Gual da por terminado el efecto negativo del 1-O en los depósitos y la economía

  • El banquero, que descarta una “sobrerreación” con el cambio de sede, atisba una mejora de la actividad superior a la esperada
Jordi Gual
Jordi Gual

El referéndum de independencia de Catalunya sacudió los cimientos del sector financiero. La intranquilidad de clientes, moviendo su dinero fuera de la región, forzó decisiones históricas como el traslado de la sede de Caixabank a Valencia. Surtió el efecto deseado de suturar la salida de fondos y hoy su presidente Jordi Gual y su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, no solo defendieron que la crisis en los depósitos quedó atrás sino que ya atisban una evolución en la economía incluso superior a la esperada.

La escalada independentista antes y después del 1-0 frenó inversores, proyectos empresariales y consumo, invitando a organismos y departamentos de estudios a revisar a la baja las proyecciones. El de Caixabank rebajó las perspectivas de crecimiento de la economía española para 2018 desde el 2,7% inicial al 2,4%. Pero el impacto “solo se circunscribió al mes de octubre” con una recuperación en noviembre y diciembre que le lleva hoy a pensar que crecerá algo más, un 2,5%, desveló Jordi Gual. “Pensamos que a futuro, los actores, van a buscar mayor estabilidad”, infirió; confiado en que la situación acabe solucionándose de forma dialogada.

Caixabank presentaba resultados, los más altos de su historia: 1.684 millones, con una mejora del 61% interanual construida sobre los ingresos recurrentes en España (aquí su ganancia subió el 44%) y los primeros 176 millones que aporta el BPI después de su adquisición. Según los balances divulgados de la entidad salieron 2.968 millones de euros en depósitos y cuentas a la vista en el último trimestre del año, después de la celebración del referéndum aunque ambos ejecutivos eludieron cifrarlos o detallar el trasvase de ahorro que tuvo lugar con las famosas cuentas espejo desde Cataluña a otras provincias para tranquilizar a clientes temerosos.

El consejero delegado admitió que en el tercer trimestre cayó un 0,2% el volumen gestionado en recursos de clientes, y limitó a 700 millones el drenaje específico en depósitos. Según sus palabras fueron “salidas moderadas” y centradas en octubre pero, en su mayoría, hacia otros productos: “hemos tenido un crecimiento del 1,2 en fondos de inversión y del 1,6 en fondos de pensiones. Lo estamos es dando un servicio que les puede interesar”, argumentó en relación a la prescripción de otras alternativas de ahorro con un potencial superior de rentabilidad inexistente en depósitos con el euríbor negativo.

Su reivindicación que es que, pese al tsunami, el banco saldó el ejercicio con 10.600 millones de euros en crecimiento de recursos de clientes bajo administración. “Lo que tenemos que hacer es mirar hacia adelante, y en enero hemos sido el banco con el aumento más importante en captación de ahorro en fondos”, zanjó.

Si la salida fue tan contenida ¿se arrepienten de haber trasladado la sede? fue una de la preguntas que tuvieron que encarar durante la presentación de las cuentas. “En ningún caso hubo sobrerreacción en la salida de Catalunya por la fuga de depósitos, fue una decisión difícil pero acertada puesto que en los días sucesivos nos recuperamos", refirió Gual, subrayando que el objetivo era "mantener la seguridad jurídica y la continuidad del negocio” ofrecer confianza al cliente y al accionista y continuar con el necesario acceso a la financiación del Banco Central Europeo (BCE).

“El consejo lo decidió para dar esa señal de confianza y surtió el efecto: tras aquel viernes o sábado -en el que se aprobó el traslado- el proceso de reversión se inició al lunes siguiente”, desveló, agradeciendo por hasta dos veces el “esfuerzo de toda la red comercial” que calificó de “enorme” durante “la primera, la segunda y la tercera” semana de octubre.

El grupo se encuentra actualmente centrado en la integración del luso BPI con intención de aprovechar al máximo las sinergias y descarta embarcarse de nuevo este año en nuevas operaciones corporativas.

Gual es escéptico, incluso, sobre la posibilidad de que se avecine un nuevo proceso concentración en España o Europa, pese a la insistencia de los bancos centrales, e incluso a largo plazo por la complejidad para ensamblar instituciones que operan en diferentes mercados. Se alineó, de hecho, con el presidente de BBVA, Francisco Gonzalez, en una apuesta digital donde la expansión internacional pueda acometerse con canales telemáticos “sin presencia física”. Aún así, es el banco dueño en España del 18% de las sucursales, algo que le permite, según su propia defensa, dar servicio al 30% de los ciudadanos y contar con el 26,7% de las nóminas domiciliadas en el país.

Mostrar comentarios