Mantiene su calificación en A-

Fitch alerta de la incertidumbre que trae a la economía española el año electoral

La firma estadounidense considera que los comicios del domingo y las generales previstas, en principio, para final de año conllevan cierto "riesgo de relajación fiscal" y de que se aprueben medidas discrecionales adicionales.

Fitch Ratings reduce sus expectativas sobre el crecimiento del PIB español.
Fitch alerta de la incertidumbre que trae a la economía española el año electoral
DIPUTACIÓN FORAL DE ÁLAVA

La agencia de calificación Fitch advierte del "grado de incertidumbre" que puede generar en las finanzas públicas españolas el doble año electoral en un contexto de inflación elevada (la tasa anual de IPC se elevó al 4,1% en abril) y de endurecimiento de las condiciones financieras por la subida de tipos del Banco Central Europeo. La firma estadounidense considera que los comicios municipales y autonómicos del domingo y las generales previstas, en principio, para finales de año conllevan cierto "riesgo de relajación fiscal", ante la posibilidad de que se aprueben medidas discrecionales adicionales. La calificadora ha publicado el viernes por la noche su revisión de la calificación de España, que ha decidido mantener en 'A-' con perspectiva estable. 

En su informe, la firma con sede en Nueva York recuerda que el resultado de las elecciones del 28 de mayo será un "importante indicador" de cara a las generales que, como mucho, tendrían que celebrarse el próximo 10 de diciembre. Lo harán en un contexto en el que, a su juicio, el impacto del endurecimiento de las condiciones financieras y la elevada inflación subyacente "pesarán sobre las perspectivas económicas". Sin embargo, en la agencia confían en que el poder adquisitivo de los hogares se mantenga gracias al aumento de los salarios (tras la renovación de convenios y el aumento del salario mínimo), también gracias a las inversiones impulsadas por la absorción de fondos Next Generation. 

Según sus cálculos, España registrará, un crecimiento superior a la media de la zona euro. De cara a este año han revisado siete décimas al alza su previsión y estiman que el PIB crecerá al 1,9%, una estimación próxima al 2,1% que prevé el Gobierno. Esta tiene en cuenta el fuerte "efecto arrastre" por el avance del 0,4% que la actividad registró en el último trimestre del año pasado y por el 0,5% que el Instituto Nacional de Estadística ha avanzado para el primer trimestre. "Hasta la fecha, la actividad económica se ha visto respaldada por una boyante recuperación del turismo y el aumento de las inversiones del sector público. Esto ha compensado la debilidad del consumo privado, que registró un segundo descenso trimestral consecutivo", señalan en el documento.

Deuda, paro y baja productividad limitan el crecimiento

Fitch pone en valor el hecho de que, pese a los vientos externos en contra, el país ha logrado mantener los superávits por cuenta corriente durante diez años consecutivos (el año pasado la economía nacional registró una capacidad de financiación de 25.000 millones, el 1,8% PIB, habiéndola aumentado en 2.600 millones). Estas fortalezas crediticias se ven contrarrestadas, sin embargo, por los todavía elevados niveles de deuda pública -que cerró el pasado ejercicio en el 113,2% del PIB-, así como por una tasa de desempleo estructuralmente alta y una baja productividad laboral que limitan el potencial de crecimiento

La fortaleza de la actividad económica, que ha disparado la recaudación tributaria por encima de lo presupuestado en el último año (hasta alcanzar la cifra récord de 255.463 millones), ayudó a reducir el déficit fiscal de España al 4,8% del PIB en 2022 desde el 6,8% en 2021. Y esto a pesar de las medidas extraordinarias para amortiguar el choque energético y del coste de la vida, que ascienden al 1,7% del PIB. La agencia de calificación apunta a que, pese a haberse prorrogado también en 2023, el abaratamiento de la energía y los ajustes efectuados para una subvención más selectiva de los combustibles su impacto presupuestario neto será menor (calculan que rondará el -0,7% del PIB).

La reforma laboral y su contribución a los ingresos fiscales

Así, sitúan el déficit en el 4,1% este año (dos décimas por encima del cálculo oficial) y en el 3,4% el que viene, frente al 3,3% que estima la Comisión Europea o al 3% hasta donde se ha comprometido el Gobierno a situar el agujero de las cuentas públicas para poder ceñirse así al Pacto de Estabilidad, puesto que en enero Europa recupera las reglas fiscales. El escenario central que maneja la agencia prevé un descenso continuado de la deuda, aunque a un ritmo más moderado, hasta el 110,4% del PIB a finales de 2024, que se deberá sobre todo al crecimiento del PIB nominal. 

Por ello, inciden en que la ratio de endeudamiento española se mantiene muy por encima de su nivel precovid (en 2019 fue del 98,2%) y que sigue siendo más del doble de la ratio de deuda media que registran los países de la categoría "A" (fue del 50,8% en 2022). El gran volumen de deuda y el aumento de los tipos de interés plantean riesgos, pero la sostenibilidad de la misma se ve respaldada por un largo plazo medio de vencimiento (ocho años) y por un amplio colchón de depósitos (12,3% del PIB a finales del pasado ejercicio). 

Fitch apunta, además, que el Ejecutivo ha avanzado en su programa de reformas estructurales, con algunos indicios de efectos positivos en la economía y las finanzas públicas. Los ingresos públicos han sido superiores en los últimos años gracias, en parte, a la recuperación cíclica tras la pandemia, pero también a la reforma del mercado laboral, "que ha ayudado a reducir el empleo temporal" y "probablemente ha contribuido a mejorar los ingresos fiscales". 

Recuerdan, además, que en marzo, el Gobierno puso en marcha su segunda fase de reforma de las pensiones, que aumenta las cotizaciones sociales de empleados y empresarios (incluidos los autónomos), aunque consideran que "aún es demasiado pronto para evaluar su impacto económico y fiscal", dado que contribuiría a aumentar los costes laborales en un entorno de inflación elevada, y puesto que las pensiones siguen estando indexadas al IPC. De cara a este año, confían en que el despliegue de los fondos europeos sea mayor gracias al alivio de los cuellos de botella y a la reducción de los costes energéticos, e inciden en que, si bien España ha recibido el 53% de su dotación total de 69.500 millones de euros, el desembolso de fondos a la economía real ha sido inferior a los 37.000 millones. 

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