuro a un proceso de integración de empresas para ganar tamaño y mejorar nuestra competitividad en el exterior".

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