Ferrovial sopla 60 velas afianzada como referente global en infraestructuras

  • Desde que en 1952 Rafael del Pino y Moreno fundase en el centro de Madrid una pequeña empresa familiar orientada al sector ferroviario -de ahí su nombre-, Ferrovial cumple este martes 60 años convertida en un referente en infraestructuras con presencia en 15 países y una plantilla de 70.000 empleados.

Cora Serrano

Madrid, 16 dic.- Desde que en 1952 Rafael del Pino y Moreno fundase en el centro de Madrid una pequeña empresa familiar orientada al sector ferroviario -de ahí su nombre-, Ferrovial cumple este martes 60 años convertida en un referente en infraestructuras con presencia en 15 países y una plantilla de 70.000 empleados.

La evolución de Ferrovial, paralela a la transformación que ha experimentado la sociedad española en más de medio siglo de historia, ha hecho de la internacionalización y el crecimiento su seña de identidad, con una cartera de negocios que se extiende al ámbito de la construcción, autopistas, gestión aeroportuaria y servicios.

La política emprendida por la compañía durante estos años ha permitido a Ferrovial alcanzar unas ventas superiores a los 7.000 millones de euros, lograr un beneficio de 1.269 millones a cierre de 2011 y una facturación internacional que ha representado el 63 % del total en los nueve primeros meses del año.

En sus primeros años de vida Ferrovial logró adjudicarse un contrato de Renfe para uno de los tramos de los Enlaces Ferroviarios de Madrid, el comprendido entre Las Rozas y Chamartín, un desafío para la época que aún se conoce en la compañía como "30 kilómetros en 30 días".

Con cerca de 500 empleados en plantilla, la compañía dio el salto en los sesenta al sector de la construcción con obras hidráulicas, edificaciones y carreteras, como la autopista Bilbao-Behovia, o la que discurre entre Burgos-Armiñón, las que también pasó a gestionar.

Fue en la década de los 70 cuando la compañía comenzó su expansión internacional en busca de nuevas oportunidades en un contexto marcado por la crisis del petróleo.

Entonces, el negocio en Libia, con la construcción de más de 700 kilómetros de nuevas vías, llegó a representar un tercio de la facturación. Después del país norteafricano fue el turno de México, Brasil, Paraguay o Túnez, donde construyó la presa de Sidi Aich y el Estadio Olímpico para los Juegos del Mediterráneo de 2001.

Tras unos años volcada en la actividad exterior, que alcanzó el 33 % de la facturación de 1983, Ferrovial participó activamente de la expansión económica que vivió España en los años 80 con su entrada en la Unión Europea.

Durante este periodo, el grupo puso en marcha diversos tramos del AVE entre Madrid y Sevilla y numerosas obras para los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla de 1992.

Ya adentrados en el siglo XX, Ferrovial duplicó su tamaño con la adquisición de Agroman y su incursión en el mercado inmobiliario, al tiempo que comenzó a internacionalizar su negocio de carreteras y, tras desembarcar en Colombia y Chile, el grupo se adjudicó por un periodo de 99 años la explotación de la autopista canadiense ETR 407 en Toronto.

Ese mismo año, Ferrovial dio su salto al parqué en busca de nuevos recursos abriendo al mercado una compañía que sigue controlando en su mayoría la familia Del Pino.

En el nuevo milenio, marcado por el relevo en la presidencia de Ferrovial y la llegada al poder de su hijo Rafael del Pino Calvo-Sotelo, Ferrovial adquirió la constructora polaca Budimex, las firmas de servicios Amey y Cespa, la empresa de "handling" en aeropuertos Swissport (que se vendió en 2011), la tejana Webber e incrementó su negocio aeroportuario con concesiones en México, Reino Unido, Australia y Chile.

Fue en el año 2006 cuando Ferrovial dio un salto al adjudicarse la antigua BAA y pasar a gestionar siete aeropuertos en el Reino Unido, dos ya vendidos y uno en proceso. Esta operación permitió a la compañía afianzarse en el mercado británico, hoy el segundo más relevante para el grupo.

En estos últimos años, en los que la recesión económica ha golpeado dos veces España, la compañía se ha centrado en reducir deuda, en desinvertir en activos no estratégicos y en compensar la debilidad de la demanda doméstica gracias al negocio exterior.

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