Fannie Mae y Freddie Mac, dos ángeles que siguen caídos dos años después

  • El 7 de septiembre de 2008 el mundo conoció que los dos gigantes hipotecarios estadounidenses Fannie Mae y Freddie Mac iban derechos a la bancarrota. Ya han pasado dos años desde entonces y la vida para estas dos empresas sigue prácticamente igual.
Ana P. Alarcos

Ya han pasado dos años desde que la crisis financiera mostró su cara más virulenta y, desde entonces, poco han cambiado las cosas para Fannie Mae y Freddie Mac. El 7 de septiembre de 2008, el mundo conoció que los dos gigantes hipotecarios estadounidenses iban derechos a la bancarrota.

La inminente caída libre de estas dos compañías hizo temblar los cimientos de la primera economía del mundo. Desde luego, había motivos para ello. Fannie Mae y Freddie Mac tenían o respaldaban aproximadamente la mitad de las hipotecas en Estados Unidos, un negocio basado en financiar a bancos y prestamistas, además de agrupar hipotecas en paquetes –las famosas hipotecas tóxicas o subprime- que luego se vendían a los inversores.

Su tropiezo, casi al borde del colapso, fue el principio de la crisis económica y financiera y el fin del mercado hipotecario norteamericano conocido hasta ese momento. Por ello, el Gobierno de Bush–el entonces presidente- tuvo que tirar de chequera para salvar ambas entidades y evitar que se llevaran por delante la estabilidad del sistema financiero del país.

Después de su rescate –la mayor intervención estatal en la historia de Estados Unidos que se llegó a cifrar en 400.000 millones de dólares (316.000 millones de euros)-, el mundo aprendió una lección. Nunca más se concederían créditos sin exigir avales suficientes, algo que se ha convertido en una condición sine qua non para evitar bancarrotas de tal envergadura.

A Freddie Mac y Fannie Mae, al menos, les salió muy caro saltarse esta máxima. De hecho, las pérdidas de las hipotecarias han seguido creciendo a pesar de la intervención del Gobierno estadounidense. Según Lorena Ratto, colaboradora de finanzza$.com, "llegaron a perder unos 166.000 millones de dólares (unos 130.400 millones de euros), al haber avalado hipotecas desde fines de 2007 hasta Junio de 2010".

Estas incesantes pérdidas han sido una de las razones por las que los dos gigantes se han visto obligadas a abandonar hace apenas dos meses la bolsa de Nueva York. Fannie y Freddie dejaron de cotizar el pasado 28 de junio y puede que éste haya sido el principal cambio que han sufrido las agencias hipotecarias, porque su legado se reduce a endurecer las condiciones del mercado crediticio.

"La experiencia es un grado, y más en este sentido. El control y la supervisión que han puesto en marcha las autoridades internacionales a raíz de la crisis van encaminadas a que no se vuelva a producir un desplome similar", explica Julián Benavente, analista de CM Capital Markets.

Su opinión la comparte Javier Barrio, de BPI, que considera que "la tormenta financiera ha obligado a los gobiernos centrales a tomar medidas que eviten situaciones como la de Fannie y Freddie. Algo así podría volver a ocurrir, aunque no parece que vaya a ser a corto plazo porque la gravedad de la crisis ha extremado las medidas de precaución. Al menos, durante un tiempo".

Siguiendo esta misma línea, Nuria Álvarez, de Renta Cuatro, comenta que "las restricciones a las que se han sometido tanto el sector inmobiliario como el financiero deberían impedir que se repitiera otro caso así. De hecho, ahora prima la prudencia a la hora de conceder créditos. Se ha convertido en lo más importante".

Puede que éste sea el motivo que haya llevado a la Reserva Federal -el banco central de Estados Unidos-, a plantearse la creación un sistema financiero en el que existan entidades como Fannie y Freddie, y a través del cual el Gobierno pueda conceder créditos hipotecarios sin correr riesgos.

Además, el propio Ben Bernanke -el presidente de la Fed- ha confirmado que presentará en enero una "propuesta de reforma de amplio alcance" de las dos compañías. Si tal propuesta se llega a materializar, el Gobierno de Barack Obama zanjará, de una vez por todas, el dilema sobre qué hacer con las hipotecarias, de cuyo futuro sólo se conoce una cuestión: no pueden volver a la estructura que tenían antes de la crisis.

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