La creciente popularidad de las criptomonedas ha impulsado a diferentes organismos a alertar sobre los riesgos de estas inversiones que no están reguladas por ninguna institución, como ha hecho esta semana la CNMV ante el macroevento que se celebrará este fin de semana en Madrid. Sin embargo, más allá de las contraindicaciones económicas, desde el campo de la Psicología cada vez son más los expertos que identifican la especulación con criptomonedas como una potencial amenaza para el desarrollo de la ludopatía. De hecho, el Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas, que es el primer centro de España especializado en estos casos, afirma que es una adicción en auge.
El perfil de aquellos con esta adicción es el de una persona joven de entre 20 y 30 años, con estudios universitarios, pero que carece tanto de conocimientos financieros como estadísticos, señala la psicóloga clínica Consuelo Tomás en un comunicado del Colegio de Psicología de la Comunitat Valenciana. Estos jóvenes acceden al entorno de las criptomonedas a través de amigos o incluso siguiendo los consejos de Youtubers, famosos o ‘influencers’ que las promocionan a cambio de dinero. Aunque en el centro también han identificado un perfil de adicto que ha sustituido su enganche a las apuestas deportivas, ampliamente fomentadas entre los jóvenes, por el mundo de las criptomonedas.
En el texto, la experta enfatiza la diferencia entre la inversión en estas monedas digitales y la especulación con ellas, que puede ser determinante para desarrollar o no un problema de ludopatía. La inversión requiere un análisis racional, que pone límites económicos en ciertos plazos, en cambio, la especulación se mueve por la búsqueda de ganancias rápidas, lo que puede conducir a una pérdida de control. Este es el disparo de partida para el desarrollo de una adicción. “Esta especulación tiene un elevado potencial adictivo debido al refuerzo intermitente y a la conexión en línea que permite ‘jugar’ a cualquier hora y en cualquier lugar”, señala Tomás.
Estos rasgos hacen de esta nueva ludopatía un tipo de adicción más peligrosa que las de las apuestas o las máquinas tragaperras, a ojos de la experta, ya que pueden desarrollarse en la privacidad del domicilio, sin necesidad de salir a la calle o exponerse a los juicios sociales. “El potencial adictivo es elevado, debido a sesgos como que si gano una vez, aunque pierda podré ganas en muchas más ocasiones, o a que se tienden a minimizar las veces que se pierden”, explica. Aunque destaca, que a diferencia de lo que ocurre con otras adicciones, a las personas que especulan con criptomonedas se les presupone un estatus por el que son más inteligentes o poseen ciertos conocimientos, cuando se trata de un escenario volátil que escapa de su control.
En los últimos años, esta problemática también se ha abordado desde el plano académico. Una tesis publicada en el mes de mayo por la Middle East Technical University, en la que se llevó a cabo una investigación cuantitativa y cualitativa con un grupo de personas mayores de edad que en los últimos meses habían llevado a cabo inversiones de riesgo, reveló que todos ellos mencionaron tener dificultades para mantener la distancia con las criptodivisas. También, que el discurso por el que se persigue crear dinero a partir del dinero, en lugar de usar el trabajo como medio, había alimentado en los participantes un discurso narcisista por el que se habían terminado por creer expertos en la materia, a pesar de haber enfrentado importantes pérdidas en los últimos meses.
Los resultados preliminares de otro ‘paper’ publicado por el Centro de Estudios de Juego de la Rutgers Univesity muestran que el comercio de criptomonedas está fuertemente asociado con la gravedad del problema de juego. Además, encontraron que las apuestas deportivas, el comercio de acciones de alto riesgo y tener desarrollado un proyecto con el juego amplían las posibilidades de haber especulado con criptomonedas en el último año. En cambio, el juego en casinos físicos disminuía las opciones de haber invertido en monedas digitales. También comprobaron que aquellos que especulaban tanto con acciones de riesgo como con criptomonedas, presentaban mayores problemas de juego y síntomas de depresión y ansiedad, frente a los que lo hacían por separado, signos propios de sufrir ludopatía.
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