La ola feminista no solo muere en el Ibex: todo el mercado laboral sufre desigualdad

  • Las mujeres no ocupan ni el 20% de los puestos clave en las grandes compañías, mientras los datos de la Seguridad Social amplían la brecha en 2018.
Mujeres en una manifestación por la igualdad.
Mujeres en una manifestación por la igualdad.
EFE

La que los teóricos ya han bautizado como 'la cuarta ola del movimiento feminista' no solo se ha estampado en nuestro país contra el Ibex 35, donde la presencia de las mujeres en la alta dirección de las empresas sigue siendo una de las grandes lacras del mercado laboral, sino que tampoco ha logrado calar en el empleo de a pie. Las brechas de género en los registros de la Seguridad Social, lejos de cerrarse, se ampliaron en 2018, el año en el que las feministas salieron a la calle para luchar contra la violencia machista y reivindicar la igualdad de derechos respecto a los hombres en el acceso al trabajo, en la promoción y en su remuneración.

Los datos son demoledores: las mujeres no ocupan ni el 20% de los puestos de dirección del Ibex. Esto significa que ocho de cada diez cargos clave en la toma de decisiones de las 35 empresas españolas con más liquidez que cotizan en Bolsa están ocupados por hombres. Lo pone negro sobre blanco el primer estudio centrado en la materia, elaborado por la Asociación Española de Ejecutivas y Consejeras (EJE&CON) y Atrevia.

El informe revela que las mujeres componen solo el 23,5% de los consejos de administración, frente a la recomendación del Código de Buen Gobierno de la CNMV que fija como objetivo que todas las empresas cotizadas cuenten en 2020 con al menos un 30% de mujeres en los consejos. Una cifra que podría conseguirse, a tenor de los datos del mercado laboral español. Las conclusiones del estudio 'Diversidad de Género en los Consejos: el caso de España tras la Ley de Igualdad' señalan que, según la EPA, hay 236.000 mujeres que son directoras y gerentes. La misma encuesta muestra que hay más mujeres ocupadas con educación superior que hombres, por lo que los investigadores de Fedea concluyen que "no parece haber una justificación en base a la meritocracia para no alcanzar el objetivo del 30% a corto plazo".

Son las poderosas del Ibex –mujeres como Ana Botín (Santander), María Dolores Dancausa (Bankinter), Cristina Ruiz (Indra), Vanisha Mittal (ArcelorMittal) o María José García Beato (Sabadell)– y no dejan de constituir el reflejo de una clase trabajadora estancada en materia de igualdad. El avance de la mujer dentro de las estructuras empresariales en España ha sido dolorosamente lento, de acuerdo con el informe Women in Business de Grant Thornton, que constata el estancamiento en el porcentaje de directivas en las empresas españolas en el 27%. Esta proporción apenas se ha movido un 5% desde el año 2011. 

Pero no solo en el nivel directivo. Incluso en los estratos inferiores, las bases de datos de la Seguridad Social acreditan el estancamiento de la presencia femenina en el mercado laboral en 2018, cuando a pesar de registrar un máximo histórico de 8.826.470 mujeres afiliadas, el porcentaje sobre el total de ocupados casi no se ha movido desde el 46,34% de diciembre de 2017 hasta el 46,4% y, de hecho, esta proporción se mantiene prácticamente intacta desde 2012.

Trabajan más hombres que mujeres, y también hay más paradas que parados. De nuevo, mirando el cierre del año pasado, nos encontramos con 1,8 millones de mujeres en paro, frente a 1,3 millones de hombres. El desempleo femenino sobre el total de desempleados escaló en 2018 hasta el 58%, una décima más que un año antes, mientras los hombres pasaron del 43% al 42%. Y la última tasa de paro disponible, la que arrojó la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre, eleva tres décimas la proporción de mujeres que quieren trabajar y no pueden, hasta el 16,22%, desde el 13,12% de los varones en esta misma situación.

A la vista de los datos, se puede concluir que poco ha cambiado en términos de paridad de género en un año clave en esta materia. A nadie se le escapa que el pasado 2018 marcó un punto de inflexión en la incidencia del feminismo en la sociedad española. El eco del movimiento 'Me too' llegaba del otro lado del Atlántico para apuntalar la lucha contra las violencias machistas y por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en el ámbito económico y salarial. España se subía a la cuarta ola feminista, precedida por las que reivindicaron la ciudadanía de las mujeres en el siglo XVIII, el derecho a voto en el XIX y el divorcio y el aborto, entre otros, en la segunda mitad del siglo XX. 

El Día de la Mujer fue histórico. En la jornada del 8 de marzo, aupada por los sindicatos CCOO y UGT, predominó el argumentario económico. El objetivo: acabar con la brecha salarial de género y alcanzar condiciones laborales de contratación, promoción y remuneración dignas. Los datos más recientes hablan por sí solos: las mujeres ganan un 14% menos que los hombres, según el indicador ajustado de la Comisión Europea, que se refiere a la hora trabajada; y la diferencia escala al 23% si se tiene en cuenta la ganancia media anual (20.131 euros para ellas, frente los 25.924 de ellos) que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La factura de la maternidad

Si bien hay que tener en cuenta toda una serie de circunstancias que condicionan el desempeño laboral de las mujeres, por una cuestión básicamente sexual, es decir, por el mero hecho de nacer mujeres. Tanto es así que la maternidad dispara la brecha salarial de género: a medida que las mujeres entran en las edades más frecuentes para tener hijos, sus salarios disminuyen respecto a los hombres que desempeñan el mismo puesto de trabajo. Si antes de los 30 años los sueldos son más parecidos (un 4% más bajos los de ellas), a partir de la treintena la brecha escala al 10%. A los 40, las mujeres ya cobran, de media, un 15% menos, cifra que llega al 20% cuando nos referimos a personas de más de 50 años.

Los anteriores son cálculos que ha hecho la Organización Internacional del Trabajo y que ha tenido en cuenta el Gobierno al impulsar en el Congreso de los Diputados su proposición de Ley de igualdad laboral, que contempla multas de hasta 50.000 euros para los empresarios que impidan "el ejercicio responsable de los derechos de conciliación de la vida personal, familiar y laboral" y establece la obligación, a partir del año 2023, de contar con representación equilibrada de mujeres y hombres en los consejos de administración de las empresas.

Sin embargo, los logros del Gobierno más feminista de la democracia española, hasta ahora, han sido escasos en este sentido. En estos momentos hay al menos cinco proposiciones de ley para garantizar la igualdad en el ámbito laboral y empresarial registradas en el Congreso (dos del PSOE, una de Podemos, otra de Ciudadanos y otra del PP), pero la tramitación es lenta y el mercado laboral demanda medidas con urgencia. Los sindicatos CCOO y UGT ya han anunciado movilizaciones que culminarán precisamente este 8 de marzo en una jornada de huelga en la que confluirán con el movimiento feminista "en la exigencia de mayor determinación, valentía y recursos para hacer frente a la brecha de género y a la violencia contra las mujeres".

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