Durante lo peor de la pandemia

Google, Facebook y la UE elevan su guerra ante la desinformación que viene del Este

  • La diplomacia comunitaria intensifica los avisos contra las injerencias de Rusia y las empresas suspenden y bloquean cientos de páginas. 
Google, Facebook y la UE elevan su guerra ante la desinformación que viene del Este
Google, Facebook y la UE elevan su guerra ante la desinformación que viene del Este
EP

Lo último es recurrir a Satán. El demonio, el maligno, el del 666 y la marca de la Bestia que unirá a toda la humanidad en el inicio del Apocalipsis. Todo esto no es la sinopsis del próximo éxito de Netflix sino una entrada del blog de la página web de EuVsDisinfo, una iniciativa del Servicio Europeo de Acción Exterior que no da abasto desde hace dos meses en la denuncia de campañas de desinformación contra los intereses comunitarios y el primer mundo en general a cuenta ahora del coronavirus. En guardia desde hace un lustro, la pandemia ha abierto la puerta a piratas informáticos que roban cuentas bancarias o datos personales pero también se cuelan campañas de todo tipo que solo buscan desprestigiar Europa.

Las habrán oído, leído y quizás conozcan a alguien que las ha compartido: el 5G propaga el virus, la enfermedad se creó en un laboratorio de la OTAN, las elites quieren reducir la población del mundo desarrollado, todo esto es culpa de Bill Gates… Un vídeo titulado ‘Plandemic’ llegó a contar con ocho millones de visitas en unos pocos días antes de que los gigantes tecnológicos coincidieran en prohibir su reproducción y, claro, su expansión. Google, Facebook, Twitter… las redes sociales también multiplican sus acciones de res-puesta rápida a la desinformación teledirigida. Que se lo digan al mismísimo Donald Trump, a quien esta misma semana le pusieron un aviso a un tuit.

La ONU también se apresuró, al poco de extenderse la crisis, allá por el 31 de marzo, en advertir de que tanto el cibercrimen como la desinformación. El FBI, Europol, la Guardia Civil y la Policía Nacional… hasta las policías locales de las poblaciones pequeñas dedican más tiempo que nunca a detener a los delincuentes de las redes de estafas o timos. No obstante, es solo una de las ramas que la Covid ha exacerbado a través de la conexión global.

El enemigo ya llevaba tiempo usando las redes a su favor. Por todo ello, Bruselas creó en 2015 la East StratCom Task Force, una unidad ideada para, según sus propias palabras "señalar y responder a las actuales campañas de desinformación de la Federación Rusa que afectan a la UE, sus estados miembros y países vecinos". De ahí nació la web de EuVsDisinfo que, en este tiempo, ha denunciado un total de 6.500 campañas orquestadas desde el Kremlin y alrededores. Eso no le ha impedido ampliar y señalar otros focos de desinformación: China, Oriente Medio…

Según explica Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, con el coronavirus ha traído una serie de "campañas que ponen en riesgo a la población afectada y perjudican la imagen de los sistemas sanitarios y la gestión de la crisis en la UE". "Además de las clásicas negacionistas de la pandemia o las conspirativas, figuran las que atribuyen virtudes curativas a la leche¸ el vodka o la medicina tradicional y se las niegan a las vacunas y fármacos. Su circulación genera reacciones incontroladas; por ejemplo, las manifestaciones violentas en Reino Unido, Bélgica y Países Bajos contra las redes 5G en las que se quemaron torres", apunta en un reciente artículo publicado en la organización especializada en política internacional.

El analista no solo apunta a Rusia y a sus medios afines, sino que "sus homólogos chinos hacen lo propio magnificando su respuesta en comparación con la europea". El problema, con todo, va más allá. Porque los gobiernos pueden poner la semilla y luego vienen todos los seguidores, ya sean voluntarios o subvencionados "para alimentar la tensión geopolítica, incluso en situaciones tan complicadas como una pandemia, mediante la movilización de troles que defienden sus causas patrióticas y desacreditan las de los rivales, con lo que generan confusión y ruido", continúa Arteaga.

Y en esto, que tuvieron que reaccionar las empresas que, al fin y al cabo, sirven de escaparate a todas estas campañas. Por un lado, en cuanto a garantizar la seguridad de sus datos y las transacciones que amparan; por otro, para bloquear y borrar contenidos de organizaciones coordinadas y alentadas por los Gobierno.

Google usa para estas dos grandes misiones a su Tag (Threat Analysis Group o Grupo de Análisis de Amenazas) que, en poco menos de dos meses desde que el virus tomó la vida del planeta ha echado abajo un millar de vídeos en Youtube que había identificado como parte de campañas de desinformación evidentes. No siempre de contenido políticas, pero cuyo sustrato era evidente tras todas las invenciones.

Facebook, por su parte, le ha puesto su propio nombre al enemigo: CIB (Coordinated Inauthentic Behavior, o Comportamiento Inauténtico Coordinado) y en el mes de abril (mes del que hay informe completo de momento) suspendieron ocho grandes redes procedentes de Rusia e Irán que manejaban múltiples cuentas y páginas de la red social. Como consecuencia de ello, se anularon 732 cuentas en Facebook y 162 de Instagram, así como 793 páginas y 200 grupos.

La mayoría de ellos procedían de dos webs bastante conocidas por la Unión Europea: SouthFront y NewsFront, dos páginas informativas de clara tendencia a favor del Gobierno ruso. Las afectadas, por su parte, han denunciado la censura de los americanos y lo esgrimen como prueba irrefutable del acoso al que son sometidas las informaciones que van contra el ‘stablishment’ occidental.

Sea como sea, el Servicio Europeo de Acción Exterior ya no sabía cómo denunciar a este tipo de medios de unos años a esta parte y ha tenido que venir la Covid para que las empresas reaccionan. A este respecto, el investigador principal del Real Instituto Elcano admite que "comienzan a tomar conciencia de que los efectos masivos de la desinformación no serían posibles sin la difusión a través de ellas, lo que las obliga a multiplicar sus capacidades de contrastar los hechos y evitar su difusión". Para ello, han debido actualizar su capacidad de reacción, desde la tradicional vigilancia sobre los delitos de odio o la explotación infantil a todo lo relacionado con la sanidad: falsos remedios, especulación…

"También han tenido que afrontar problemas con la ingente verificación de contenidos, por ejemplo, en los vídeos con anuncios de publicidad, lo que ha ralentizado su autorización y dificultado su monetización. En todo caso, y con los datos conocidos hasta ahora, parece que las grandes plataformas han tomado medidas más agresivas que en ocasiones anteriores, más controvertidas por su relación con la libertad de expresión o las campañas electorales", concluye Arteaga.

Entretanto, y según concluye la web especializada de la UE contra la desinformación rusa en su informe de esta semana, parece que lo peor de las campañas en torno al coronavirus empieza a remitir, como demuestra la resurrección de un viejo preferido de los medios oficialistas de Moscú: la demonización de Ucrania. Con todo, no han faltado campañas recientes ni noticias que ahonden en minar el modelo occidental. Desde unir a Bill Gates y George Soros como responsables de que no haya vacuna universal a exagerar la división de la UE (aunque en esto quizá no necesiten magnificar mucho) a la vez que se ensalza a los países no capitalistas como los que mejor están afrontando la crisis sanitaria. Tampoco falta la asunción de que la Covid-19 es un arma biológica desplegada por Estados Unidos.

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