"Los funcionarios se creen al servicio del Estado, pero deben servir al ciudadano"

  • Carlos Sebastián, uno de los cerebros económicos del primer gobierno de Felipe González, critica la baja calidad de la gestión pública.
Fotografía toma posesión inspectores de Trabajo / Ministerio de Trabajo
Fotografía toma posesión inspectores de Trabajo / Ministerio de Trabajo

"Hay una visión patrimonial de la Administración. Los funcionarios y los directivos públicos se han creído que están al servicio del Estado y no entienden que están al servicio de los ciudadanos". El que así habla es Carlos Sebastián, economista, ex consejero de Abengoa y director de Planificación del Ministerio de Economía y Hacienda en el primer Gobierno de Felipe González.

Su análisis de la realidad económica, que ha compartido en una entrevista con la Agencia Efe, es más pesimista que optimista. En su opinión, la falta de transparencia institucional y la falta de profesionalidad del aparato del Estado son algunos de los principales déficit que impide que la economía avance según todo su potencial. Considera que el Gobierno de Pedro Sánchez ha supuesto otra oportunidad perdida para emprender la regeneración institucional que necesita el país. Sebastián asegura que la llegada de Sánchez generó "muchas expectativas" que se vieron defraudadas en cuanto hizo uso de su poder para realizar 484 sustituciones de directivos públicos "sin la menor transparencia y sin consideraciones de mérito".

Cartelización de la economía

Considera que mejorar estos aspectos es básico para avanzar en la eliminación de otros escollos que frenan la productividad de la economía, como la parcialidad en la contratación pública y la ausencia de buenos gerentes en las empresas, lo que genera un círculo vicioso entre un Estado clientelar y una economía cartelizada en la que la competencia brilla por su ausencia.

"Hay algunos empresarios buenos, pero son pocos", asegura el economista, que opina que en un Estado clientelar "no hay incentivos para ser un buen gerente" dado que prima la máxima de 'quien tiene un amigo tiene un tesoro'. "Si tener un amigo en el aparato de concesión de obra pública me asegura un contrato o si ser miembro de un cartel multiplica por diez mi beneficio ¿a quién le importa la gestión?".

Sobre la cartelización de la economía,  mayor de la que en su opinión se llega a ver, apunta que es responsabilidad de las empresas que se alían y manipulan el mercado, pero también de quien tiene la función de supervisarles "y no lo hace bien". "Los directivos de las empresas saben más que los reguladores nombrados a dedo" por cuotas políticas, recalca.

Critica el fracaso de unas políticas activas de empleo que no sirven para rescatar a la población desempleada y el exceso de burocracia en torno a prestaciones asistenciales que lleva a que gente con derecho a una renta mínima autonómica, por ejemplo, nunca llegue a cobrarla.

Para financiar estas políticas apuesta por aumentar la recaudación con mejoras en la gestión tributaria, con la eliminación de beneficios fiscales "que no sirven para nada" y con la implantación de nuevas figuras tributarias, como aplicar el IVA a las transacciones financieras

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