Decide el miércoles

La inestabilidad obliga a Powell a buscar el equilibrio entre el IPC y los mercados

El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), que inicia hoy su reunión de dos días, encara una inflación que, pese a haberse desacelerado, se mantiene en el 6%, en un escenario de turbulencias financieras.

El presidente de la Fed, Jerome Powell
El presidente de la Fed, Jerome Powell
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Las turbulencias en los mercados financieros a raíz de la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y los coletazos de la crisis de Credit Suisse en Europa obligan a la Reserva Federal a encontrar este miércoles el equilibrio siempre difícil entre la razón y la emoción... entre lo que la macroeconomía dice y lo que una parte de los mercados preferiría escuchar. El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), que inicia hoy su reunión de dos días, debe contrarrestar con sus decisiones de política monetaria una inflación que, pese a haberse desacelerado, se mantiene en el 6% en Estados Unidos, y enfriar para ello un mercado de trabajo que volvió a superar todas las expectativas en febrero tras haber sumado 311.000 empleos más. 

Al mismo tiempo, su decisión debe transmitir un mensaje de calma a unos mercados que pueden venirse abajo ante cualquier mínima señal de que la crisis es más profunda de lo que se ha venido asegurando. La forma de evitar esos sobresaltos indeseados sería mantener su "hoja de ruta" y anunciar un nuevo incremento de los tipos de interés -que estaba previsto en esta reunión- aunque sea más modesto de lo estimado. Es la estrategia que siguió la pasada semana el Banco Central Europeo (BCE), que elevó su tasa de referencia para contener el alza de los precios (medio punto, como había anunciado que haría), pero garantizando a la vez un apoyo sin fisuras al sector bancario para tranquilizar a los depositantes.

Es otro paso al frente como el que dieron el pasado domingo los seis grandes bancos centrales occidentales (la Fed, el BCE, el Banco Nacional Suizo y los de Canadá, Inglaterra y Japón) en una acción coordinada que pretende "mejorar la provisión de liquidez a través de acuerdos permanentes de líneas de intercambio de liquidez en dólares estadounidenses". Un movimiento similar al que los mismos actores realizaron en el peor momento de la pandemia de Covid. Fue una acción rápida con la que los emisores buscaban contener el nerviosismo entre los inversores mundiales al inicio de otra semana cargada de incertidumbre en los mercados.

¿Un alza de 25 puntos básicos?

En principio, estaba previsto que la Fed volviera a elevar este mes el precio del dólar por noveno mes consecutivo desde el rango entre el 4,5 y el 4,75% en el que colocó los tipos el mes pasado. "Creemos que la Fed adoptará un enfoque similar al del BCE, apuntan desde la consultora de análisis de mercados MacroYield, si bien recuerdan que en su caso, dado que el margen de subidas era claramente menor al del emisor del euro y dado que no se había comprometido previamente con un alza de 50 puntos básicos -como sí hizo el BCE-, "lo más probable es que decidan subir 25 puntos básicos", añaden. Al mismo tiempo, subrayará la fortaleza del sistema financiero y la capacidad y disposición de la Fed para hacer frente a cualquier necesidad de liquidez que pueda haber en el sistema. 

Desde Link Securities recuerdan que esa acción se sumará al anuncio de su programa de préstamos a corto plazo 'The Bank Term Funding Program', del que se espera que ejerza de "respaldo eficaz para evitar que otras entidades entren en problemas". Ahora y como hizo el pasado jueves Christine Lagarde, los analistas esperan que Jerome Powell deje claro que en las futuras reuniones de política monetaria las decisiones se adoptarán en función de los datos económicos y financieros. Junto a esto, otra de las claves estará en ver cómo han evolucionado las previsiones de tipos de los miembros del FOMC. "El impacto sobre dólar y renta variable podría ser también alcista si la Fed logra aportar confianza a los inversores", señalan las fuentes consultadas. 

La economía ya ha empezado a ralentizarse

En cualquier caso, es un hecho que la actual situación plantea un dilema muy incómodo a la Fed. Pese a la fortaleza del empleo y la persistencia de la inflación, las perspectivas de la economía estadounidense se han deteriorado sustancialmente en las últimas dos semanas como resultado de las dinámicas del sistema bancario. "Los bancos pequeños y los regionales son importantes proveedores de financiación para muchas pymes que, a su vez, emplean a un gran número de estadounidenses", recuerda Sonia Meskin, responsable de U.S. Macro en BNY Mellon Investment Management.

En el mismo sentido, y dado que el crecimiento del crédito ya se estaba ralentizando en la primera economía del mundo antes de que estallase esta crisis, hay quienes advierten de que ese proceso solo tenderá a agudizarse a corto y medio plazo muy a pesar de las decisiones que adopte la Fed. "Es probable que los bancos regionales muestren una mayor aversión al riesgo, al menos a corto plazo (…) Es difícil creer que estos bancos, temiendo una posible salida brusca de depósitos, no endurezcan sus normas de concesión de préstamos", advierte Tiffany Wilding, economista de Pimco, una de las mayores gestoras de renta fija del mundo. 

Ese proceso podría desencadenar una recesión en una economía que ya dio síntomas de haber echado el freno en el cuarto trimestre del año pasado, tal y como confirmó hace unas semanas la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de Estados Unidos. El PIB avanzó un 2,7% entre octubre y diciembre pasados, dos décimas menos de lo estimado inicialmente, por el frenazo del consumo, principal motor de su economía. Estados Unidos venía de crecer al 3,2% en el trimestre previo. La desaceleración ha ido a más, dado que la producción industrial del país se estancó en febrero, después de subir un 0,3% en enero y de haber retrocedido un 1,4% en diciembre.

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