En plena tormenta política por su reforma de la pensiones, que viene provocando protestas masivas en las calles, a Emmanuel Macron le toca hacer frente a un escenario marcado por un parón económico que se ha intensificado al cierre de 2022 y por una subida de los precios mayor de la esperada en el arranque del nuevo año. El PIB de la segunda mayor economía de la Eurozona creció al 0,1% entre octubre y diciembre pasados, una décima menos que en el tercer trimestre; mientras, la tasa anual de IPC se habría situado en el 6% en enero, una décima por encima de como cerró en diciembre.
El dato preliminar publicado este martes por el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) revela que para el conjunto del ejercicio la actividad del país vecino creció al 2,6%, muy por debajo del 6,8% registrado en 2021, el año de la recuperación de la crisis generada por la Covid. El menor crecimiento de la economía obedece a un comportamiento más negativo de la demanda interna (del consumo y la inversión tanto públicos como privados). Cayó un 0,2%, cuando venía de crecer al 0,9% en el trimestre precedente.
Lo que más se resintió fue el consumo de las familias, que retrocedió un 0,9% en un contexto marcado por la subida histórica de los precios, la pérdida de poder adquisitivo de las familias y unos costes de financiación al alza por las subidas de tipos aplicadas por el Banco Central Europeo desde el pasado mes de julio -el Consejo de Gobierno de la entidad se reúne este jueves para fijar un nuevo alza del precio del dinero-.
La inversión echó también el freno y pasó de crecer un 2,3% en el tercer trimestre a hacerlo ocho décimas en el último. Sí se recuperó, sin embargo, el comercio exterior, que volvió a crecer (0,5%). En sus últimas previsiones económicas publicadas de madrugada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que la economía francesa crecerá este año al 0,7% y que recuperará tono el próximo ejercicio, cuando acelerará hasta lograr un avance del 1,6%.
Fuerte subida de los precios de los alimentos y de la energía
En este contexto más débil, el acelerón de los precios de los alimentos (que se incrementaron un 13,2% en enero frente al 12,1% de diciembre) y el de los precios de la energía, con un alza del 16,3% (fue del 15,1% el mes previo) estarían detrás del incremento de la inflación. Otras rúbricas, como las manufacturas o los servicios subieron al 4,6% y al 2,6%, respectivamente. En términos mensuales, los precios habrían subido un 0,4% en Francia en enero tras la caída del 0,1% registrada en diciembre. El IPC Armonizado, que es la referencia que Eurostat toma para hacer sus comparativas entre países, repuntó hasta el 7% (venía del 6,7% en diciembre).
Al igual que Francia, España también ha visto cómo la inflación ha puesto fin en enero a la senda de descensos que venía manteniendo desde julio, cuando marcó su techo en el 10,8%. Con todo, nuestro país seguiría registrando por tercer mes consecutivo la tasa más baja de IPC de entre las grandes economías del euro (ha sido del 5,8% en enero, según el avance publicado por Estadística).
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