Restaría un punto al PIB

El FMI alerta del colapso de gasoductos españoles si Rusia corta el gas a la UE

La institución prevé que se produzcan cuellos de botella en las infraestructuras europeas que pueden provocar cortes de suministro en algunos países más dependientes de la materia prima rusa que España.

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La directora general del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.
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De momento es una posibilidad, pero de convertirse en realidad un corte del suministro de gas ruso puede perjudicar y mucho a las economías europeas. España no sería de los países más afectados, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI) lastraría alrededor de un punto del producto interior bruto (PIB). Sin embargo, esta situación causaría cuellos de botella en las infraestructuras gasísticas de la Unión Europea y, entre ellas, sí están los gasoductos que conectan España con Francia. 

El FMI ha publicado esta semana tres informes sobre las consecuencias que tendría para la economía un eventual corte del suministro por parte de Moscú. En uno de ellos, Tamaño del mercado y disrupciones de suministro: compartiendo el dolor de un posible corte de suministro de gas ruso a la Unión Europea (Market Size and Supply Disruptions: Sharing the Pain from a Potential Russian Gas Shut-off to the European Union), la institución advierte de que la mayoría de gasoductos están orientados a las importaciones rusas. Por ello, considera que sería necesario revertir los flujos de algunas de las tuberías.

Los autores del informe dan por hecho que se podrían producir cuellos de botella en las conexiones entre España y Francia, así como entre otros puntos de la Unión Europea. Pero en el caso español, señalan que "el cuello de botella entre Francia y España también restringe la cantidad de gas natural licuado (GNL) que se puede importar a España para ser distribuido a Europa central". "El principal problema es que el tubo es pequeño", explica Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables, en una conversación con este periódico. España cuenta con dos gasoductos que conectan con Francia, uno a través de Irún y otro a través de Larráun (Navarra), cuya capacidad es de 7,4 bcm (entre ambos). En cambio, el que conecta a nuestro país con Argelia tiene una capacidad de 10 bcm.

"España tiene una gran capacidad regasificadora, pero la capacidad para exportar ese gas es más limitada", señala Ferrando. Es decir, una de las soluciones para paliar la falta de suministro de gas ruso sería que España importase GNL y lo exportase hacia el interior de la Unión Europea. El problema es que la capacidad de las interconexiones actuales no es suficiente. De hecho, en los últimos meses, según Ferrando, las exportaciones de gas a través de Irún y Larráun ya han aumentado un 135%, poniendo al límite la capacidad de estos tubos.

El informe indica que en previsión de que este colapso pueda ocurrir, el sector privado y los gobiernos están trabajando para mitigar este riesgo, ya sea comprando terminales de importación o impulsando las reservas de gas. En el caso de España, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha reiterado la necesidad de ampliar las interconexiones. Este mismo miércoles, tras rechazar las restricciones al gas que estudia imponer Bruselas, Ribera recordó que "España lleva dos décadas pidiendo que se cumplan las obligaciones de interconexión" y, sin embargo, "ha habido una inacción profunda por parte de la UE y, por eso, la península sigue siendo una casi isla energética, lo que limita la capacidad de ayudar a los vecinos".

Ferrando cree que con un corte del suministro de gas ruso se reabre la polémica sobre el Midcat, otro gasoducto entre Francia y España que facilitaría las exportaciones pero "sobre el que Francia nunca ha dicho que sí". Tras la aprobación del plan con el que Bruselas quiere acelerar las inversiones en energías renovables y reducir la dependencia del gas ruso, la Comisión asume que España debería jugar un papel más relevante en el mercado energético común. Por ello, le recomendó, en el marco del semestre europeo, que aumente el despliegue de infraestructuras de recarga, así como de instalaciones de autoconsumo para acelerar la transición ecológica. "España podría apoyar también interconexiones transfronterizas de gas, para contribuir a la seguridad de suministro de la Unión Europea", apuntaba.

El FMI cree que el tiempo que duren los cuellos de botella son difíciles de "predecir" porque se deben tener en cuenta que los altos precios de los productos energéticos también afectan al consumo. De la misma forma, las condiciones meteorológicas de este invierno también influirán en la cantidad de gas que necesiten los países europeos.

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