Expresidente CatalunyaCaixa dimitió al querer dar más poder al consejo

  • El expresidente de CatalunyaCaixa Fernando Casado dimitió tan sólo tres meses después de su nombramiento al comprobar que "todo el peso" de la gestión recaía en el entonces director general, Adolf Todó, y que no podría llevar a cabo un cambio de gobernanza que otorgara más poder al consejo.

Barcelona, 29 jul.- El expresidente de CatalunyaCaixa Fernando Casado dimitió tan sólo tres meses después de su nombramiento al comprobar que "todo el peso" de la gestión recaía en el entonces director general, Adolf Todó, y que no podría llevar a cabo un cambio de gobernanza que otorgara más poder al consejo.

Casado, que hasta su llegada a CatalunyaCaixa era director general del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), fue el candidato de consenso al que llegaron PSC y CiU para sustituir a Narcís Serra en la presidencia de esta entidad, fruto de la fusión de Caixa Catalunya, Caixa Manresa y Caixa Tarragona.

Fernando Casado, que se incorporó a CatalunyaCaixa en noviembre de 2010 y renunció en febrero de 2011, ha comparecido hoy en la comisión de investigación de la banca en el Parlamento, donde ha asegurado que al asumir el cargo se encontró con una entidad con el poder ejecutivo concentrado en la figura del director general y con un consejo de administración poco profesionalizado y poco conocedor de los temas que afectaban a la entidad.

En este contexto, Casado se propuso llevar a cabo una profunda "reforma del modelo de gobernanza" que implicara una descentralización de los órganos de decisión y una mejora del nivel de conocimiento de los consejeros sobre las cuestiones que se tenían que tratar en el consejo a través de la constitución de diferentes grupos de trabajo.

"Quería que el gobierno pasara por el consejo de administración y su presidente, porque entonces había una cultura en la que giraba todo alrededor de las decisiones del director general. Esa era mi aportación, que hubiera un equilibrio de poder", ha afirmado Casado.

Sin embargo, el entonces presidente de CatalunyaCaixa se encontró con la oposición de Adolf Todó y con que las "prioridades" de la entidad, ya entonces supervisada por el Fondo de Reestructuración Bancaria (FROB), eran otras, más centradas en cuestiones económicas que en la reforma de su modelo de gestión.

"Pensaba que tenía el apoyo de la Generalitat, de las diputaciones y de los sindicatos, pero me equivoqué", ha admitido Casado.

El compareciente ha negado, por tanto, que su dimisión se debiera a motivos económicos, como entonces se publicó, pese a reconocer que al llegar a CatalunyaCaixa consideró que su remuneración "no era la adecuada" y encargó un estudio que evaluara y fijara el sueldo que le debía corresponder en función de sus responsabilidades.

Casado ha indicado también que a su llegada a CatalunyaCaixa se encontró con unos problemas mayores de los que podía imaginar, fruto, en parte, de un modelo de gestión previo que "no tuvo rigor ni control" en la concesión de hipotecas.

Sobre la situación actual de CatalunyaCaixa, entidad que ahora está en manos del FROB y que ha recibido más de 12.000 millones de euros en ayudas públicas, Fernando Casado ha sido contundente y ha asegurado que su viabilidad pasa por "venderla al mejor postor".

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