Investigador tanzano utiliza calcetines sucios para luchar contra la malaria

  • Un investigador tanzano ha descubierto lo que realmente le gusta a los mosquitos que transmiten la malaria, los calcetines sucios, y con la ayuda económica de Canadá y Bill Gates confía en producir un aparato para capturar y matar el peligroso insecto.

Julio César Rivas

Toronto (Canadá), 13 jul.- Un investigador tanzano ha descubierto lo que realmente le gusta a los mosquitos que transmiten la malaria, los calcetines sucios, y con la ayuda económica de Canadá y Bill Gates confía en producir un aparato para capturar y matar el peligroso insecto.

El doctor tanzano Fredros Okumu ha tenido que soportar más de una broma pesada desde que empezó a investigar soluciones para la malaria y descubrió que, básicamente, los mosquitos que transmiten la enfermedad se sienten atraídos de forma irresistible por el olor de los calcetines sucios.

Pero los que antes se reían de la seriedad de su investigación ahora tienen menos motivos para tomarse a broma el trabajo del doctor Okumu, que acaba de recibir 800.000 dólares de Grand Challenges Canada y la Fundación Bill y Melinda Gates para producir un aparato que capture los mosquitos que causan la enfermedad.

Es Okumu quien se ríe cuando se le recuerda que en muchos países occidentales son populares creencias como que los mosquitos se sienten atraídos, y atacan más, a las personas cuya sangre es supuestamente más dulce o a aquellos con la piel más pálida.

"Esos son mitos urbanos", dijo Okumu entre risas durante una entrevista telefónica con Efe.

El doctor Peter Singer, presidente de Grand Challenges Canada, una organización única de su tipo entre los países del G8 y que utiliza fondos canadienses para el desarrollo para premiar ideas innovadoras y atrevidas, tampoco considera que la investigación de Okumu es una broma.

"Cada año, se producen en el mundo 250 millones nuevos casos de malaria. Casi 800.000 personas mueren anualmente a causa de esta enfermedad. Y la mayoría de los muertos son niños", dijo el doctor Singer a Efe.

La búsqueda de una solución a la malaria es uno de los grandes desafíos médicos de todo el mundo. Y la investigación del doctor Okumu ha abierto una prometedora nueva vía para atajar el problema.

"Ya no es materia de discusión. Ahora sabemos que los mosquitos huelen ciertos compuestos en las personas. Por eso es por lo que van hacia ellos" añadió.

Pero para llegar a ese conocimiento, el doctor Okumu y su equipo del Instituto de Salud Ifakara de Tanzania tuvieron que completar una detallada investigación.

"Desde un principio sabíamos que los mosquitos pican en la zona de las piernas. También sabíamos que los mosquitos no ven a las personas, sino que huelen a la gente. Así que el desafío inicial era identificar los químicos que los humanos producen y que atraen a los mosquitos", explicó.

"Investigamos químicos que proceden del aliento, de la piel, de emanaciones y del sudor. Y cuando los identificamos exactamente, con la ayuda de laboratorios en Europa y Estados Unidos, la siguiente fase fue bastante fácil", continuó.

Okumu acudió a una compañía química y solicitó esos compuestos químicos para probarlos individualmente y de forma combinada con mosquitos. Finalmente, determinó que una mezcla de productos que huele igual que calcetines sucios es la que más atrae a los insectos.

Para verificar las pruebas de laboratorio en el mundo real, el investigador tanzano utilizó un simple experimento. Viajó a una pequeña comunidad del país africano, colocó en el interior de una vivienda la mezcla sintética y en otra casa cercana a un "conejillo de indias" humano.

"Lo que comprobamos es que de forma consistente, cuatro veces más mosquitos acudían a la casa con la mezcla sintética que a la casa con el voluntario", dijo Okumu.

Pero el objetivo final de Okumu no es atraer a los mosquitos que transmiten la malaria, sino matarlos. Para ello ha creado un aparato que imita a un ser humano. En su interior ha colocado los "calcetines sucios" y agentes para liquidar a los mosquitos.

Con el dinero de Grand Challenges Canada y la Fundación Bill y Melinda Gates, durante los dos próximos años Okumu mejorará el aparato, estudiará su impacto epidemiológico, averiguará el mejor lugar para colocar los aparatos en los poblados y encontrará la forma culturalmente más práctica para su utilización.

Tras dos años, el investigador espera tener un prototipo listo para su producción masiva.

"¡Quién podía imaginarse que la solución al problema de la malaria estaba en la cesta de la ropa sucia!", afirmó Singer.

Para el científico canadiense, que lleva gran parte de su vida dedicado a permitir que el potencial científico y humano de los países en desarrollo se materialice en soluciones locales, el proyecto del doctor Okumu es el ejemplo perfecto.

"Si seguimos haciendo lo mismo que hemos hecho durante los últimos 40 ó 50 años, lo más probable es que obtengamos los mismos resultados. Tenemos que encontrar la estrategia para que los países que dependen a largo plazo de la ayuda extranjera sean independientes".

"Y una estrategia de salida es innovación. Tenemos que hacer cosas diferentes y mejor" concluyó Singer.

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