Trabajado acuerdo en el Eurogrupo

España se salva: el acceso al 'superfondo' del Covid-19 no le exigirá ningún recorte

  • Después de 20 horas de dura negociación, la Europa del euro pacta un fondo de 500.000 millones sin condiciones y limitado a gastos por el coronavirus.
La ministra española de Economía, Nadia Calviño, en una reunión del Eurogrupo, en Bruselas, Bélgica. EFE/Archivo
La ministra española de Economía, Nadia Calviño, en una reunión del Eurogrupo, en Bruselas, Bélgica. EFE/Archivo

"El único requisito para acceder a la línea de crédito será que los países miembros que soliciten su utilización deberán comprometerse a utilizar sus recursos para sufragar la financiación directa o indirecta de los costes relacionados con la sanidad, los tratamientos y la medidas preventivas derivadas de la crisis del Covid-19". Tras asomarse al abismo en la maratoniana reunión del pasado martes que finalizó al filo de las ocho de la mañana del miércoles siguiente, el Eurogrupo consiguió reconducir finalmente la situación y alumbró pasadas las diez de la noche del Jueves Santo un acuerdo que activará de manera inmediata el 'superfondo' de 500.000 millones de euros propuesto por Francia para sufragar la factura de la crisis del coronavirus en los países del euro y apoyar sus economías, y lo hará además sin las condiciones adicionales para la política económica y presupuestaria de los solicitantes de esos fondos que exigía Holanda, la auténtica protagonista de las últimas 72 horas.

Los fondos de esta "red de seguridad", según la definió el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, se repartirán a partir de tres vectores, como ha venido explicando la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en los últimos días. Habrá una cantidad de 100.000 millones de euros para dotar el programa europeo de cobertura al desempleo (SURE) impulsado por la Comisión Europea -y muy peleado por el Gobierno de España- y que servirá para sufragar parte del gasto doméstico que se lleven los esquemas de protección al empleo tipo ERTE puestos en marcha en muchos países de Europa para evitar la volatilización de sus mercados laborales; préstamos adicionales por valor de 200.000 millones de euros por parte del BEI para apoyar las garantías proporcionadas por los gobiernos nacionales a su tejido empresarial para asegurar su financiación; y otros 240.000 millones de euros en préstamos, que proporcionará el MEDE -el fondo de rescate creado en la crisis financiera- a los países que lo soliciten para sufragar las tensiones financieras derivadas de las medidas sanitarias y de prevención adoptadas por los diferentes países durante esta crisis.

Éste último punto ha sido el mayor punto de fricción a la hora de alcanzar un acuerdo. Países como Alemania, Holanda y el resto del grupo de 'países del norte' exigían de partida  que la utilización de esos recursos llevara asociada algún tipo de condicionalidad, como establece la naturaleza jurídica del instrumento. El argumento de las singulares circunstancias generadas por el coronavirus y de la necesidad de un instrumento financiero de apoyo para los países fueron convenciendo poco a poco a la práctica totalidad de los defensores de la ortodoxia financiera europea, pero ahí irrumpió Holanda para romper el consenso y exigir que los países que tiraran del MEDE tuvieran que asumir una cierta supervisión y la adopción de medidas económicas y presupuestarias para volver a poner sus cuentas en orden lo antes posible.

Lo que ha ocurrido entre la suspensión de la anterior reunión al filo de las ocho de la mañana y el acuerdo de la noche de Jueves Santo ha sido una labor de zapa permanente del presidente del Eurogrupo, el portugués Mario Centeno; los países del Sur, Italia e incluso Alemania para que Holanda asumiera la situación y diera cauce al acuerdo. Éste se cerró en un último arreón negociador en el que participaron los dos países cuyas posiciones estaban más enconadas, Holanda e Italia, y los dos grandes de Europa, Francia y Alemania, con participación de Portugal y España. 

El acuerdo habilita la utilización del MEDE como un simple mecanismo de dispensación de liquidez en un momento crítico para las economías del euro y aparca de forma excepcional su naturaleza de 'fondo de rescate', cuyos recursos y beneficiarios deben estar bajo supervisión permanente. Minipunto para los países del Sur.

"Hemos alcanzado un buen acuerdo en el Eurogrupo, con una red de seguridad triple para trabajadores, empresas y estados en la lucha contra el Covid-19. Seguiremos trabajando en mecanismos comunes de financiación para la recuperación económica", valoraba la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, minutos después de la finalización de la videoconferencia. España no sale mal parada del mismo. Para empezar salva sin ningún ajuste significativo el sistema de protección europeo al desempleo, que Holanda quiso poner el pasado martes de nuevo en cuestión en su dura posición negociadora. 

Pero sobre todo esquiva el varapalo que hubiera supuesto que la posición de los países del Norte se impusiera y se estableciera algún tipo de condicionalidad a los países que recurrieran al MEDE, entre los que seguro estará España. Fuentes del Gobierno reconocen que Nadia Calviño ha tenido que pelear muy duro junto a Italia y el resto de los países del sur para evitar que esta crisis, que todos parecen señalar como temporal, dejara una señal permanente sobre la reputación financiera de los países que recurrieran a esa línea de crédito, en forma de ulteriores programas de ajuste o controles por parte de los socios europeos.

A cambio, los potenciales beneficiarios de estos recursos han tenido que ceder en otra de sus pretensiones, que la línea de crédito les permitiera acceder a fondos equivalentes al 3% de su PIB. El acuerdo alcanzado este Jueves Santo limita los fondos disponibles para cada país al 2% de su PIB. El Gobierno de España se queda sin unos 12.000 millones de euros extra de financiación barata que le habrían venido de perlas para contener la factura para el presupuesto público de la crisis.

Fondo para la Recuperación

El acuerdo alcanzado lanza la pelota hacia adelante en el otro gran debate que estaba sobre la mesa. Por un lado, estaba la red de seguridad a corto plazo para atender los ingentes esfuerzos presupuestarios que están realizando los países más azotados por el coronavirus, en concreto España e Italia; por otro, el establecimiento de algún tipo de 'hoja de ruta' para reactivar a las economías del euro y de la UE en general una vez se levanten las medidas de restricción a la movilidad y a la actividad económica que, ésta vez sí, se han adoptado en casi todos los países.

España tampoco ha salido mal parada en esta lucha. No se ha alcanzado ningún acuerdo concreto, pero se ha ganado en un asunto formal, pero relevante. El fondo en cuestión recibirá el nombre de Fondo para la Recuperación, no Fondo para la Solidaridad como pretendían algunos países del norte para dejar bien claro su perspectiva de que esto en realidad es una transferencia de recursos del norte ahorrador al sur despilfarrador. 

No se ha avanzado mucho más. Se dice que estará vinculado al Presupuesto de la UE pero ni se dice con qué cuantía ni si podrá tener otros canales de financiación, en concreto los 'eurobonos' que exigía España entre otros países y que Italia ha defendido hasta el final. Se auguran nuevas fricciones sobre este aspecto.

Eso ya será materia de futuras reuniones del Eurogrupo, que de momento ha salvado el 'match point' de la configuración de una red de seguridad europea en el corto plazo. "Hoy nos hemos comprometido en un esfuerzo para salvaguardar la salud y las vidas de los ciudadanos europeos y para afrontar los desafíos económicos más inmediatos. Esto incluye los recursos fiscales que los estados miembro necesitan para financiar las medidas necesarias que están adoptando. Continuaremos actuando de forma coordinada en el fortalecimiento de la Unión Europea", concluye la declaración acordada este jueves por los 28 ministros de Finanzas del Eurogrupo. Incluida Holanda.

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