La manera turbulenta en la que ha arrancado el año 2021 en España y en general en toda Europa ha ensombrecido el análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto al vigor que va a tener la recuperación de las economías europeas a lo largo de este año, por mucho que Bruselas se haya empeñado en endulzar el trámite a golpe de fondos europeos. Y España será una de las principales damnificadas de este proceso. La actualización de las previsiones económicas formuladas el pasado otoño que el FMI ha presentado este miércoles propina un tijeretazo de 1,3 puntos a la previsión de crecimiento que el organismo internacional tiene para España en 2021, llevándola desde el 7,2% - en línea con la previsión gubernamental- que se presentó en octubre hasta un mucho más moderado 5,9%.
La previsión del Fondo empeora incluso el consenso de los analistas domésticos, que también han recortado hasta el 6,3% su previsión para el crecimiento español en 2021 al compás de las nuevas medidas de restricción de la movilidad y de la actividad económica aprobadas por los gobiernos autonómicos por el incremento descontrolado de contagios en lo que se ha dado en llamar la tercera ola del coronavirus.
El deterioro de las expectativas para 2021 del Fondo Monetario sobre España, que para aumentar la sensación de incertidumbre no se corresponden con una mejora significativa de las previsiones para 2022 - que apenas se revisan dos décimas al alza hasta un moderado crecimiento del 4,7% -, se enmarcan en un pesimismo generalizado para la zona euro. Mientras los analistas del Fondo han previsto un impulso adicional de la economía global hasta un crecimiento del 5,5% en 2021 gracias a la distribución masiva de la vacuna, en el caso de la zona euro han empeorado un punto sus expectativas para 2021, rebajándolo al 4,2%, por la aparición de nuevas cepas del virus que pueden retrasar la salida de la pandemia y por las medidas de confinamiento que muchos gobiernos europeos han adoptado ya para hacerles frente. Motivos suficientes para el FMI para retrasar el inicio de la recuperación en la zona euro y ensombrecer el comportamiento de la economía europea durante 2021.
En esta ocasión para buscar una lectura positiva para España hay que mirar más al pasado que al futuro. Mientras el FMI alimenta las incertidumbres sobre la fortaleza de la recuperación económica española en el futuro, por mucho que el Gobierno mantenga su discurso de que va a conseguir ejecutar 27.000 millones de euros en inversiones durante este año 2021, rebaja al mismo tiempo el desplome económico que preveía para 2020. Si en octubre auguraba una caída del 12,8% en el primer año de pandemia, sin haber tenido cuenta el espectacular dato de crecimiento del tercer trimestre del año como se encargaron de recordar desde el área económica del Gobierno, en la revisión de enero de esas previsiones deja esa caída en el 11,1%, casi dos puntos menos de lo estimado inicialmente.
Otro motivo para la esperanza es que por primera vez en meses las posibles desviaciones que se pueden dar en el futuro sobre este escenario central parecen tener más recorrido al alza que a la baja. El FMI subraya que la llegada de noticias positivas sobre la fabricación de vacunas, su distribución y sobre la efectividad de las terapias en que se está trabajando podrían generar una espiral de optimismo que impulsara el consumo privado, la inversión empresarial y la creación de empleo a nivel global, aportando hasta 1,5 puntos extra de crecimiento a la economía mundial.
Por contra, una eventual dificultad para contener los contagios provocados por las nuevas cepas del virus y las consiguientes medidas de confinamiento y restricción de la actividad que podrían traer acarrearían el riesgo de empujar hacia abajo la actividad económica y restar hasta un punto de crecimiento a la economía mundial sobre el escenario base. En este sentido, el FMI advierte de forma muy especial sobre el riesgo que tendría una retirada prematura de las medidas de contingencia aprobadas por los gobiernos antes de que la recuperación esté asentada, un escenario que daría lugar a quiebras empresariales, mayores pérdidas de empleo y un mayor deterioro de la actividad económica.
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