Informe de la AIE

'Fast and Furious': así será la escalada de los precios de la energía hasta marzo

La combinación de factores geopolíticos y económicos anticipan un escenario en el que la energía seguirá batiendo récords. La demanda asiática ha demostrado que la oferta mundial es insuficiente.

El precio de la transición ecológica
'Fast and Furious': así será la escalada de los precios de la energía hasta marzo
EFE

Rápida y furiosa. Así califica la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la brutal subida del gas natural en Europa y es que los mercados no anticipan buenas noticias para los consumidores energéticos… y tampoco para los gobiernos. Si hace apenas diez años era la prima de riesgo la que marcaba la agenda, ahora son los precios de la luz, el gas y la gasolina los que están en el centro de la vida política y mediática.

Por desgracia, la combinación de factores geopolíticos y económicos anticipan un escenario en el que la energía seguirá batiendo récords. Así lo asegura la AIE que liberó ayer su informe sobre el cuarto trimestre de 2021. En el mismo augura unos precios récord de la energía cuyas causas son conocidas: “Recuperación de la demanda mundial, cortes de suministros no planificados y eventos climáticos extremos”.

El propio organismo pone de manifiesto la preocupación por la inestabilidad y volatilidad en los mercados del gas. Hace apenas un año, con un exceso de oferta y una demanda paupérrima, los precios alcanzaron sus índices más bajos de los últimos cinco años. Hoy la situación es radicalmente diferente. La demanda asiática ha demostrado que la oferta mundial es insuficiente para abastecer las industrias y el consumo doméstico europeo, por lo que, siguiendo las leyes del capitalismo, el precio se ha incrementado más de un 280% desde el mes de enero.

La incapacidad de las reservas mundiales de gas para hacer frente a la escalada de precios también se subraya en el informe. El almacenamiento estratégico permite afrontar con mayores garantías los periodos en los que la oferta de gas es escasa y a la vez permiten aplanar la curva de precios. Para la AIE "la capacidad de almacenamiento subterráneo de gas jugó un papel central en la provisión de flexibilidad transregional durante la ola de frío de enero", pero en este caso las reservas europeas y asiáticas se encuentran bajo mínimos, por lo que dependen directamente de las importaciones de gas procedentes de gasoductos o de metaneros.

Sin embargo, al final del túnel parece que se atisba una pequeña luz. El documento señala la recuperación de la senda de la tranquilidad para el GNL, el gas que viaja embarcado, gracias a la llegada de nuevos buques metaneros que aliviarán la precaria situación en la que se encuentra la flota mundial de este tipo de navíos, imprescindibles para hacer llegar el gas desde los puertos internacionales, reforzando el suministro de gas en todo el continente.

Para la AIE, la situación del mercado del gas es coyuntural y estacional, debido al descenso de temperaturas que se pronostica para los meses invernales. Será a comienzos de la primavera cuando la situación comience a dar un respiro a los bolsillos. Coincidiendo con estas fechas, la cotización del TTF, el indicador de referencia en Europa, se prevé que descienda un 40% con respecto al mismo trimestre del año actual que, unido al 10% en que se estima pudiera descender el GNL por la mejora de las condiciones de transporte mitigaría en gran medida la endiablada escalada en los precios del gas.

No sólo el gas…

La influencia del gas sobre el precio de la electricidad es también una constante que hemos aprendido durante los algunos meses. Su alto precio provoca un efecto dominó en la factura de la luz. Al aumentar la cotización de las materias primas basadas en el carbono, se incrementan también las emisiones de CO2 y esto retroalimenta el encarecimiento en la adquisición de derechos que también han aumentado exponencialmente su cotización en el mercado internacional.

En declaraciones a la Agencia EFE, el analista financiero Juan Ignacio Crespo vislumbra un descenso en el precio del gas coincidente con la AIE. "Si nos fijamos en los precios del mercado de futuros, al gas le quedaría un 4% o un 5% de subida como máximo. A partir de ahí, en los meses de marzo o abril se puede ver una bajada fuerte, del 20% o el 30%. Pero esto es lo que dice el mercado de futuros, que no quiere decir que sea lo que vaya a pasar". Trasladado a la electricidad, una bajada de esa magnitud tendría una repercusión directa sobre la factura mensual de unos 7 u 8 euros de un consumidor doméstico medio, algo que, unido a las medidas de reducción fiscal impuestas por el gobierno, realmente provocarían un descenso a niveles mínimos del gasto energético de hogares y pymes.

La gasolina viene a unirse al ciclo de altos costes de la energía. Su cotización supera los 80 dólares por primera vez en los últimos tres años. Gran parte de los analistas internacionales coinciden en que el petróleo continuará este crecimiento en el medio plazo debido al aumento de demanda y a la escasez de suministro. Goldman Sachs, citado por el prestigioso portal de información económica Barron’s, ha vaticinado que los precios podrían alcanzar incluso los 90 dólares por barril a finales de año. En lo que va de 2021, el Brent, el indicador europeo, ha ganado cerca de un 55%, mientras que la referencia en Estados Unidos, el West Texas, se sitúa en los 75 dólares por barril.

Los suministros de petróleo también están expuestos a las inclemencias climatológicas. Los huracanes Ida y Nicolás han paralizado y dañado durante un mes la producción y transporte en el Golfo de México. El deterioro en las explotaciones norteamericanas ha ocasionado una reducción de la oferta, mientras que la demanda se ha visto alterada precisamente por el elevado precio del gas. Este factor ha hecho del petróleo una alternativa más económica para la generación de energía. Incluso el carbón se ha visto reforzado en esta alocada guerra de precios. Algunos países, como Polonia, han optado por esta fuente de energía autóctona, pero altamente contaminante, para paliar sus necesidades cara al crudo invierno.

Las previsiones también favorecen una bajada del precio del petróleo a medio plazo, si bien están íntimamente ligadas a que el gas haga lo mismo en la próxima primavera. La llegada de temperaturas más suaves y la pacificación de las tensiones geopolíticas que sufre el aprovisionamiento gasístico europeo, principalmente por parte de la negativa rusa a aumentar la exportación hacia la UE, favorecerán la corrección de los precios.

En ese escenario, la posición dominante que juega la OPEP en la fijación de los precios de los combustibles supone un lastre. Las continuas reticencias a aumentar la producción son fiel reflejo de su intención de mantener durante todo el tiempo que sea posible un petróleo caro, permitiendo así obtener mayores ganancias con una economía mundial que da claros signos de recuperación económica y, por extensión, de un aumento de la demanda de energía.

En definitiva, a los ya presionados bolsillos de los consumidores europeos de energía no les queda más remedio que afrontar un inverno crudo que anticipa una primavera algo más templada que el estado actual de una economía que, como antaño, tiene que mirar al cielo y los astros para poder pronosticar su evolución.

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