Flamencos como Antonio Carmona rinden homenaje al "maestro" Joaquín Sabina

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 21 jun.- A Antonio Carmona le caben pocas dudas de que dentro de Joaquín Sabina existe un flamenco latente. "Es un maestro, un torero, un flamenco y puede ser lo que quiera", afirma el exmiembro de Ketama sobre este artista jienense tras su colaboración en un disco de homenaje al autor de "Princesa".

"De purísima y oro (Los flamencos cantan a Sabina)" es el título de este álbum, que se publica el próximo martes y que cuenta con grandes figuras del género, como Carmen Linares ("Pongamos que hablo de Madrid"), Niña Pastori ("Contigo"), Pitingo ("19 días y 500 noches") y el guitarrista Cañizares ("Como un dolor de muelas").

Todos ellos, ha explicado Carmona hoy en una entrevista con Efe, han tomado temas míticos del artista, "filtrándolos, personalizándolos y llevándolos a su terreno", para -añade- "versionar al maestro de nuestra generación y hacer quejíos dentro de esa maravilla de letras que escribe".

El intérprete de "No estamos locos", que publicó en 2011 un disco titulado "De noche", destaca del homenajeado "su forma de expresar, tan peculiar, de decir las cosas tan terrenales y sencillas como las dice, pasando del amor al odio, de un sitio a otro, con una calidad impresionante".

Cuenta que fue uno de los últimos en llegar a este "acertado" proyecto, cuando la mayor parte de los temas más conocidos ya habían sido escogidos, y que, tras escuchar más y más canciones suyas, eligió "Y sin embargo", con la que se abre el álbum.

Su resultado, que califica de "redondo", con un violín y un piano que no cesan en ningún momento, es fruto de su producción y del trabajo en el estudio con músicos cubanos que le pusieron "cierto sabor a rumba o tango", pero sin perder de vista la versión original.

Además del "Calle Melancolía" de Arcángel, destaca "Puntos suspensivos", surgida de un poema de Sabina al que Javier Limón y José Mercé pusieron música y que, pese a que en opinión de Carmona parecía la apuesta más alejada del flamenco, ha terminado siendo uno de los cortes más puros del disco.

"Sabina tiene de flamenco lo pícaro que es, las quinientas noches que habrá estado escribiendo", opina el cantante, que conoce de hace años a este colega de profesión, desde sus apariciones por el mítico local madrileño "Candela", parada de todos los flamencos de la época, de Paco de Lucía a Camarón de la Isla.

Desde entonces, han sido varios los encuentros y las colaboraciones conjuntas. Carmona participó por ejemplo en el último disco que Sabina publicó con Serrat, "La orquesta del Titanic".

Previamente, Sabina le había compuesto un tema que el exlíder de Ketama incluyó en su primer disco en solitario, "Vengo venenoso".

"Me decía que yo me había criado entre 'Candela' y 'Rockola'", dice en alusión a otro templo musical de ese viejo Madrid.

Habrá malas lenguas que digan de este álbum, como ya sucedió con aquel "Entre todas las mujeres (voces de mujer cantan a Joaquín Sabina"), que es el disco mejor cantado del artista.

"Joaquín está cantando mejor que en su vida. No es Camarón ni hace esos quejíos, pero lo dice todo tan bonito y tan bien, que da igual que tenga la voz grave y ronca", defiende Carmona.

Martirio ("Noche de boda") y las jóvenes Sandra Carrasco ("Por el bulevar de los sueños rotos") e India Martínez ("Amor se llama el juego") son otras voces que han participado en esta traslación al flamenco que, a juicio de Carmona, sería curioso aplicar a otros músicos como Rosendo.

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