0,6 frente a 1,4

El Gobierno choca de nuevo con el INE y rebaja 0,8 puntos la caída del consumo

El informe de la Agencia Tributaria sobre ventas, empleos y salarios en grandes empresas y en pymes muestra que la contracción de las ventas fue inferior a lo que estiman los datos provisionales del INE.

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero
La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero.
EP

La incertidumbre es la variable que ha copado todos los datos estadísticos desde marzo de 2020. Los economistas todavía no han encontrado una explicación para la diferencia entre el crecimiento del empleo, tras los peores meses de la pandemia, y la evolución del producto interior bruto (PIB). De hecho, la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, afirmó durante la presentación del Programa de Estabilidad que la economía española ya había recuperado el nivel de PIB previo a la crisis del coronavirus. Una recuperación que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), todavía no se ha logrado. Pero esta no es la única discrepancia entre indicadores de Estadística y los del Gobierno. También hay una diferencia de casi un punto sobre el comportamiento del consumo en el primer trimestre de 2022.

Entre enero y marzo de este año, la economía española apenas creció tres décimas en tasa intertrimestral. La explicación fundamental es que se produjo una caída del consumo del 2,3%, según los datos provisionales publicados por el INE. El Ejecutivo también ha publicado datos referentes al consumo. En concreto, lo ha hecho la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) en el informe trimestral sobre ventas, empleo y salarios de grandes empresas y pymes. A través de estos datos deflactados y corregidos de variaciones estacionales, la Agencia Tributaria calcula que el consumo cayó 0,6 puntos en los tres primeros meses del año. Esta cifra es comparable con la caída de 1,4 puntos que experimentó el consumo final interior de los hogares, que registró el INE. Ambas cuentas distan en ocho décimas.

Fuentes del INE explican que la diferencia puede deberse a la metodología. Los datos de la contabilidad nacional, entre los que se incluye el de la evolución del consumo, incorporan información de más de 700 indicadores. Por su parte, la AEAT utiliza los datos de las declaraciones tributarias de las empresas para contabilizar cómo se han comportado las ventas. Además, hay que tener en cuenta que los datos del INE son provisionales y la información recopilada está actualizada hasta el mes de febrero. Es decir, en los cálculos de Estadística faltan los datos de marzo, en los que se prevé cierto impacto derivado de la invasión rusa de Ucrania. Fuentes de la Agencia Tributaria apuntan esto mismo e invitan a consultar la diferencia cuando los datos del INE sean definitivos. La publicación de la contabilidad nacional del primer trimestre será el próximo 24 de junio.

La fortaleza de los datos tributarios también contrasta con la debilidad de la actividad económica registrada por el INE. Pese al débil crecimiento del PIB en el primer trimestre, la Agencia Tributaria registró un incremento de los ingresos por impuestos del 20,2%, en comparación con el trimestre anterior. La inflación aupó la recaudación por el impuesto sobre el valor añadido (IVA), hasta en un 24%. El buen comportamiento del empleo aumentó en un 10% los ingresos por el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y la recuperación de la actividad empresarial hizo crecer un 40% la recaudación del impuesto sobre Sociedades en el primer trimestre del año. Estos incrementos, sin embargo, no se trasladan con el mismo dinamismo ni al PIB, ni al consumo, en los datos que publica Estadística.

Desde el inicio de la pandemia, los distintos organismos que miden la evolución económica han ido mejorando sus fuentes de información para incorporar un escenario lleno de ruido y de variaciones extraordinarias causadas a raíz de la pandemia. Un ejemplo es la estadística de ventas interiores diarias de la Agencia Tributaria, que se publica semanalmente y que radiografía el comportamiento de la facturación de grandes empresas en periodos de 28 días. También la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) revisó su metodología para medir de una forma más precisa la evolución del PIB. El INE también ha incorporado más fuentes de información, pero no ha evitado correcciones más bruscas de lo habitual en algunos de los trimestres anteriores. 

El Gobierno no ha sido la excepción y, ante las distorsiones de las estadísticas habituales, el equipo económico dirigido por la vicepresidenta Nadia Calviño utiliza indicadores de actividad diaria del equipo de analistas de la Dirección General de Análisis Macroeconómico del Ministerio de Asuntos Económicos para medir la temperatura de la economía española. Tal como publicó este periódico, los datos se basan en información sobre gastos con tarjeta bancaria proporcionados por los bancos, patrones de movilidad a partir de la información de que dispone los operadores de telecomunicaciones, flujos de afiliación diaria a la Seguridad Social y otros indicadores de confianza o producción.

La medición del consumo es muy relevante para las proyecciones económicas del Ejecutivo. De hecho, en el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas, el Gobierno fía a esta partida gran parte del crecimiento. "El consumo privado seguirá aportando cerca de la mitad del crecimiento, creciendo cerca del 4% en 2022", reza el documento. No obstante, las previsiones de la Comisión Europea son mucho más prudentes. Bruselas reduce el avance del gasto de los hogares para este año al 0,8%, más de tres puntos por debajo de las expectativas del Ejecutivo.

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