Ferrari por fuera, Toyota por dentro

  • Si uno no tiene dinero para comprar un lujoso Ferrari puede caer en la tentación de encargar a unos expertos del 'tuning' que, por cinco veces menos de lo que vale el coche original, conviertan un Toyota o un Ford en una imitación que, de lejos, "da el pego totalmente", aunque de cerca se deshace el hechizo.

Fran Gallego

Madrid, 31 jul.- Si uno no tiene dinero para comprar un lujoso Ferrari puede caer en la tentación de encargar a unos expertos del 'tuning' que, por cinco veces menos de lo que vale el coche original, conviertan un Toyota o un Ford en una imitación que, de lejos, "da el pego totalmente", aunque de cerca se deshace el hechizo.

Lo que también puede ocurrir a continuación es que la Policía descubra los talleres en los que se lleva a cabo esta milagrosa transformación, detenga a los supuestos 'tuneadores' y te requisen el preciado coche. Y aún pueden acusarte de receptación, que es lo que ahora analizan.

Eso es lo que pasó hace unos días, cuando la Policía detuvo a ocho personas por un delito contra la propiedad industrial por transformar coches de gama media en Ferrari y Aston Martin gracias a su pericia con la fibra de vidrio, que moldeaban para conseguir la forma exterior deseada.

Fueron intervenidos 17 Ferrari y dos Aston Martin, algunos totalmente terminados y otros en proceso de transformación, en dos talleres de las localidades valencianas de Algemesi y Albalat dels Sorells que aparentemente se dedicaban en exclusiva a este negocio: ofrecer réplicas de coches que valen 200.000 euros por 40.000.

Se trata de la primera operación de este tipo que se lleva a cabo en España y, que los investigadores españoles tengan constancia, también en Europa, según ha explicado hoy la inspectora Mónica Dopico al mostrar cinco de los coches requisados.

Cuando los agentes irrumpieron en los talleres se encontraron con varios trabajadores, algunos de ellos recién contratados, que tenían sobre la mesa una foto de uno de los modelos de Ferrari que era lo único que aparentemente les servía de inspiración.

También supieron que habían comenzado a imitar el último modelo de Ferrari disponible en el mercado.

Los coches que estaban acabados, un trabajo para el que les bastaban unas pocas semanas, habían sido vendidos y sus dueños los habían llevado al taller para repararlos, ya que además de retoques externos estos vehículos necesitaban mantenimiento porque la mayoría tiene entre diez y doce años de antigüedad.

Los expertos tuneadores mantenían el motor original pero cambiaban todo el exterior con fibra de vidrio, modificaban el diseño interno completamente y confeccionaban los logotipos de las prestigiosas marcas para pegarlos en los lugares correspondientes.

Su máxima preocupación era la altura del vehículo, ya que es lo único que no podían modificar, y tenían la "desfachatez" -en palabras de la inspectora- de pedir algunas piezas oficiales a las casas originales, aunque solo excepcionalmente.

Los coches antiguos 'tuneados' se rematriculaban para disimular su edad.

"No cabe la posibilidad de que ningún conductor pensara que estaba comprando un Ferrari o un Aston Martin, ya que los coches se vendían como réplicas y en los papeles figuran como Ford o Toyota" y además se vendían por un precio cinco veces inferior al de los originales, ha aseverado la inspectora.

En su opinión, "la gente que utiliza falsificaciones simplemente quiere aparentar lo que no puede comprar", y de ese afán se valían los ahora arrestados para mantener el negocio, que publicitaban a través de internet, consiguiendo clientes de diferentes provincias.

Los dueños de los falsos Ferrari y Aston Martin pasaban la ITV declarando las modificaciones que se habían hecho al vehículo, sin ocultar lo que en realidad eran.

"Circulando dan el pego totalmente, pero de cerca no, y un ojo experto identifica la imitación perfectamente", ha resumido Dopico, que ha mostrado cómo los 'tuneadores' conseguían incluso imitar el rugido de los coches de alta gama.

Todos los detenidos -siete españoles y un rumano- están en libertad, aunque imputados por un delito contra la propiedad industrial, y ahora se estudia si se imputará a los conductores un delito de receptación.

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