El sector defiende su utilidad

El plástico sale a flote con la pandemia mientras espera el impuesto de Sánchez

La Covid-19 ha impulsado una fiebre consumista de plásticos y ha relanzado un sector de 3.000 empresas y 100.000 empleos directos que está demonizado por los residuos que genera.

La Covid agita el mercado mundial del plástico y golpea al medioambiente
La Covid agita el mercado mundial del plástico y golpea al medioambiente
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Mamparas protectoras, guantes de látex, mascarillas, jeringuillas, bolsas de supermercado, redes de fruta, bandejas de poliestireno, ‘packaging’ de producto fresco... La pandemia de la Covid-19 ha relanzado a la industria del plástico. O al menos a una parte de ella. “En general, la industria de los envases de plástico ha experimentado un repunte en la actividad del mercado, aunque otros sectores como el de la fabricación de plásticos para la automoción ha decrecido notablemente”, reconocen desde la patronal del plástico en España, ANAIP. “Éramos el ‘coco’ y ahora nos hemos vuelto imprescindibles”, dicen desde Disnou, empresa catalana que ahora no da abasto fabricando protectores faciales y mamparas de metacrilato.

Esto es una muestra de que el plástico, demonizado hasta ahora, ha sabido relanzarse como material de consumo durante la pandemia en todo el mundo. Un material del que se consumen 3,5 millones de toneladas al año en España, de los que 2,5 se convierten en residuos. El 70% del plástico consumido son envases, menaje, juguetes, papelería o muebles y se recicla alrededor de un millón, ocho veces más que hace 10 años. Por ejemplo, la alicantina Erum Group, proveedor exclusivo de perchas de plástico pata el grupo Inditex, es líder mundial en fabricación de perchas, ya que mueve un volumen cercano a los mil millones de unidades al año. Sus responsables, Coral y Blanca Erum, lo dejan claro: “Estábamos demonizados, pero la pandemia ha dejado claro que la industria del plástico es imprescindible”. Y es que las medidas higiénicas que impone la Covid-19 han hecho que el plástico vuelva a usarse masivamente como superficie aislante y protectora.

En los últimos diez años, los humanos hemos producido más plástico que en toda nuestra historia y la producción no para de crecer. El mundo genera 400 millones de toneladas de plástico al año y para el 2050 se prevé que se sean más de 1.000 millones de toneladas. Lo que podría significar que para esta fecha en nuestros mares haya más plásticos que peces. Pero el sector pone ‘el grito en el cielo’ ante ‘el cerco al plástico’ que supone, por ejemplo, la directiva europea que prevé eliminar los plásticos de un solo uso. Y es que la Comisión Europea tiene como objetivo que todos los envases plásticos sean reciclables o reutilizables para el año 2030. Lo mismo ocurre con el el impuesto al plástico que quiere implantar el Gobierno español y que ya se tramita en el Congreso.

El tipo impositivo del nuevo impuesto indirecto será de 0,45 euros por kilogramo de envase de plástico de un solo uso, una medida con la que se estima una recaudación de cerca de 724 millones de euros anuales.  Algo que ha provocado una rebelión por parte de la industria del plástico en España. EsPlásticos, plataforma en defensa del material, integrada por asociaciones empresariales y entidades sectoriales nacionales, critica duramente la tasa que prepara el Gobierno de España sobre los envases plásticos no reutilizables. Su argumento es que una medida de este tipo puede afectar negativamente a muchas empresas. Y también a los consumidores.

La plataforma defensora de los plásticos entiende que la imposición de este impuesto no reducirá la cantidad de residuos ni el abandono de los mismos en el medio ambiente. En cambio, supondrá un incremento de precio de muchos productos esenciales de primera necesidad. Según EsPlásticos, el coste de un envase vacío de productos lácteos se incrementa un 42% debido a la aportación del punto verde. Si a dicho coste se añade el nuevo impuesto, ello se traducirá en un aumento adicional del precio del envase del 26%. Por tanto, entre ambos impuestos el precio de dicho envase será un 68% más caro. 

Para el sector, la solución pasa por fomentar la economía circular y “mantener en el círculo de la economía los materiales y productos el mayor tiempo posible. De esta manera se previene la generación de residuos; y se aprovechan los recursos al reintroducir de nuevo los plásticos reciclados en la producción de nuevos productos; lo que genera empleo y riqueza en el país”. EsPlásticos considera que el impuesto no sólo afectará negativamente a la competitividad del sector, sino a toda la industria española que utiliza envases para la distribución y el transporte de sus productos. En esta línea, la medida podría tener repercusiones también sobre el empleo.

Una industria que teme riesgos de futuro

Pese a su relanzamiento durante la crisis, el sector del plástico, clave en la economía española, sigue estando en la picota por los residuos que genera. Pero no hay que obviar que representa el 21% de la industria manufacturera y el 2,7% del PIB español. Un sector que genera 93.000 empleos directos y más de 255.000 incluyendo indirectos e inducidos, a través de unas 3.000 empresas, en su gran mayoría PYMES e incluso micro-pymes. 

"Esta propuesta normativa de introducir un impuesto a los envases de plástico no reutilizables pone en peligro el empleo directo pudiendo reducirse en más de un 40% de aquí a 2030. No cabe duda de que la industria del envasado de plástico en España está en riesgo, ya que difícilmente soportara la reducción de fabricación y el incremento de cargas económicas. Además, la perdida de trazabilidad del impuesto, que puede verse integrado en el precio final reducirá la competitividad de las exportaciones españolas”, dicen quienes defienden su utilidad.

En resumen, según Isabel Goyena, portavoz de EsPlásticos, el gravamen “claramente discrimina los materiales plásticos, frente a otros, y conduce a una sustitución que no tendrá beneficios medioambientales, ya que los plásticos son los más eficientes y tienen un menor impacto ambiental, en cambio climático y uso de recursos. Se trata de una medida que, sin duda, va a influir muy negativamente en el consumidor y en absoluto va a suponer una mejora del medio ambiente. Reiteramos que se trata de una medida contradictoria y negativa para el medio ambiente, además de desproporcionada e injusta, poniendo en claro peligro un sector clave para la economía española, y lo más importante, ineficaz para su propósito final”. 

Pero la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, discrepa: "Si acumuláramos los residuos que se producen en España al año, nos daría para llenar 2.900 veces a rebosar el Estadio Santiago Bernabéu", replica para justificar el impuesto. Es la guerra del plástico. Ese que ha renacido con la pandemia.

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