París.- España tuvo en mayo, con un 0,1% de variación interanual, una de las inflaciones subyacentes más bajas de los miembros de la OCDE, sólo por encima de las de Suecia (0%), Japón (-1,4%) e Irlanda (-1,7%), según los datos presentados hoy.
La media de la inflación subyacente -que excluye el impacto de la energía y los alimentos, considerados los elementos más volátiles- en los 31 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) fue del 1,3% el mes pasado, y del 0,9% en la zona euro.
Frente a la situación peligrosa de deflación -por el riesgo de propiciar la recesión- en Japón y Luxemburgo, la inflación subyacente más elevada -también preocupante por la pérdida de competitividad que implica- se dio en Grecia (4%), México (4,3%), Hungría (5,1%), Islandia (6,3%) y sobre todo Turquía (9,1%).
Si se tiene en cuenta la inflación interanual general, España con un 1,8% en mayo se situaba ligeramente por debajo de la media del 2% en la OCDE, pero por encima de la del conjunto de la zona euro (1,6%).
La principal razón de la diferencia de la posición española, según se compara la inflación global o la subyacente es la mayor sensibilidad de su economía a los precios de la energía, en particular los hidrocarburos de importación.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) anunció hoy que la tasa de inflación armonizada en España -medida igual en todos los países de la zona euro- se situó el pasado junio en el 1,5%, lo que supone un descenso de tres décimas con respecto a la de mayo y el octavo registro positivo consecutivo interanual, tras ocho meses de caídas.
Según el INE, en la tasa de junio destacó la bajada de los precios de los carburantes y combustibles y la subida de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas.
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