Huelga general: ¿Por qué Francia puede y España no?

  • Francia lleva más de una semana con jornadas de protestas a lo largo y ancho del país y hoy celebra su enésima huelga general contra la reforma de las pensiones impulsada por Sarkozy. Mientras allí se movilizan hasta los estudiantes de instituto, en España solo ha habido una huelga general con escasa participación. ¿Por qué?

Seis, siete, ocho o nueve huelgas generales. Según el recuento de cada cual el número varía, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que hoy Francia celebra su enésima huelga general para protestar contra la reforma de las pensiones de Nicolas Sarkozy.

Los estudiantes de instituto llevan días protestando y formando piquetes de motu propio delante de los centros educativos, el sector de transportes ha dejado a más de un español con el vuelo cancelado o retrasado en las vacaciones de verano, la falta de suministro de gasolina ha estado a un tris de bloquear el aeropuerto de Orly en París...

Mientras tanto, en España la huelga general del 29-S pasó sin pena ni gloria, convocada con meses de antelación y con numerosas voces críticas que se quejaban de que la protesta llegaba tarde, con la reforma laboral ya aprobada.

¿Pero por qué en Francia hay tanta movilización y en España, que pasa igualmente por una de sus peores crisis económicas, las manifestaciones y huelgas quedan reducidas a un mínimo?

Lo primero a tener en cuenta es que la 'cultura de la movilización' está muy arraigada en un país donde el lema de la Revolución Francesa 'Liberté, egalité et fraternité' sigue muy presente en la vida diaria de los galos, incluidas las monedas. Además, España tiene una democracia mucho más joven que el vecino del norte.

'Llevan más años de democracia formal y real que nosotros, tienen tradición de separación de poderes y los sindicatos en España durante el franquismo formaban parte del régimen, pero ahora también en buena medida', asegura el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Díez Nicolás. 'En Francia hay una separación en la exigencia de rendición de cuentas. El movimiento estudiantil de mayo del 68 en París no solo fue una contestación contra el Gobierno de De Gaulle, sino también contra sindicatos y patronales, contra los poderes establecidos', recuerda.

Aurélie Gonthier, jurista en París, subraya además que en Francia 'el derecho sindical tiene más de un siglo'. Esta jurista dice que 'la importancia de los sindicatos en las empresas (con la sindicalizacion de los empleados), y el poder financiero y político de esos sindicatos [unidos a] la creencia en el poder del pueblo' son claves para explicar esa capacidad de movilización.

Pero la situación en España es peor que en Francia, con un 20 por ciento de paro, frente al 9,3 por ciento de allí y aún así no salimos tanto a la calle. Los franceses protestan porque la edad mínima de jubilación obligatoria subirá de los 60 años a los 62 (y de 65 a 67 la edad para cobrar la pensión máxima) cuando el Senado apruebe la nueva normativa mañana miércoles. Mientras tanto, en España el Gobierno ha propuesto llevar la edad mínima de los 65 a los 67 y la respuesta en la calle fue lo que se vio el 29-S.

'Los medios de comunicación nos enseñan que es un derecho constitucional y la gente lo sabe', indica Aurélie Gonthier. Y para los franceses eso parece ser suficiente. 'Muchas luchas en la calle han dado resultados, por ejemplo las protestas contra el Contrato de Primer Empleo en 2006' que precarizaba los contratos a los jóvenes. Por aquel entonces Dominique de Villepin era primer ministro de un gobierno dirigido por el mismo partido de Sarkozy (el UMP) y acabó echando marcha atrás después de una huelga general.

'Porque [en Francia] hay tradición de salir a la calle y de no asustarse. La mayoría del pueblo suele bascular entre dos extremos: o aceptan el status quo o van a por todas en la calle', indica Díez Nicolás. Esa parece ser la diferencia entre España y Francia.

'La gente en situación precaria puede tener más razones para ir [a la huelga] pero al mismo tiempo tienen más temor. [Además,] cuatro millones no pueden hacer huelga porque no están trabajando', justifica Fernando Lezcano, secretario de comunicación de Comisiones Obreras. Lo que no dice es que esos cuatro millones sí pueden salir a la calle a manifestarse, pero tampoco lo han hecho.

Casualmente el 20 por ciento de paro casa con el 'entre el 16 y el 20 por ciento' de economía sumergida que el ministro de Trabajo Celestino Corbacho dijo que existe en España (aunque luego dijo que sus declaraciones no tenían base científica). 'Los españoles tienen miedo a perder su empleo. Dicen 'bueno, no tengo contrato legal, pero cobro a fin de mes'', indica Díez Nicolás.

Pero para Lezcano la diferencia principal con el éxito de las huelgas generales en Francia 2013al menos en número de convocatorias- está en que 'no hacen huelgas generales del estilo que hacemos aquí, que convocamos a todos los sectores, sino que allí [las huelgas] están sectorializadas: transporte, sector público...' y así es normal que se convoquen más huelgas, opina el portavoz de CCOO.

Juan Díez Nicolás aporta otro motivo: 'los sindicatos españoles son especialmente distintos por la cantidad de liberados que tenemos y por la cantidad de subvenciones que reciben del poder político; no solo de los Presupuestos [Generales del Estado], sino por ejemplo en formación y empleo'.

Aunque Fernando Lezcano naturalmente defiende la independencia de los sindicatos, también la de UGT (próximo al PSOE), pero admite que 'el hecho de que el Partido Socialista sea quien gobierne, influye'.

En Francia, el Partido Socialista está en la oposición, por lo que su apoyo es mucho mayor a la movilización en contra de la reforma impulsada por un Gobierno conservador. '[A los franceses] les pasa algo como lo que aquí en 2002, cuando hasta Zapatero participaba en las manifestaciones', opina Lezcano.

El 6 de octubre CCOO y UGT anunciaron que convocarían nuevas manifestaciones contra las medidas de recorte del Gobierno, pero aún no lo han hecho. En Francia las movilizaciones no se hacen esperar, con protestas un día sí y otro también y hasta con los estudiantes de instituto ejerciendo de piquetes ante sus centros. Ellos llegan a tiempo: el Senado no votará la reforma de las pensiones hasta mañana.

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