El principal riesgo económico

El Gobierno 'esconde' la deuda en plena euforia de Sánchez ante la recuperación

Economía evita incluir las previsiones de pasivo público en la revisión del cuadro macro. El Ejecutivo basa su optimismo en los indicadores a corto plazo de empleo y consumo, en la vacuna y en los fondos de la UE.

calviño sanchez
El Gobierno 'esconde' la deuda en plena euforia de Sánchez ante la recuperación
EFE

Ni en el nuevo cuadro macroeconómico ni en la presentación del techo de gasto. El Gobierno ha evitado actualizar la previsión de deuda pública en la última revisión de los principales indicadores, hasta el punto de que ni siquiera aparece negro sobre blanco en los documentos elaborados por los ministerios de Asuntos Económicos y Hacienda. Fuentes gubernamentales explican que se mantiene la proyección realizada el pasado mes de abril, en el Plan de Estabilidad. Sin embargo, los analistas muestran su preocupación por la falta de transparencia y visión a medio y largo plazo sobre el que se presenta, a todas luces, como uno de los principales riesgos para los próximos años tanto a nivel macro como en el ámbito empresarial.

El pasado martes, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, y la titular de Hacienda, María Jesús Montero, presentaban el escenario macroeconómico actualizado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que dio luz verde al mayor techo de gasto de la historia para 2022. Mantenimiento de las previsiones de PIB, empleo y paro, con algún retoque en el deflactor del consumo privado por la escalada de los precios energéticos, así como de las proyecciones de déficit público en un contexto de suspensión de las reglas fiscales. Pero ni rastro de la deuda. La referencia al pasivo público se obvió tanto en el cuadro macro que elabora Economía como en la presentación del techo de gasto, de Hacienda.

Consultados al respecto de esta llamativa ausencia en las cifras macro, desde el departamento de Asuntos Económicos explican que el Gobierno mantiene intactas las previsiones proyectadas el pasado mes de abril, en el Plan de Estabilidad. Hay que recordar que, entonces, el Ejecutivo proyectó una senda decreciente de la ratio de pasivo sobre PIB, desde el 119,5% en 2021 hasta el 115,1% en 2022, al 113,5% en 2023 y al 112,1% en el año 2024. En teoría, si no se producen actualizaciones, esas son las referencias que se mantendrán de base en los Presupuestos Generales del Estado de 2022, según indican las fuentes consultadas. Todo ello, acompañado de una reducción del déficit público desde el 8,4% del PIB en 2021 hasta el entorno del 5% en 2022.

La falta de revisión de la senda de deuda -o, al menos, la ausencia de una explicación sobre los motivos del mantenimiento de los niveles fijados en abril- preocupa a los analistas, toda vez que el pasivo público supone el principal riesgo para la economía española en los próximos años. Así lo advierte el economista Javier Santacruz, que sospecha que el Gobierno ha optado por 'ocultar' estos datos en el nuevo cuadro macro porque es consciente de que seguramente se dispararán a niveles por encima de los proyectados, especialmente cuando están estimando que la rentabilidad del bono a 10 años se irá desde el 0,4% hasta el 0,9% el año que viene (se trata, de hecho, de una de las revisiones con impacto negativo sobre el crecimiento, según admite el propio Ejecutivo negro sobre blanco).

La preocupación generalizada sobre la escalada de la deuda pública no es menor ni es un temor exclusivo de los analistas. En el mundo empresarial también empieza a cundir el pánico por los elevados niveles de endeudamiento del Estado. Sin ir más lejos, en su informe semestral presentado ante la CNMV, Telefónica ha señalado la deuda como un riesgo adicional significativo en caso de estrés financiero en el mercado doméstico. Un clamor que es compartido por organismos nacionales e internacionales como el Banco de España, el FMI o la Comisión Europea, incluso en un contexto en el que el BCE ha enviado un claro mensaje de que continuará con la política monetaria expansiva, y que contrasta con la euforia que está mostrando el Gobierno sobre la recuperación económica.

Pedro Sánchez sacaba pecho esta semana sobre el liderazgo de España en la recuperación económica respecto a los países del entorno. Apoyado en los buenos datos de la EPA del segundo trimestre y en la positiva evolución del PIB en el mismo periodo, el jefe del Ejecutivo relacionaba directamente el buen ritmo de la campaña de vacunación (en la que nuestro país tiene, en sus palabras, "medalla de oro") con el fuerte rebote de los indicadores. Y el viernes, Calviño afirmaba que "está en marcha una fuerte recuperación económica, acompañada de un buen ritmo de creación de empleo", gracias a la vacunación y a la respuesta que se ha dado a la crisis en el plano económico y social, que han permitido que se siga cerrando la brecha generada por la pandemia para lograr una recuperación "plena" en 2022.

Ante tal dosis de optimismo, los expertos advierten de que el Gobierno podría estar cometiendo el error de fijarse únicamente en los indicadores a corto plazo, como el PIB, el empleo y el consumo (hay 60.000 millones de euros de ahorro embalsado acumulado), así como en la recuperación de los mercados objetivo de exportaciones como pueden ser Francia, Alemania o Italia. "Consideran que el rebote desde los mínimos de 2020 es recuperación y que ésta puede acelerar la llegada a los niveles previos a marzo de 2020, sin embargo, el principal indicador adelantado (leading economic index) está avisando de que la capacidad real de rebote fuerte de la economía no es mucha", avisa Santacruz. Igualmente, advierten de que la ejecución de los fondos europeos puede ser muy beneficiosa a corto plazo, impulsando la demanda, pero si no se hacen bien, a largo plazo pueden no mejorar la oferta (el llamado "modelo productivo") lo que sería "un gran fracaso".

"Conviene contener la euforia"

El economista José Carlos Díez apunta que, después de tres trimestres estancados o cayendo, con los datos de la EPA y el PIB del segundo trimestre en la mano "es lógico que el Gobierno quiera transmitir optimismo, como ya hicieran Zapatero en 2009 y Rajoy en 2013". No obstante, "conviene contener la euforia", porque "los españoles ya confían claramente en la recuperación, como refleja el crecimiento del consumo del 6,6% trimestral, sin embargo, la inversión de las empresas fue negativa el pasado trimestre, igual que el anterior, y las exportaciones llevan estancadas todo 2021". "Las empresas se han descapitalizado y necesitan varios trimestre de crecimiento de sus ventas para recuperar el boquete que la pandemia y el confinamiento les ha provocado. Por eso toca contener la euforia y ejecutar bien los fondos europeos para que ayuden a reactivar el ciclo de inversión y vayamos a una recuperación normal y sostenible", recomienda Díez.

En esa línea, la CEOE constata que el dinamismo de la demanda ha venido de la mano, exclusivamente, de la reactivación del consumo, tanto del público como el privado, puesto que la inversión empresarial sigue retrocediendo y el sector exterior tampoco está contribuyendo al rebote. "La incertidumbre sobre el proceso de recuperación se refleja en mayor medida en la inversión, influida por el deterioro de los resultados empresariales, en un contexto de aumento de los costes laborales y de incertidumbre acerca de los cambios regulatorios que pudieran producirse en materia laboral y fiscal", señala la patronal, que demanda un entorno propicio para favorecer la inversión porque, a pesar de que la reactivación ha comenzado, todavía no se han alcanzado los niveles precrisis, siendo este diferencial aún mayor en aquellos sectores que han estado más afectados por las limitaciones a su actividad.

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