Ourense, la zona cero de la dependencia: así es el futuro sin recambio generacional

Fotografía pensionistas / EFE
Fotografía pensionistas / EFE

La falta de relevo generacional, con un tercio de la población con más de 65 años y con apenas 103.983 cotizantes que 'sustentan' a 130.398 pensionistas y parados, dibuja en la provincia gallega de Ourense el escenario menos amable de lo que está por venir -con matices- en el resto de España, que espera la jubilación inminente de la generación de los 'baby boomers', mantiene un mercado laboral incapaz de generar ingresos para compensar el gasto en pensiones y que dará por liquidado su Fondo de Reserva a finales de año. 

La mayoría de los municipios gallegos están en una situación límite por la crisis demográfica. Así, solo siete localidades de la provincia de Ourense tienen mayor número de trabajadores -o cotizantes a la Seguridad Social- que los que reciben prestaciones o no cotizan, como los pensionistas y los desempleados, aseguraba hace apenas un mes el diario 'La Región', que reflejaba un situación crítica de la que solo se salvaban las grandes localidades que han desarrollado industria.

En la parroquia de Quins, dependiente del municipio de Melón y con poco más de 600 habitantes distribuidos en varias decenas de núcleos, hay un centro médico, con bastantes servicios, y una farmacia, que suministra puerta a puerta los medicamentos que se recetan a los más mayores, que no siempre pueden acercarse al establecimiento. La singularidad es que desde octubre Quins acoge una guardería -casa nido- y un colegio público, que dan servicio a los nuevos vecinos, procedentes en su mayoría de Ourense, a 25 minutos en coche; o de Vigo, a 40 minutos, que han convertido a esta parroquia en su residencia y la de su familia, atraídos por un entorno de valles, viñedos y ríos y una oferta inmobiliaria sin competencia.

A pocos kilómetros de Quins, el municipio de Castrelo do Miño ha pasado en apenas cuatro años de poco más de 1.600 habitantes a apenas 1.300. En un entorno envidiable, con uno de los mejores parques náuticos para remo de Europa, que además acogió la sede del Campeonato Olímpico de España en esta especialidad el pasado verano, en esta localidad, muy dispersa, con cerca de 40 núcleos dependientes, solo hay una residencia permanente para 12 ancianos. El resto deben desplazarse decenas de kilómetros para obtener una plaza, que en muchas ocasiones tiene un coste muy elevado e inasumible con las bajas pensiones que se perciben en la Galicia rural.

Avelino Pazos, concejal del Partido Popular (PP) en Castrelo, un ayuntamiento capitaneado por el Bloque Nacionalista Galego (BNG), asegura que lo mínimo sería dar los servicios que reclaman los mayores, "cosa que ahora no sucede", y, sobre todo, impulsar el relevo generacional. En su programa electoral llevaba la creación de una residencia de la tercera edad con cien plazas y un hotel balneario. "Lo importante es atraer empleo y dar servicios a los miles de turistas que llegan atraídos por el parque náutico. La apertura de hoteles, residencias, albergues y fomentar el emprendimiento es imprescindible para reactivar el comercio local y que la gente no se vaya", asegura Pazos.

Avión, el municipio de los contrastes

Mientras, Avión solo tiene 250 cotizantes y casi 800 jubilados y parados. El llamado 'pueblo de los ricos' pasa de tener sus calles prácticamente vacías en invierno a convertirse en verano en un hervidero de turistas y nacidos en el pueblo que emigraron hace décadas a Latinoamérica, donde hicieron  fortuna. Avión es un municipio de contrastes, en el que lujosos chalés y mansiones, que acogen enormes piscinas, pistas de tenis e incluso helipuertos, lindan con viejas casas de arquitectura popular. Allí se pueden ver emigrados multimillonarios, a Carlos Slim o a Olegario Vázquez Raña, nacido en el municipio orensano y propietario del Grupo Empresarial Ángeles, cruzarse con pensionistas que reciben prestaciones de poco más de 500 euros.

La renta per cápita de Avión es una de las más altas de España, aunque a duras penas los responsables municipales afrontan una deuda considerable y les cuesta dar servicios de recogida de basura, de alumbrado o asegurar a los vecinos visitantes buenas carreteras con el escaso presupuesto que manejan. La mayoría de los que se han quedado están jubilados y durante toda su vida han trabajado el campo, mientras que los que vienen de fuera acumulan un parque automovilístico excepcional en España y un buen número de aviones personales.

En Avión han abierto recientemente una residencia municipal para servicios sociales y ha servido para crear algo de empleo, pero los ancianos -la mayoría cotizantes de renta agraria- cobran una pensión que es justo la mitad que la que perciben en la localidad coruñesa de As Pontes, con unas prestaciones resultado de años de trabajo seguro en la central térmica de Endesa y empresas industriales. La llegada de los emigrados supone un alivio temporal para el comercio, que sufre las consecuencias cuando se van. La localidad, como Castrelo do Miño, también ha sufrido un descenso muy importante en su padrón y ha pasado de tener 2.300 habitantes en 2013 a solo 1.800 en la actualidad. 

El desequilibrio entre cotizantes y los ciudadanos que viven de prestaciones públicas es un grave problema en Ourense y Lugo, pero también en otras provincias de España, donde de media casi el 40% de las personas que a lo largo del año pasado tuvieron relación con la Agencia Tributaria percibían pensiones y prestaciones por desempleo, de acuerdo con los datos aportados por sus pagadores. Mientras, el 60% restante fueron perceptores de salarios, una situación que sin duda complica de forma importante el futuro y la cuantía de las pensiones. 

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