Feria del Libro del Zócalo llega a su recta final entre versos y palabras

  • Versos, lectores insaciables, música, curiosos, miradas que van a una velocidad de vértigo de un título a otro y, sobre todo, páginas, muchas páginas; la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de México, que afronta durante estos días su recta final, es todo un hervidero cultural.

Isabel Reviejo

México, 18 oct.- Versos, lectores insaciables, música, curiosos, miradas que van a una velocidad de vértigo de un título a otro y, sobre todo, páginas, muchas páginas; la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de México, que afronta durante estos días su recta final, es todo un hervidero cultural.

Los expositores, foros y carpas, que tomaron el Zócalo de la capital mexicana el pasado día 10 y permanecerán allí hasta mañana, muestran sus variadas propuestas, talleres y conciertos incluidos, con los que invitan a los visitantes a acercarse a las letras.

En los 7.920 metros cuadrados que abarca el evento hay sitio para todos los géneros y estilos, desde las obras de las editoriales independientes hasta los populares súperventas.

Gabriel García Márquez, J.J Benítez, Elena Poniatowska y Federico Moccia son algunos de los nombres más solicitados en esta XIV edición, aseguran a Efe desde el estand de Planeta.

Los clásicos, a su vez, permanecen incombustibles, como atestiguan autores como Óscar Wilde, Lewis Carroll, George Orwell o Arthur Conan Doyle, que se repiten una y otra vez a lo largo de las hileras de casetas, entre las cuales también se cuela uno que otro título de literatura brasileña -la invitada este año-, como los de Rubem Fonseca.

Los retratos de Octavio Paz, Efraín Huerta y José Revueltas se suceden en un corredor en el que las fotografías se entretejen con sus versos: es la muestra "Imagen y Palabra", que recuerda, como se indica al inicio del recorrido, a tres figuras que fueron "críticos con la realidad urbana", a la par que disfrutaron de ella.

Ellos son, a su vez, tres de los autores a los que, en el centenario de su nacimiento, el evento homenajea.

Un hecho que se nota en las ventas. La "Poesía completa" de Huerta ya está agotada y los volúmenes de Paz son de los más demandados por los visitantes.

La palabra, la gran protagonista de la Feria, se abre paso a codazos entre los 7.920 metros cuadrados que abarca el evento.

Se clava en la retina del visitante, que se detiene ante los muros en los que el movimiento Acción Poética ha escrito citas de figuras como José Emilio Pacheco o Julio Cortázar; y se cuela en los oídos de quien se aproxima a escuchar a los narradores orales o los cuentacuentos, que dan voz y música a leyendas y relatos.

En el canto de una de las múltiples cajas sembradas a lo largo del Zócalo descansa una "Iliada" de Homero, en su interior, se amontonan otras obras como la "Crítica a la escuela" de Fuentes Molinar o una biografía de Nelson Mandela, titulada "No Easy Way to Freedom".

No están a la venta, sino que responden a la petición trazada en su parte frontal: "Dona un libro para la Normal de Ayotzinapa", cuyos alumnos buscan desde hace tres semanas a 43 de sus compañeros desaparecidos en el sur del país.

La narrativa ocupa una importante parte de la oferta, pero la Feria abre sus puertas a materias como la Filosofía, la Historia o la Ciencia.

Así, autores como Jorge Reyes, con su libro "Ensayo sobre Hermenéutica" bajo el brazo, encuentran un lugar para acercarse a un público "no especializado" que de otra forma quizá no se aproximaría a sus obras, "todo un aliciente para quien se dedica a la filosofía", asegura a Efe.

Entre las casetas de las editoriales independientes, nuevas historias y géneros luchan por salir a la luz; así ocurre en la de Comictlan, desde donde se reivindica que la historieta mexicana recupere su puesto como promotor cultural, que facilite la lectura a aquellos que no están acostumbrados a ella.

Algunos paseantes desprenden entusiasmo por sus compras, como Juan, un ávido lector que presume de su nueva adquisición, un volumen de Douglas R. Hofstadter. Otros, como Viviana, caminan aferrados a un libro que, en poco tiempo, cambiarán por otro en el espacio dedicado al trueque de obras.

De vez en cuando, grupos de niños irrumpen en las casetas de literatura infantil, también ellos tienen sus pesos preparados para comprar sus primeros libros.

Con un poco de suerte, en unos años y de una manera u otra, serán ellos los que, entre el bullicio del Zócalo, tomen la palabra.

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