¿Hacia una recesión? El batacazo de Apple alienta el pesimismo sobre la economía

  • El FMI pide a los países desarrollados disponer 'amortiguadores fiscales' lo antes posible para "disponer de margen de maniobra frente a la recesión".
Gráfico datos macro recesión
Gráfico datos macro recesión

'Recesión'. La palabra maldita para la que los políticos suelen buscar creativos eufemismos como 'desaceleración brusca' o 'crecimiento negativo', y que parecía haber desaparecido del vocabulario tras la traumática crisis fiscal y financiera que marcó a fuego la transición entre la pasada década y la actual, ha vuelto. Y parece que para quedarse.

Hasta hace unos meses apenas sí se deslizaba en algún informe, y no tanto como expectativa esperable sino como potencial riesgo si la guerra comercial EEUU-China se desmadraba y se materializaban todas las amenazas latentes que suelen acechar a la economía.

Pero el tono ha comenzado a cambiar. Un informe de Natixis ya advertía el pasado mes de agosto de que había casi un 100% de certeza de que la recesión se aproximaba a Estados Unidos y en algún momento posterior al resto del mundo, y en el último informe de previsiones del Fondo Monetario Internacional el nuevo economista jefe del organismo, Maurice Obstfeld, aconsejaba de forma explícita a los países desarrollados disponer 'colchones fiscales' para amortiguar el impacto de la próxima recesión económica y disponer de algún margen de maniobra para animar sus economías domésticas cuando esto suceda.

Como es habitual en estos casos, el camino hacia el consenso en torno al empeoramiento de las expectativas económicas se ha asfaltado a partir de evidencias macroeconómicas -como la certeza de que las economías desarrolladas se han quedado sin margen para explotar más su capacidad productiva o el desplome de la producción industrial en China-; acumulación de amenazas potenciales -guerra comercial, situación en Italia, Brexit-; y sucesos puntuales que contribuyen a erosionar la confianza de los inversores. 

El más significativo de éstos sin ninguna duda ha sido la histórica revisión a la baja de la previsión de ingresos del gigante tecnológico Apple, un hecho que no ocurría desde el año 2002 y cuya vinculación directa con el pulso comercial entre Estados Unidos y China ha generado una corriente de pánico entre los inversores.

La jornada del jueves en los mercados estadounidenses, con el desplome del 8% en el valor de las acciones de Apple arrastrando a todo el mercado, disparó los temores de que la anunciada desaceleración económica en EEUU se convirtiera en una recesión y ha llegado al punto de obligar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a matizar su posición respecto al programado encarecimiento del precio del dinero a lo largo de 2019 y comprometer que solo se hará si el contexto económico lo permite.

Empiezan a preocupar las herramientas 'anti-crisis'

"Lo de Apple de esta semana ha sido un indicio más, pero llevamos viendo señales preocupantes desde hace un tiempo", señala María Jesús Fernández, analista de Funcas. Menciona entre ellas el desplome de la rentabilidad de los títulos de deuda pública, que interpreta como un signo del deterioro de las expectativas de los inversores; los preocupantes datos económicos que llegan desde China, o el inesperado decrecimiento que experimentó Alemania en el tercer trimestre del año. "Incluso ya se empieza a descontar en el mercado que ni la Reserva Federal ni el BCE subirán los tipos en 2019 y eso es señal de que la situación se está deteriorando de forma rápida", advierte la analista de Funcas.

Hay pocas dudas de que en los próximos meses asistiremos a una revisión generalizada a la baja de las expectativas de crecimiento en las principales áreas económicas desarrolladas del mundo, que serán más suaves o más severas en función de que los riesgos latentes se materialicen o no. Y a la hora de afrontar riesgos, Europa no es precisamente la zona menos expuesta.

Con la resolución definitiva de la salida de la UE del Reino Unido aún en el aire y el riesgo de un 'Brexit duro' sobre la mesa, la situación de Italia encarrilada pero no solucionada y la amenaza de las guerra comercial en puertas, Europa afronta esta nueva situación, además, sin haberse dotado de los instrumentos preventivos y de resolución de crisis previstos.

Los analistas no esperan que España caiga en una recesión de manera fulminante, pero sí advierten de que el contagio de la situación internacional puede ser muy dañino porque llegaría por ámbitos especialmente relevantes para el crecimiento doméstico: el sector exterior y el coste de la deuda, es decir, los dos factores esenciales para explicar el modo en que España ha salido de la crisis.

Por el momento, los analistas esperan que la actual previsión de crecimiento de España para el año 2019, del 2,3%, no aguante más allá de la primavera. Y es que, después de cuatro años con crecimientos en el entorno del 3%, nuestro país no ha sido capaz de resolver sus principales desequilibrios. "Mantenemos un déficit estructural del 3% y la deuda pública continúa estando en niveles cercanos al 100%, es una situación realmente muy vulnerable", señala María Jesús Fernández. 

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