Impuesto de Sucesiones: evita disgustos en la herencia con la figura del albacea

Fotografía de un jubilado, personas que pueden recurrir a un albacea en el impuesto de sucesiones.
Fotografía de un jubilado, personas que pueden recurrir a un albacea en el impuesto de sucesiones.
Imagen de Huy Phan en Unsplash.

El hijo de Camilo Sesto ya disfruta de la multimillonaria herencia que le ha dejado su padre. El cantante, que falleció a principios de septiembre, ha hecho a su primogénito heredero universal de una fortuna que se cifra en ocho millones de euros entre derechos de autor, propiedades y efectivo en cuentas.

Sin embargo, el único hijo reconocido del artista ha tenido que sufrir hasta conseguir la ansiada fortuna. ¿El problema? La figura del albacea, la persona a la que el cantante nombró el gestor de su herencia y con el que su familia no tenía, precisamente, buena relación. 

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Y es que el albacea es el encargado de velar porque los bienes del fallecido lleguen a las personas que este ha designado. Aunque no es una figura conocida, nombrar a un albacea en nuestro testamento implica ciertas ventajas, ya que nos aseguramos de que todo lo referente a nuestra herencia quede tal y como habíamos dispuesto, incluido el impuesto de sucesiones.

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El albacea, por encima de los hijos

Un testamento implica cierta seguridad en el reparto de bienes de la persona fallecida. Sin embargo, también puede ser motivo de disputas entre los herederos, lo que trae consigo conflictos legales o retrasos a la hora de recibir los bienes. Ante esta situación, el poder del albacea estará por encima del de los herederos y su papel siempre se basará en garantizar que la voluntad del fallecido se cumpla, se oponga quien se oponga.

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Para poder nombrar a esta figura será necesario haber redactado un testamento en el que figure de manera detallada cómo se quieren repartir los bienes que se tienen en posesión. Por lo general, el albacea suele ser una persona externa, con la que no se tiene ningún tipo de vínculo familiar y que, normalmente, será un abogado o notario.

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No obstante, no se trata de un servicio profesional por el que tenemos que abonar un determinado importe. Aunque es posible que a veces se fije un honorario por parte del testador, se trata de un cargo voluntario y, por tanto, en muchos casos, sin ningún tipo de retribución. Eso sí, una vez que el albacea se comprometa a ejercer el cargo, sus funciones sí pasaran a ser obligatorias. 

¿Qué ventajas tiene nombrar a un albacea?

Pese a que el albacea no es una figura muy extendida entre nuestra sociedad, contar con una persona que se encargue de que la herencia se reparta tal y como se había dispuesto proporciona cierta tranquilidad al testador. Sobre todo, si existen conflictos entre los herederos o si se cree que el testamento podrá ser, precisamente, el principal objeto de disputa.

Además, alguna de las ventajas que ofrece tener a un encargado del testamento es que los herederos no tendrán que preocuparse por los trámites relativos al funeral o al pago del mismo.

Otro de los beneficios de contar con el albacea estará relacionado con el dinero en metálico que tuviera el testador, ya que el administrador se asegurará de guardarlo, repartirlo o utilizarlo tal y como haya dejado redactado el fallecido. Junto con el dinero en metálico, el albacea también deberá encargarse de liquidar las deudas que tuviera la persona fallecida y dejar hecha su declaración de impuestos para que luego los herederos no tengan problemas con Hacienda.

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