Los depósitos de las familias crecen

La España del dinero bajo el colchón: de comprar casas a planes de inversión

Hoy los españoles pueden consumir o bien financiando con ahorro, o bien con deuda, que ésta jamás ha sido tan barata. Pero el problema reside en que a esta demanda moderada se le une la escasez de oferta.

inflacion
España sigue cargada de incertidumbre con un ahorro inédito pese a la inflación.
Europa Press

En el año 2005, el think tank de análisis económico Funcas publicó un informe donde afirmó que "las familias españolas están recortando su ahorro a niveles históricos, fruto de su elevado endeudamiento y alto consumo". Por aquel entonces casi nadie sospechaba de que esto iba a suponer -tres años después- un crack en la economía, que dejaría al país al borde del rescate financiero. Más de quince años después, el contexto económico es totalmente diferente. Una segunda crisis -la de la Covid- ha provocado un ahorro inédito en España. Primero, 'forzoso', fruto de las restricciones gubernamentales y, después, 'preventivo', tras la fragilidad con la que los agentes perciben el contexto económico actual.

El ahorro es uno de los muchos elementos que participan en el ciclo económico. Así, en la fase de expansión, ante las buenas expectativas que aprecian los agentes, estos se vuelven imprudentes y se endeudan, reduciendo la oferta de ahorro. En la fase de crisis, los bancos comienzan a ver cierto apalancamiento, las expectativas se resienten, pero los agentes siguen demandando más crédito para refinanciar sus vencimientos de deuda. En la etapa de depresión, los bancos restringen el crédito a todos aquellos que no son solventes y estos optan por el ahorro. Por último, en la fase de recuperación, a medida que el optimismo va aumentando, las familias vuelven a reducir la oferta de ahorro en detrimento de la inversión. España -a diferencia de otros países como Alemania- es un claro ejemplo de país que -en relación al ahorro- sigue al milímetro este esquema teórico del ciclo económico.

En el último trimestre de 2017, la tasa de ahorro en España, según sus variaciones anuales, mostraba un índice negativo de ahorro (-0,2), que se llegó a mantener durante gran parte del año 2018. En 2019, esta tasa mejoró, pero siguió siendo baja. Pero fue 2020 el año que revolucionó el ahorro en nuestro país, con variaciones del 6,3, 11,7 (segundo trimestre de 2020, fruto del confinamiento sin parangón que se vivió), 5,2 o 5,5. Unos números muy alejados a los históricamente bajos que acostumbra la serie y que demuestran que en España -cuando se viven crisis económicas- el ahorro se dispara. Una práctica que, durante los años de bonanza, es poco habitual, de hecho, "una de cada tres familias llegó a esta crisis con un ahorro que no llegaba ni a un mes de salario medio".

Desde el equipo económico de la ministra de Economía, Nadia Calvino, se observa con recelo este aumento del ahorro ya que apuestan por la demanda interna (consumo de los agentes dentro de la economía) como uno de los motores esenciales para la recuperación del país. Así, según comenta el economista Francisco Coll Morales, "el Gobierno se ve obligado a estimular el consumo, porque si las familias sólo ahorran y no consumen, pueden caer en la 'paradoja del ahorro keynesiano' (al no haber demanda, los empresarios dejan de ingresar y aumenta el desempleo)". 

Sin embargo, esta preocupación por el consumo choca de frente con los estatutos de una de las escuelas económicas más relevantes: la austriaca. Así, el economista Miguel Anxo Bastos sostiene que "la tasa de ahorro me parece muy positiva y es muestra de prudencia por parte de los españoles. No creo que haya problema de demanda interna, eso es cosa de los keynesianos".

Por otro lado, ese ahorro atesorado puede no ir al sólo al consumo, sino que podría canalizarse por medio de otras vías, como planes para la jubilación (en un contexto de reforma de pensiones o cuestionamiento de las mismas) o la inversión en el mercado inmobiliario (fruto de la atracción que generan los tipos de interés negativos y el contexto actual de inflación). Para Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos, el ahorro tiene su lado positivo porque "resta tensiones inflacionarias (menos dinero en el sistema porque está atesorado) y facilita el superávit exterior de la economía española".

Todos los economistas consultados coinciden en que ahorrar es la clave para la inversión y para el crecimiento a largo plazo ya que los países más prósperos, como Alemania o Japón, son los que más ahorran. Además, España -que tiene unos "altos" niveles de deuda pública exterior- hace que el ahorro sea "obligado". Las personas suelen dejar de ahorrar y volver a consumir cuando alcanzan un cierto 'colchón financiero' (seis, ocho o diez meses de renta en función de las circunstancias de cada familia).  De momento, los depósitos de las familias crecen un 5% en un año, casi 45.000 millones más

Los economistas creen que la demanda no es el problema porque en una economía abierta si no consumen unos consumirán otros. "Se están confundiendo los modelos tradicionales de economías cerradas basada en la demanda interna por la circunstancia actuales de economías abiertas, donde lo principal es ser competitivo", dice Izquierdo. Así, el problema real que atraviesa ahora mismo España está en la falta de oferta. Para mejorar el ciclo económico -y por ende crear un escenario de certidumbre- el Gobierno tiene que estimularla: apostando por más libertad y menos impuestos. Mientras, la inflación continúa generando desequilibrios e incertidumbre y empuja a los ciudadanos a optar por el ahorro a pesar de que la subida de los precios devalúa su liquidez.

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