Gobierno y oposición lusa vuelven al diálogo durante el examen de la troika

  • El gobierno y la oposición de Portugal se reúnen hoy por primera vez en cuatro meses en busca de consenso sobre el programa de rescate mientras la troika evalúa la crisis presupuestaria del país y el Tesoro luso hace una emisión de deuda.

Lisboa, 17 abr.- El gobierno y la oposición de Portugal se reúnen hoy por primera vez en cuatro meses en busca de consenso sobre el programa de rescate mientras la troika evalúa la crisis presupuestaria del país y el Tesoro luso hace una emisión de deuda.

En una jornada que algún medio luso ha bautizado ya como un "supermiércoles" informativo para Portugal, el primer ministro conservador, Pedro Passos Coelho y el líder socialista, Antonio José Seguro, se verán cara a cara tras haber protagonizado en las últimas semanas sus más agrios enfrentamientos en dos años de legislatura.

El reencuentro se produce en medio de la evaluación extraordinaria que una misión de la troika, compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión y el Banco Central europeos, realiza desde el lunes a Portugal.

El Gobierno luso ha presentado a los técnicos de los tres organismos los ajustes presupuestarios con los que espera compensar los 1.300 millones de euros que suman los recortes de pensiones, salarios y subsidios de desempleo y enfermedad que prohibió el Tribunal Constitucional el pasado 5 de abril.

La troika se reúne además hoy miércoles, por separado, con Seguro, que en las anteriores visitas del trío de acreedores insistió en que suavicen sus exigencias a Portugal y ayuden a la creación de empleo y el crecimiento económico.

En medio del ir y venir de los representantes de los organismos internacionales y los líderes de los dos partidos lusos que se turnan en el poder desde hace tres décadas, el Tesoro portugués vuelve a poner hoy a prueba la confianza de los mercados en la recuperación del país.

En la primera emisión de deuda desde el revés del Constitucional a las medidas de austeridad, Portugal subasta hoy de 1.500 a 1.750 millones de euros en bonos a tres y doce meses.

El Tesoro luso no ha dado aún señales de cuándo va a concretar su anunciada vuelta a los títulos a largo plazo, que deberá sacar al mercado en los próximos meses dado que a finales de año se acaban los fondos del rescate.

A su favor cuenta con la cada vez menor presión sobre el bono luso a diez años, cuyo interés no ha dejado de bajar, tras la ligera subida causada por la sentencia del Constitucional, y apenas supera ahora el 6,1 %, casi tres veces menos del máximo que registró hace 14 meses.

El regreso de Portugal a los mercados financieros es el principal objetivo de su rescate, según los planes de la troika que, sin embargo, ha destacado en sus evaluaciones periódicas la importancia del consenso nacional sobre el programa de ayuda financiera, que suma 78.000 millones de euros.

Tras meses de ruptura total, que culminó hace dos semanas con una moción de censura del Partido Socialista (PS) contra Passos Coelho, pese a su mayoría absoluta, los dos líderes lusos afrontan hoy el reto de intercambiar algo más que reproches.

En la carta en la que convocó a Seguro, el dirigente conservador subraya que "no es viable" negociar las metas de déficit exigidas por la troika y es obligatorio compensar los recortes anulados por el Constitucional para desbloquear un nuevo tramo del rescate y ampliar en siete años sus plazos de devolución.

A su vez la dirección del PS señaló en una nota que "no rechaza" el diálogo pero mantiene su postura a favor de renegociar las "condiciones" del programa de rescate, aplicar medidas presupuestarias "creíbles" y "acabar" con la política de austeridad.

Pasos Coelho califica en su carta de "esencial" que haya un consenso nacional amplio sobre el programa de ajustes para que éste tenga éxito y recuerda el apoyo que dio el PS al memorando de asistencia en el pasado.

Pero los socialistas, que negociaron el rescate financiero antes de perder el poder en las elecciones anticipadas de junio de 2011, aseguran ahora que el Gobierno conservador ha llevado la austeridad más lejos de lo acordado con la troika, en vez de pedir mejores condiciones ante el empeoramiento de la economía lusa.

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