Lo contaba hace unos días el presidente de una importante organización sectorial. Se encontraban en un país asiático con motivo de una misión empresarial largamente preparada para explorar nuevas oportunidades de negocio para las compañías de su sector. La organización con la ayuda de la Oficina Comercial de España en el país había estudiado con detalle el mercado local, identificado a las empresas más interesantes para entablar relaciones comerciales y convocado a las autoridades más vinculadas a su ámbito de negocio. Todo parecía estar bajo control. Pero no. Muchos de los actores locales convocados manifestaron su sorpresa tras constatar que el encuentro tenía el mismo perfil sectorial que otro también con empresas españolas celebrado apenas dos semanas antes... Uno de los organismos de promoción exterior de las comunidades autónomas había organizado por su cuenta un encuentro similar a espaldas de la oficina comercial española en el país, apoyándose en su propia estructura en el país.
El caso no es aislado, según reconocen hasta tres dirigentes empresariales de organizaciones de diferentes sectores fuertemente internacionalizados. "Los organismos autonómicos trabajan por su cuenta y se producen solapamientos y descoordinaciones que no sólo arruinan el trabajo de meses sino que son dañinas para la imagen del país", admite uno de esos responsables.
El director general de Política Comercial y Competitividad del Ministerio de Economía, Antonio García Rebollar, admitía el problema en una reciente jornada empresarial. "El principio de coordinación de la acción comercial exterior española debe prevalecer. Tenemos que ser capaces de diseñar acciones que no compitan entre sí, sino que se complementen para evitar un derroche de recursos".
El Ministerio de Economía ya se ha puesto manos a la obra. La recientemente presentada Estrategia de Internacionalización de la Economía Española para el periodo 2017-2027 reactiva la vieja aspiración del área económica del Gobierno de centralizar en la red de un centenar de oficinas comerciales que España tiene repartidas por todo el mundo la acción exterior del país, tanto la de iniciativa estatal como de naturaleza autonómica.
El reto no es sencillo. La crisis ha reducido la nómina de oficinas comerciales de las comunidades autónomas en el exterior pero no ha desactivado su estructura de promoción exterior. Las comunidades autónomas continúan manteniendo sus pequeños 'icex' y algunas de ellas o bien mantienen oficinas comerciales propias o bien se han apoyado en partners para continuar prestando servicios de asesoramiento a las empresas regionales que pretenden internacionalizarse.
El plan del Gobierno
El documento gubernamental define el fortalecimiento de "la coordinación y complementariedad de las acciones de todos los actores relevantes en materia de internacionalización" como uno de los ejes básicos de actuación para la próxima década y recuerda que es el Gobierno el que dirige las políticas de internacionalización y que su coordinación corresponde al Ministerio de Economía a través de la Secretaría de Estado de Comercio.
La estrategia del departamento que dirige Luis de Guindos bascula sobre el fortalecimiento del Consejo Interterritorial de Internacionalización, el órgano que reúne a Estado y comunidades autónomas. Según fuentes del Ministerio, la idea es que sea ese órgano el que coordine las iniciativas de acción exterior del Estado y las comunidades autónomas para evitar solapamientos. Economía entiende que de esta manera se lograrán tres objetivos básicos: ahorrar costes, aprovechar mejor los recursos disponibles y, sobre todo, dar mayor cohesión a la imagen-país que se transmite.
La Estrategia de Internacionalización del Gobierno no lo dice expresamente, pero fuentes de Economía admiten que en último caso el funcionamiento ágil del Consejo Interterritorial debería permitir que a medio plazo las estructuras autonómicas se integraran en las oficinas comerciales de España en el exterior.
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