"Parece una estadística sencilla pero su proceso de elaboración es más delicado de lo que parece". Cinco meses después de la declaración de pandemia global por parte de la OMS y cuando aún persiste la fundada sospecha de que las cifras oficiales sobre fallecimientos a causa de la Covid-19 en España no responden a la realidad, el presidente del INE, Juan Manuel Rodríguez Poo, continúa justificando la escasa implicación del instituto estadístico nacional en la medición estadística y posterior difusión de cifras sobre el número de defunciones causadas por el coronavirus.
Tras la fuerte contestación interna generada por su apatía en relación a este asunto, el INE empezó a principios de junio a publicar una estadística experimental que realiza un seguimiento semanal del número de defunciones registradas en España y las pone en comparación con las registradas el año anterior para dar una referencia del impacto que ha podido tener la Covid-19 sobre la mortalidad, al estilo de lo que ya hace el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria, 'Momo', elaborado por el Instituto de Salud Carlos III y que se ha convertido en la referencia estadística oficial durante esta crisis sanitaria. La información se construye a partir de la base de datos electrónica del Registro Civil, pero no procesa la información sobre la 'causa de la muerte' que figura en los boletines estadísticos que con regularidad mensual los registros envían al INE.
Al parecer ahí se sitúa el nudo de la complejidad de la estadística y el problema que ha impedido al INE proporcionar una información más inmediata sobre los fallecimientos acaecidos en España desde inicios de año y atribuidos de forma oficial por las autoridades sanitarias a la Covid-19. "No es un trabajo fácil porque hay muchos agentes implicados", explicó este martes en Santander el presidente del INE, en el marco de un curso sobre trabajo estadístico y Covid-19 que celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. "Ya hemos empezado a hablar con los agentes implicados con el objetivo de implantar un nuevo sistema de producción de esta estadística antes de que finalice el año". Fuentes del INE aclaran que esa negociación se centra en los registros civiles, que dependen del Ministerio de Justicia y que constituyen la fuente principal de la información que manejan los técnicos del instituto para elaborar las estadísticas que registran las defunciones en España.
El nuevo sistema de producción que salga de esta negociación, aclaró el presidente del INE, afectará tanto a la estadística de Movimientos Naturales de Población, que refleja la cifra de nacimientos y de defunciones en España en un ejercicio concreto y que ofrecerá la primera foto oficial del INE sobre el incremento del número de fallecimientos en el año en que apareció la Covid-19, cuya publicación está prevista para diciembre de este año; como a la Estadística de Defunciones por Causa de Muerte, en la que se deberían reflejar de forma específica el número de fallecimientos atribuidos en los centros sanitarios a la Covid-19 en España durante el año 2020, pero cuya publicación no se espera hasta el mes de diciembre del año 2021.
Rodríguez Poo reiteró en Santander que ha dado instrucciones para que se adelante lo más posible la publicación de estas estadísticas por el método de elaboración tradicional, pero a día de hoy las fechas previstas de publicación de estas estadísticas continúan siendo las que se habían fijado antes de la pandemia. Es decir, que si no cambia el escenario, el INE tendrá una estadística renovada antes de final de este ejercicio pero no publicará ningún dato sobre la cifra de muertes atribuidas de forma oficial a la Covid-19 hasta el mes de diciembre del año 2021.
Una gestión en el punto de mira
El papel del INE durante la pandemia no es un asunto pacífico en el seno del instituto estadístico nacional. La organización representativa del Cuerpo Superior de Estadísticos del Estado (AESE), del que se nutre la plantilla y los cuadros directivos del INE, remitió el pasado mes de mayo una carta al presidente del instituto, Juan Manuel Rodríguez Poo, afeando la falta de proactividad de la Dirección "en un asunto de indudable interés y preocupación para la sociedad española" y el contraste de su inacción con el trabajo desempeñado por las instituciones estadísticas de otros grandes países de Europa como Alemania, Francia, Italia o Reino Unido en la medición y difusión a la opinión pública de información sobre los efectos del coronavirus en sus sociedades.
El pronunciamiento de los profesionales estadísticos se produjo después de que la Dirección del INE determinara no incluir en el listado de estadísticas de elaboración prioritaria durante el estado de alarma y el confinamiento de la población las dos estadísticas que miden los fallecimientos en el país, al tiempo que sí se estimaban como prioritarias y de obligada elaboración otras de naturaleza económica como el IPC, la EPA o la Contabilidad Nacional, y se desencadenó después de ver como no era el INE sino el Instituto de Salud Carlos III el que proporcionaba las cifras sobre seguimiento de fallecidos durante la crisis de la pandemia.
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