Compromete un esfuerzo fiscal del 1% del PIB

El Eurogrupo deja la respuesta fiscal al coronavirus en el tejado de los países

  • Bruselas respaldará de momento con los 65.000 millones ya comprometidos los esfuerzos fiscales que hagan los países para apuntalar sus economías.
El ministro portugués de Economía, Mário Centeno (EFE/ Jose Sena Goulao)
El ministro portugués de Economía, Mário Centeno (EFE/ Jose Sena Goulao)

Si alguien esperaba que la Europa del euro sacara el 'bazoka' puede esperar a otro día. No habrá un fondo europeo para dar respuesta a la crisis económica desencadenada por el coronavirus. Habrá respuestas nacionales, como siempre, coordinadas en sus objetivos y que agregadas supondrán un esfuerzo fiscal equivalente al 1% del PIB del euro, según ha anunciado este lunes el presidente del eurogrupo, Mario Centeno; habrá también un apoyo extra de 65.000 millones de euros por parte de la Comisión Europea; y finalmente habrá una actuación de emergencia por parte del Banco Europeo de Inversiones para mejorar la situación de 150.000 empresas europeas. De momento, ésta será la respuesta del euro a la amenaza de recesión que trae el Covid-19, a la espera de nuevas reuniones que se irán celebrando en las próximas semanas. La reacción será por tanto modulada y adaptativa a la situación. Así es Europa.

Las expectativas -tal vez demasiado optimistas- de una respuesta contundente por parte de la Europa del euro a la parálisis económica europea quedaron defraudadas. La vicepresidente de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, irá este martes al Consejo de Ministros sin ningún tipo de certeza sobre la posibilidad de que Europa sufrague parte de la factura derivada de la contención de los devastadores efectos económicos que la paralización de la actividad derivada del coronavirus tendrá sobre la economía española. 

De la reunión de más de cuatro horas de los ministros de Economía de la Europa del euro no salió ningún compromiso adicional de gasto, más allá del que ya han comprometido los países en sus paquetes nacionales de emergencia y de los que ya anunció la Comisión en forma de 37.000 millones de euros a escala continental para sufragar parte de los costes que generará la crisis sobre los sectores sanitarios, el tejido empresarial de pymes y el empleo; y los otros 28.000 millones en forma de adelantos de fondos estructurales. También estarán las medidas del Banco Europea de Inversiones para tratar de estimular la actividad.

Sin nada mucho más novedoso que presentar, el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, decidió salvar el balance de la reunión con una estimación del agregado del esfuerzo fiscal de los países que supondrá, dijo, una cantidad equivalente al 1% del PIB europeo, y del 10% si de lo que se habla es de aplazamientos, créditos blancos y medidas para aliviar la tesorería del sector productivo.

"Tomaremos cualquier acción política coordinada y decisiva que sea necesaria, incluyendo medidas fiscales, para apoyar el crecimiento y el empleo", reza la declaración aprobada por el Eurogrupo tras una reunión por videoconferencia, cuyo contenido pasa revista a las medidas ya anunciadas a nivel nacional y comunitario, informa la Agencia Efe. Una versión descafeinada del 'whatever it takes' de Mario Draghi, ya que al cabo en aquel caso el discurso vino acompañado de una actuación sin precedentes del BCE para estabilizar la economía de la zona euro.

Una actuación que por lo visto los países del euro -o al menos los que mandan en ese club- no consideran esencial en estos momentos, a juzgar tanto por la reunión de este lunes, como por la reacción tibia a la crisis de la Comisión Europea y también del Banco Central Europeo.

Las consecuencias para España

La actitud contemplativa de los países del euro ante la situación que está creando el coronavirus deja en una posición complicada a la vicepresidente de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que confiaba en una reacción europeo para sufragar la factura de las medidas económicas y laborales que el Consejo de Ministros tendrá que tomar este martes a nivel doméstico. La falta de respaldo financiero europeo compromete la potencia de las medidas del Gobierno, que se ve en la obligación de tratar de contener el daño sobre trabajadores, empresas y profesionales, con un ojo puesto en las cuentas públicas y en la potencialmente perjudicial para España respuesta de los inversores a esta nueva muestra de tibieza del 'club del euro'. Los analistas apuntaban a que una respuesta tibia de Europa a la crisis podría reavivar las tensiones en los mercados de deuda y eso nunca es bueno para los intereses de España, vinculada ya por tradición al destino de Italia, Portugal y Grecia.

Si en los últimos días el Gobierno se debatía entre la postura más cauta de la vicepresidenta de Asuntos Económicos y la ministra de Hacienda en términos de determinación e impacto en el gasto público de las medidas a tomar, y la más decidida de los ministerios laborales -Trabajo y Seguridad Social- y del vicepresidente Pablo Iglesias, el resultado de la reunión augura un continuismo en la estrategia 'adaptativa' del Gobierno de ir dosificando las medidas al compás de la gravedad de la situación, eludiendo poner encima de la mesa una solución definitiva a corto plazo.

Mostrar comentarios