Ignoran la coordinación de Bruselas

Guerra a muerte por atraer al turismo libre de Covid-19 entre los países de la UE

La playa de la Concha, en San Sebastian, repleta de bañistas esta semana
La playa de la Concha, en San Sebastian, repleta de bañistas esta semana
La Información

Grecia, Italia, Francia y, finalmente, España. Las grandes potencias turísticas europeas viven ya una verdadera cuenta atrás para la apertura de sus fronteras y la preparación de la temporada veraniega. Un impulso real a las empresas vinculadas al turismo, el 10% de la economía europea, pero también una carrera contrarreloj para perder los menos millones posibles de viajeros. En estos tiempos de pandemia, restricciones y desescaladas, el enfrentamiento entre los gobiernos europeos no es sólo por la gobernanza económica y los mayores recursos posibles de Bruselas sin contrapartidas.

Entre bastidores, Europa vive una verdadera guerra de sus socios por ver quién reactiva antes su sector tras la apertura de sus fronteras y quién atrae a más turistas este verano. Y todo bajo la constatación de que la crisis del coronavirus arruinará el crecimiento continuado del sector en el continente. En Portugal, por ejemplo, el turismo había tocado récord tras récord de actividad durante los últimos cuatro años, periodo en el que los ingresos generados aumentaron en total un 60%. El año pasado llegaron casi 30 millones de turistas extranjeros. Este año no lo harán ni la mitad.

Bruselas diseñó un plan sobre el turismo y la reapertura de fronteras buscando establecer puentes aéreos entre los países de la UE con situaciones epidemiológicas similares. Hoy, con tantos miles de millones de euros en juego, se puede reconocer que ese plan ha fracasado porque cada gobierno ha tomado su propio camino y esquiva las recomendaciones comunitarias tomando decisiones unilaterales.

Lo que priman ahora son los acuerdos bilaterales. Francia reaccionó con una cuarentena proporcional a la decretada por España y Alemania invitó a una decena de países (Bulgaria, Malta, Italia, Grecia, Chipre, Eslovenia, Portugal, Croacia y España) para coordinar sus movimientos. Eran, claro, algunos de los principales destinos de veraneo de los turistas germanos y, en paralelo, lleva negociando semanas con Austria sobre el movimiento mutuo de sus ciudadanos.

Ante la falta de un plan común para la apertura de fronteras internas, sin colmillo suficiente en Bruselas para imponerlo, más países han tomado el mismo camino, especialmente los fronterizos entre sí. Las tres repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania ya permiten los viajes de sus ciudadanos entre sus países; Croacia tiene un acuerdo bilateral con la República Checa, Austria, Hungría y Eslovaquia; Bulgaria otro con Grecia.

Chipre, destino mediterráneo que aspirar a robar turistas a España, Italia y Francia, ha llevado al extremo estos acuerdos bilaterales, desarrollándolos en dos fases. A principios de junio podrán llegar viajeros de Grecia, Malta, Bulgaria, Austria, Noruega, Finlandia, Israel, Dinamarca o Alemania. Unas semanas más tarde lo harán los de Suiza, Polonia, Rumanía o República Checa. 

No hay de momento una fecha para los de Italia o España. “Son el camino”, reconoció sobre los acuerdos bilaterales la Presidencia croata, país que ostenta la rotación comunitaria este primer semestre, en una reunión de ministros europeos de Turismo, “cuentan con gran apoyo entre los Estados Miembros”.

Ayuda al turista

La guerra abierta entre los socios europeos llega también a sus Haciendas. Luxemburgo ha empezado a distribuir ayudas directas a los ciudadanos para impulsar el turismo nacional, compensando la caída de viajeros internacionales. Ofrecerá un vale de 50 euros a sus ciudadanos y a los más de 200.000 trabajadores fronterizos de Francia, Bélgica o Alemania para gastar en hoteles o alojamientos turísticos del país durante el verano.

Toda esta carrera por hacerse con el turista servirá sólo para salvar a medias la temporada de verano porque el sector, junto con la hostelería fuertemente asociada a él, es posiblemente el más golpeado por la crisis del coronavirus. El desplome de la frecuencia de vuelos y el cierre de los hoteles debido a la Gran Reclusión han llevado hasta el borde del precipicio a sus empresas.

De ahí los rescates públicos de Lufthansa por Alemania valorado en 9.000 millones de euros, el de Air France por Francia o de KLM por los Países Bajos. Y pese a las medidas unilaterales sobre sus fronteras y restricciones, al menos sus anuncios si han tenido un impacto positivo en las bolsas para las empresas del sector. La acción de IAG simboliza este despertar con un rebote del 20% en una sola jornada. En España, Sol Melia o NH Hoteles subieron en algunos casos por encima del 25% tras la decisión del gobierno de eliminar las cuarentenas a partir de julio.

La asociación European Travel Commission (ETC) que agrupa las organizaciones nacionales del continente, señala que “el turismo en Europa vive una crisis sin precedentes” y espera una caída “en la mayoría de los destinos europeos de entre el 30 y el 40% en 2020”. Francia, según esta asociación, será el país del continente más golpeado ya que arriesga perder hasta 40 millones de viajeros, una cifra ligeramente superior a la de Italia y España.

Este desplome de la actividad tendrá una repercusión laboral. El Consejo Mundial del Turismo estima que Europa perderá durante 2020 cerca de 13 millones de empleos directos sólo en el sector. “Los niveles pre-crisis del turismo”, señalan desde ETC, “no se recuperarán completamente hasta 2023”. La incertidumbre sobre la desescalada, el temor a nuevos brotes y contagios o sobre la seguridad en los establecimientos turísticos frenará los desplazamientos de millones de europeos. En España, la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) reconoce que las pérdidas serán como mínimo de 70.000 millones de euros y hasta un 75% de los hoteles en Barcelona podrían permanecer cerrados hasta septiembre.

El touroperador alemán Tui, el gran operador de paquetes de viajes y veraneo, rescindirá este año 8.000 empleos y sólo en el primer trimestre del año acumuló unas pérdidas netas de 750 millones de euros. En Alemania, la gran empresa de cruceros, Aida Cruises, mantendrá a su flota de 14 gigantes marítimos en puerto hasta el 31 de julio, igual que la italiana Costa. Los ferries en Grecia vuelven a operar entre los cientos de islas, pero sólo pueden vender el 50% de los billetes en un país apenas golpeado por la pandemia.

Incluso en un destino como Croacia, con apenas un centenar de muertos y donde los contagiados superan ligeramente los 2.000, y que se ofrece junto con Grecia como una de las alternativas ‘seguras’ en el Mediterráneo, la recuperación será muy tímida. Su gobierno reconoce que la caída por los ingresos del turismo rondará el 70% este año.

Un gran freno de mano. Esa será la nueva realidad en las ciudades turísticas, las playas, hoteles y montañas europeas durante este verano, mientras los gobiernos se pelean por migajas tras haber derrotado con miles de fallecidos la primera oleada de la Covid-19 y a que las empresas del sector ven una tenue luz al final de la reclusión.

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