Funcas propone dos tipos únicos de IRPF para recaudar 30.000 millones más

  • Los expertos de Funcas han alertado hoy al Gobierno contra los juegos malabares y el electoralismo en fiscalidad y han propuesto una tarifa de dos tramos en el IRPF: un tipo del 25 % para rentas de menos de 60.000 euros y del 35 % para el resto, lo que recaudaría -calculan- unos 30.000 millones anuales.

Madrid, 10 abr.- Los expertos de Funcas han alertado hoy al Gobierno contra los juegos malabares y el electoralismo en fiscalidad y han propuesto una tarifa de dos tramos en el IRPF: un tipo del 25 % para rentas de menos de 60.000 euros y del 35 % para el resto, lo que recaudaría -calculan- unos 30.000 millones anuales.

Los profesores José Félix Sanz y Desiderio Romero han presentado hoy el nuevo número de la revista Papeles de la Economía Española de la Fundación de Cajas de Ahorros, titulado en esta ocasión "La fiscalidad en España: Problemas, retos y propuestas".

Entre los autores ha habido unanimidad en que el sistema fiscal español necesita "desde hace tiempo" una reforma "profunda e integral", en la que "no valen parches" y que debe modificar el actual "status quo".

Su objetivo debe ser el crecimiento y el empleo; cumplir el principio de la consolidación fiscal y atajar la fuerte "ineficacia recaudatoria" actual.

A juicio de Sanz, la reforma fiscal que prepara el Ejecutivo "parece que no va a hacer muchos de los cambios necesarios", debido a que se va a acometer en 2015, un año electoral.

Ha defendido por ejemplo que "no es aceptable sacar grandes bloques de contribuyentes" del IRPF (se prepara una exención a las rentas brutas inferiores a 12.000 euros anuales) y "es mucho más coherente exigir una mínima carga a todos".

Tras advertir de que los "juegos malabares" en política fiscal son peligrosos, Sanz ha hecho una propuesta base: un primer tipo del 25 % para bases liquidables inferiores a 60.000 euros (con la posibilidad de gravar con un 10 % las menores a 10.000 euros) y un 35 % para las superiores (sólo un 4 % del total).

Ello supondría una reducción de tipos marginales (máximos) significativa, una subida de los medios y una ampliación de bases imponibles, que junto a la eliminación de la mayoría de las deducciones debería elevar la recaudación fiscal en tres puntos de PIB, frente a las actuales caídas.

La idea es que se recuperen los mínimos vitales "genuinos", es decir, las cargas familiares (adultos dependientes e hijos) y las peculiaridades del ahorro, y eliminar cualquier deducción no técnica del impuesto, lo que incluiría la desaparición -con carácter retroactivo- de la que se concede por compra de vivienda habitual.

También desaparecería el sistema de módulos, y se incorporarían a la base del ahorro (gravada al 25 %) las rentas y plusvalías del capital inmobiliario, y el 50 % de las rentas profesionales y empresariales.

Centrado en fiscalidad indirecta, Desiderio Romero ha considerado que el principal problema del IVA es su falta de eficacia recaudatoria, y no por los tipos -que son altos tras la última subida- sino por un fraude fiscal que alcanza entre el 20 y el 25 % de la actividad y ha crecido durante la crisis.

Además de tomar medidas contra la economía sumergida (mayores medios para la inspección básicamente), Romero sólo ve margen de maniobra para modificar los productos del tipo reducido (10 %, frente al superreducido de 4 % y el normal del 21 %).

Una de las posibles candidatas a una reclasificación sería, a su juicio, la restauración.

En cuanto a los impuestos especiales, ve margen de maniobra para elevar los tributos de hidrocarburos (especialmente los del gasóleo frente a la gasolina, ya que el primero es más nocivo para la salud humana); el tabaco de picadura y el alcohol.

Según los autores, la reforma fiscal que prepara el Gobierno "llega tarde" y con el argumento "absolutamente erróneo" de que debe acometerse una bajada de impuestos cuando mejora la situación económica.

Además creen que ante un nivel de déficit que "sigue siendo inabordable", queda "mucho por hacer" del lado del gasto de las administraciones públicas, cuyo ajuste debería ser tan importante como el fiscal.

"Hemos acumulado tal cantidad de errores en el sistema que cuanto más se tarde en corregirlos será peor", han concluido.

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