La gran industria electrointensiva busca alternativas para salvar su producción ante los altos precios del gas. El sector industrial español lleva meses sometido a la crisis energética, que tiene su reflejo en fábricas paradas y ERTEs para sus empleados. Tras considerar que los esfuerzos de las instituciones por insuflar aire están siendo insuficientes, ahora piden pisar el acelerador con más reformas para el sistema energético.
Uno de los grandes retos pendientes de los electrointensivos es su encaje en el nuevo contexto renovable, que deja serias dudas por su intermitencia y disponibilidad en una industria donde el precio de la electricidad puede suponer hasta el 60% de los costes de producción. Estos recelos se han incrementado tras el reciente fracaso de la última subasta de capacidad renovable, donde sólo se adjudicaron 45,5 megavatios sobre un total de 3.300 subastados, el 1,4% del total.
Por esta razón, cada vez más voces autorizadas aumentan la presión sobre el Gobierno para que repita la subasta incluyendo ajustes que permitan cumplir con las expectativas del mercado. Las primeras reclamaciones llegaron de mano de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), que considera que no se tuvo en cuenta la inflación ni los precios futuros de la electricidad. Una vez visto el resultado, piden que no se pierdan estos megavatios no otorgados en esta subasta y se incluyan en las siguientes.
Otras voces fueron más explicitas, como el CEO de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle, que el pasado jueves calificó el resultado de "lamentable". A su juicio, el Ministerio de Transición Ecológica pretendía "comprar el mayor volúmen al menor precio" pero que debió haber tenido en cuenta "el momento" en que se realizó. Endesa ha declinado hacer declaraciones al respecto, aunque analizarán "en cada caso" su participación en las futuras.
Para Pedro Basagoiti, director de Tecnología de OMIE, la subasta había dejado "luces y sombras". Entre las primeras se encuentran la gran cantidad de oferentes, algo que demuestra que "hay muchos promotores que valoran poder asegurarse contratos a largo plazo". Por el contrario, apuntó a la problemática que generan los precios de reserva emitidos por el Ministerio, "que dan lugar a ofertas casadas que dejan precios más elevados", según declaró en el Foro Energía 2022 celebrado este lunes en el Congreso.
Subasta privada para conseguir precios estables
Para hacer frente a esta situación, la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE) está ultimando una subasta privada de energía renovable destinadas a consumidores electrointensivos, que esperan poner en marcha en el primer semestre de 2023. Diseñada en colaboración con OMIE y Bird&Bird, busca asegurar parte del suministro eléctrico que requerirán durante los próximos 12 años a un precio estable y asequible.
Para Hermenegildo Altozano, socio de Bird&Bird, esta iniciativa permite "dotar de previsibilidad y seguridad a las obligaciones de pago", al contar con un marco contractual estable. Por su parte, Basagoiti apuntó que estas subastas permiten que los productores puedan vender "una cantidad relevante de energía renovable a un precio razonable, de manera sencilla y organizada".
La solución adoptada por la gran industria pretende garantizar su competitividad, que "ya está viéndose mermada" según José Antonio Jainaga, presidente de AEGE. Gobiernos de otros países europeos están desarrollando medidas distintas a las españolas, algo que pretende atajar el sector y equiparar así su acceso al suministro energético con el de los países del entorno. "De lo contrario, 2023 será un año aciago para la industria intensiva en el consumo de energía", alegó Jainaga.
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