Los próximos meses

El Gobierno prevé alta volatilidad en la inflación y la mitad de tasa que en 2022

La cifra anual, que se ha acelerado los dos primeros meses del año, escaló al 9,8% en marzo del ejercicio pasado tras la invasión de Ucrania, subiendo sin freno desde abril hasta los máximos del 10,8% de julio.

Calviño y Montero
El Gobierno prevé alta volatilidad en la inflación y la mitad de tasa que en 2022.
Agencia EFE

En marzo del año pasado, el mes posterior a la invasión rusa de Ucrania, la inflación se disparó en España hasta el 9,8% por el acelerón que registraron los precios energéticos. Por entonces, la incertidumbre era máxima y la Unión Europa ni tan siquiera podía saber a ciencia cierta si tendría garantizado el suministro de cara a este invierno. En abril la subida de precios echó algo el frenó (fue del 8,3% en términos interanuales), después de que el Gobierno aprobase el primer paquete de medidas urgentes para contrarrestar los efectos de la guerra. Sin embargo, a partir de ahí, el IPC inició una subida continuada que lo llevó a tocar el 10,8% en julio, el nivel más elevado desde septiembre de 1984.

Debido al efecto base que generará la comparativa de las tasas que la inflación vaya marcando estos próximos meses con aquellas, cabe esperar una "alta volatilidad" de las tasas de inflación, si bien esta se mantendrá en niveles mucho más reducidos que los del pasado ejercicio. Es el escenario principal que maneja el Gobierno y que situaría las tasas de variación del IPC en torno a la mitad de las que se registraron hace un año. En términos parecidos se expresaban esta misma semana desde la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas). En la última revisión de sus previsiones advierten de que el efecto energía puede generar una inflación de dientes de sierra a lo largo del resto del ejercicio. 

De momento, el mes pasado los componentes de la inflación han vuelto a evolucionar de manera muy heterogénea. En CaixaBank Research destacan el hecho de que la inflación núcleo (que excluye los alimentos en general y energía) se mantuviera relativamente estable, con una variación del 5% interanual, apenas una décima por encima de la que había registrado en enero. En contraste, los precios de los alimentos siguieron escalando con fuerza debido al fuerte repunte en los alimentos frescos, cuya tasa se disparó al 13,4%. 

Lo anterior, mientras la energía registró una caída significativa en términos interanuales, al descender un 8,9%, seis décimas más que en enero. "La propagación de las tasas elevadas de inflación en la cesta de consumo se incrementó en febrero", explican en la entidad, y destacan además cómo el 33% de la cesta de consumó registró el mes pasado una inflación superior al 10%, un punto por encima de la de enero.

Las perspectivas de los organismos internacionales también apuntan a una moderación en el alza de precios de cara a los próximos meses. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico recorta la tasa general seis décimas este año y prevé que España despida 2023 con la inflación más baja entre las principales economías europeas, del 4,2%, dos puntos por debajo de la que contempla para la Eurozona. Lo mismo sucederá con la subyacente, principal quebradero de cabeza para el Banco Central Europeo (BCE) en medio plazo

El foco está puesto en la subyacente

El emisor, que vigila muy de cerca las tensiones del mercado provocadas por la quiebra del estadounidense Silicon Valley Bank (SVB) y la crisis del Credit Suisse, considera que las presiones inflacionistas siguen activas y por ello se mantuvo firme y subió los tipos en 50 puntos básicos en su última reunión, como estaba previsto. "No se ve mucha mejoría en la inflación subyacente", alertó Lagarde en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la entidad. En sus proyecciones trimestrales, el BCE reduce el pronóstico de crecimiento del IPC general por la caída de los precios energéticos y eleva la previsión de crecimiento por ese mismo motivo y por la reapertura de China.

Sitúa la inflación general en el 5,3% de media (por debajo del 6,3% anticipado en diciembre) y la subyacente en el 4,6%. La mejora de estos cálculos resulta "sorprendente" dados los últimos datos de inflación y el aumento de la previsión de crecimiento del PIB para 2023, "especialmente porque todos los componentes de la inflación, excepto la energía, se estaban acelerando a principios de año", apunta Axel Botte, estratega global de mercados de la gestora Ostrum AM. El BCE señala que las anteriores subidas de tipos ya están teniendo un impacto visible en la demanda y la oferta de crédito, lo que debería reducir en última instancia el aumento de los precios. "Tenemos dudas sobre la posibilidad de un rápido descenso de la inflación", apunta Botte.

Para que la inflación se normalice plenamente y vuelva al objetivo del 2% del BCE, aún es necesario cierto enfriamiento de la economía y del mercado laboral, apuntan desde Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo. En la firma estadounidense recuerdan que, como en febrero, la tendencia de los acuerdos salariales sigue favoreciendo a los trabajadores, y la política fiscal se considera en gran medida "poco selectiva para evitar echar leña al fuego de la inflación". La resistencia económica que está mostrando la Eurozona a pesar de todos estos pesares sigue siendo una "bendición" con la que el emisor se ha encontrado sin buscarla. 

En el Gobierno confían en que el BCE acierte con sus decisiones de política monetaria y logre su objetivo de situar la inflación en el 2% a medio plazo. Consideran que las previsiones publicadas hasta la fecha -como las que dio a conocer el viernes el club de los países más desarrollados- ponen de manifiesto la resistencia de la economía española y que las medidas de política económicas adoptadas para reducir la inflación son eficaces y están permitiendo proteger a los sectores más afectados por la subida continuada de los precios, a las familias y reforzar, además, la competitividad de la economía nacional. 

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