ESTEC, el cerebro que diseña el futuro de Europa en el espacio y en la Tierra

  • El centro ESTEC, gestor de ideas y corazón tecnológico de la Agencia Espacial Europea (ESA), lleva más de medio siglo impulsando la conquista del espacio desde Europa con proyectos que contribuyen también a mejorar la vida diaria de los ciudadanos.

Rosa Jiménez

Noordwijk (Holanda), 7 jul.- El centro ESTEC, gestor de ideas y corazón tecnológico de la Agencia Espacial Europea (ESA), lleva más de medio siglo impulsando la conquista del espacio desde Europa con proyectos que contribuyen también a mejorar la vida diaria de los ciudadanos.

"El espacio es un rompedor de fronteras", capaz de hacer evolucionar la tecnología utilizada en lo cotidiano, dijo hoy a Efe Alberto Tobías, director del departamento de Sistemas, Software y Tecnología del Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial (ESTEC).

Tobías, que trabaja en ESTEC desde 1984, asegura que la inversión que se hace en el espacio "se devuelve con creces" y se diversifica en tecnología terrestre en áreas tan diversas como la robótica, la alimentación, la telemedicina o el reciclado de agua.

Situado en Noordwijk, en la costa holandesa, ese centro, que cuenta con 2.700 empleados, es el cerebro del que surgieron proyectos de bandera como Galileo -el futuro sistema de navegación por satélite europeo-, satélites de telecomunicaciones, misiones de exploración de Marte o vuelos tripulados.

La génesis del progreso tecnológico espacial europeo sucede en ESTEC, que reúne la capacidad técnica y de gestión de programas de la ESA y el más grande de los repartidos en la Unión Europea (UE).

Para el director del programa Galileo, Javier Benedicto, la diversidad cultural de los trabajadores "nos da una riqueza enorme, cada nacionalidad tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles y nos complementamos muy bien".

Galileo también se originó en este centro, desde donde "unas pocas personas, entre ellas un par de españoles, empezaron a lanzar las primeras ideas", señaló Benedicto.

Fundado en 1962 como parte de la Organización Europea de Investigación Espacial, precursora de la ESA, este centro alberga instalaciones para probar satélites o vehículos espaciales capaces de imitar las vibraciones o temperaturas extremas que experimentarán en su lanzamiento, y eso gracias a su emplazamiento sobre un terreno arenoso próximo la playa.

Incluye laboratorios que ayudan a la industria a hacer controles de calidad y una "incubadora" de proyectos de negocios que crean aplicaciones terrestres a partir de tecnología espacial.

En ESTEC también se ha gestado Alphasat, el mayor satélite de telecomunicaciones jamás creado por la industria europea que se lanzará el 25 de julio.

Los satélites de telecomunicaciones, la más comercial de las aplicaciones espaciales, deben innovar (funcionan durante unos quince años) y controlar el riesgo tecnológico ante las costosas inversiones que suponen, dijo a Efe el director de Proyectos Futuros en Telecomunicaciones y Aplicaciones Integradas, Xavier Lobao.

ESTEC también participa en las misiones de observación de la Tierra, como el satélite SMOS, que mide la humedad terrestre y la salinidad de los océanos para mejorar las predicciones meteorológicas y luchar contra el cambio climático, o en PARIS, que con señales de navegación reflejadas en la superficie terrestre puede detectar tsunamis.

Para el experto en observación de la Tierra Manuel Martín, estas actividades aumentan el empleo en el sector tecnológico europeo y el interés de muchos estudiantes por la ciencia e ingeniería.

Las comunicaciones, uno de los sistemas esenciales de las misiones, también se gestionan en este centro y se diseñan en colaboración con la industria.

"Tienen que funcionar siempre, durante toda la vida del satélite. Es importante que siempre lo podamos comandar y controlar en tierra la telemetría, su salud y los datos científicos que envía", destacó la ingeniera de telecomunicaciones Mónica Martínez.

Desde ESTEC se vigila también que no haya interferencias en las bandas de frecuencia que usan los satélites para "estar seguros de que la inversión tan grande que se hace no se vea perjudicada", indicó la ingeniera de gestión de frecuencias Elena Daganzo.

Además, la ESA requiere que sus misiones cada vez generen menos deshechos espaciales, para lo que hay un departamento en ESTEC de calidad y seguridad que se asegura de que se diseñen de manera "sostenible", y que vela por que cerca de 17.000 fragmentos no pongan en riesgo los satélites o incluso a la Estación Espacial Internacional, explica la gerente de este servicio, Maite Trujillo.

La ESA también se ha apuntado a la exploración de Marte con el desarrollo desde este centro de las misiones ExoMars, que se lanzarán en 2016 y 2018 y que tratarán de averiguar más sobre la existencia en ese planeta de metano, cuyo origen puede ser biológico, y de encontrar trazas de vida en el subsuelo marciano.

"Si encontráramos señales de vida en Marte de épocas muy remotas, quizá nos permitiría también aprender cómo se pasó de química a biología en nuestro planeta", enfatizó el científico del proyecto ExoMars Jorge Vago.

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