Los países europeos se lanzan a la reconquista de los mares como fórmula para reducir los gases de efecto invernadero que generan el transporte de mercancías y personas. Esta misma semana, la Embajada del Reino Unido en España junto a la fundación internacional Global Maritime Forum han presentado un informe con el que trata de fomentar el trasvase de mercancías a los corredores marítimos, un nuevo planteamiento para reducir el impacto que genera su transporte por carretera.
Su principal conclusión pasa por la posibilidad de establecer tres rutas marítimas preferentes, con origen en puertos británicos y destinos Bilbao, Santander y A Coruña, que aspiran a convertirse en 'pasillos verdes' para agilizar el envío de mercancías y el paso de cruceros entre ambos países. Para diseñar este plan, el gobierno británico ha ejecutado varias encuestas y mantenido reuniones con actores implicados en la industria marítima mundial y aspira ahora a que instituciones públicas y privadas trabajen juntas. Lo hace después de comprometerse en la 26ª Cumbre del Clima, que tuvo lugar en Glasgow, a fomentar el transporte 'cero emisiones' mediante el establecimiento de corredores marítimos verdes, una declaración a la que se sumó España.
Para que estos corredores lleguen a establecerse hace falta, sobre todo, la implicación de las distintas figuras que forman parte de este modelo de transporte: que las cadenas de valor colaboren entre sí, rutas viables en términos de combustible, demanda de envíos ecológicos por parte de los clientes y una regulación favorable. En 2018, la Organización Marítima Internacional acordó una estrategia común para reducir los gases de efecto invernadero que ocasionan los grandes barcos, con vistas a disminuir en un 50% su emisión en 2050 respecto a los datos de 2008. Sin embargo, las cifras muestran lo contrario: podrían aumentar entre un 90% y un 130%.
La UE mira al Mediterráneo
Mientras los británicos deciden qué hacer con sus políticas de transporte, la Unión Europea acelera en el mismo sentido, pero mira hacia el mar Mediterráneo, cuyos puertos y centros logísticos han demostrado una gran capacidad para adaptarse a los grandes cambios que viene sufriendo la logística por barco. Recientemente, los ministros de transportes de la Unión Europea junto a 16 países del sur y este del Mediterráneo acordaron la puesta en marcha de un nuevo Plan de Acción Regional de Transporte, que busca impulsar la cooperación multilateral hasta el año 2027 y acelerar las colaboraciones entre los países implicados.
Ese mismo plan incluye una iniciativa clave en el control de la contaminación. Desde 2025, todo el Mediterráneo será considerado como 'Área de control de emisiones', con el objetivo de reducir las emisiones de óxidos de azufre en un 80% mediante el endurecimiento de las normas sobre los gases de escape de los buques. Esta iniciativa, que obligará a utilizar combustible marino con bajos niveles de azufre (pasará del 0,5% al 0,1%) permitirá reducir las emisiones de polvos finos nocivos (PM 2.5) en un 25% y reducir la acidez de aguas y suelos.
Túnel bajo el Estrecho y autopistas marítimas
Las exigencias de España, a este respecto, pasan por acelerar el desarrollo de las llamadas "autopistas del mar" que permitan conectar Europa con el sur del Mediterráneo, mejorar las conexiones entre ambas partes del globo y que los puertos del entorno se conviertan en plataformas logísticas de los flujos comerciales con Asia.
El Gobierno de Sánchez insiste también en la resurrección de un proyecto 'estrella' que llevaba años guardado en un cajón: el enlace fijo entre España y Marruecos bajo el Estrecho de Gibraltar, convertido ya en una de las líneas de trabajo del Ministerio de Transportes. Hace unas semanas, la secretaria general de Transporte, Carmen Librero, defendió el interés de España por desarrollar este túnel submarino que conectará sendos continentes como una forma de fomentar la "cooperación Euromediterránea".
Librero reconoció que, aunque es un proyecto a muy largo plazo, el hecho de estar trabajando en él "supone un elemento de movilización" y permite actuar como "catalizador" para planificar las infraestructuras de toda la zona mediterránea. Según reconoció el Ministerio, España y Marruecos trabajan en un plan de trabajo conjunto para ejecutar esta futura infraestructura, idea que se dará a conocer en un futuro.
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