Esta madrugada hay que adelantar los relojes una hora: a las 2:00 serán las 3:00 de la mañana

  • Es la entrada oficial en el horario de verano desde que la UE aprobó una directiva comunitaria para establecer que el último domingo de marzo se adelanta la hora y el último domingo de octubre se retrasa otros 60 minutos. Los desajustes que se pueden sufrir son leves y transitorios, según los expertos. Con esta medida en España se puede ahorrar el 5 por ciento del consumo eléctrico en iluminación, lo que equivale a unos 300 millones de euros.
Agencias

Esta noche será más corta de lo habitual. A las 2.00 de la madrugada hay que adelantar los relojes hasta las 3.00 horas y oficializar así el horario de verano y aprovechar más horas de sol.

Con esta medida, sólo en España se podría ahorrar el 5% del consumo eléctrico en iluminación, lo que equivale a unos 300 millones de euros, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

De estos 300 millones de euros, 90 corresponderían el potencial ahorro de los hogares españoles, ya que cada uno de ellos reducirá su consumo eléctrico en 6 euros, y los otros 210 millones de euros restantes a los edificios del sector terciario y a la industria.

Los efectos que puede tener esta modificación horaria en una persona son leves y transitorios. Según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), puede provocar "pequeños desajustes" en algunas personas, pero son "leves" y pasan, generalmente, "en un par de días" y "no producen trastornos significativos".

Algunas personas, explica la doctora Marisa Valiente, vicesecretaria de esta entidad, "se notan más somnolientas e irritables de lo habitual, pero no les dura mucho tiempo". En su opinión, lo mejor es "escuchar al cuerpo" y "descansar un poco más si así lo pide, sin olvidar, por supuesto, la importancia de llevar una vida ordenada, seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio físico moderado de forma regular".

Aunque los "pequeños desajustes" provocados por el cambio de hora pueden afectar a cualquier persona, suelen acusarlos más los niños y las personas mayores, a priori más vulnerables que el resto de la población.

Pese a ser una medida adoptada por la Unión Europea, a través de una directiva comunitaria, siguen habiendo voces en contra del cambio de hora. Así, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España considera que es "ineficaz" si no se acompaña de otras variaciones "más profundas" en los hábitos de vida, como el abandono de las jornadas laborales "maratonianas".

"No nos oponemos al cambio de hora, pero pensamos que se trata de un parche, una medida ineficaz si no se acompaña de otros cambios más profundos en nuestros hábitos horarios", que pasan por dormir más y por acabar con las jornadas "interminables" de trabajo, afirmó Ignacio Buqueras, presidente de esta entidad.

La crisis del petróleo

Con esta medida se cumple la directiva comunitaria que rige el cambio de hora y que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea. El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad en iluminación.

Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años. Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido.

Dicha directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por el Real Decreto 236/2002, de 1 de marzo. El carácter indefinido de la aplicación del cambio de hora se ha adoptado por entenderse que el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y el de las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo.

La Novena Directiva establece con carácter permanente las fechas de inicio del periodo de la hora de verano (en el que, como ahora, se adelanta el reloj una hora) y su finalización (cuando se retrasa el reloj una hora), que coinciden con el último domingo del mes de marzo y el último domingo del mes de octubre, respectivamente.

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