Ir al baño, "un derecho fundamental": Dos mecánicos indemnizados con 332.000 dólares por carecer de aseo en su puesto de trabajo

  • Durante 24 meses se vieron obligados a orinar en un cubo o recorrer los casi dos kilómetros que separaban la nave en la que trabajaban del baño público más cercano. La compañía los despidió poco después de que denunciaran su situación a la inspección estatal de trabajo.

Para Douglas Eki y Xerxes 'Jason' Doctolero acudir a su trabajo en el Aeropuerto de Portland era una tortura diaria, no sólo psicológica sino también física. Durante dos años, cada vez que les urgía ir al baño sólo tenían dos opciones: hacer sus necesidades en un cubo o recorrer a toda prisa los casi dos kilómetros que separaban su puesto del aseo más cercano con la esperanza de llegar a tiempo. No siempre lo conseguían.

Humillados por la situación, a mediados de 2010 estos veteranos mecánicos de aviones –de 73 y 42 años, respectivamente– solicitaron a su empresa, Menzies Aviation, la instalación de un sanitario portátil en la nave en la que trabajaban. La compañía no solo hizo caso omiso a la petición, sino que además les prohibió utilizar los servicios de las empresas vecinas.

Hartos, Eki y Doctolero decidieron interponer una queja ante la inspección de trabajo del Estado de Oregón en junio de 2010. Cooperaron con los inspectores y la entidad pública que evalúa la seguridad laboral sancionó a Menzies Aviation. Aquella iniciativa les costó el puesto de trabajo sólo dos meses después.

La empresa aseguró que su decisión no tenía nada que ver con la denuncia a los inspectores de trabajo, sino a que ambos mecánicos incumplieron deliberadamente la orden de no orinar en un cubo.

El juez, de su parte

Los trabajadores decidieron que la cosa no quedaría así. Acudieron a los tribunales, y la justicia les ha dado la razón. El juez federal del condado de Multnomah (Oregón) Edward Jones ha condenado a Menzies Aviation, con sede en el Reino Unido y más de 17.000 trabajadores en todo el mundo, a indemnizar a sus empleados con 332.000 dólares por lo que considera "una actitud despreciable".

El magistrado considera que poder acudir al baño es "un derecho fundamental" y que el sentido común y "la dignidad" de los trabajadores obliga a que tengan acceso a un aseo "al que no se tarde en llegar más de un minuto".

La decisión fue celebrada por Eki y Doctolero, que se fundieron en un abrazo y mostraron su deseo de que el proceso sirviese para que "nadie vuelva a pasar por una experiencia tan humillante", según recoge el diario on line local Oregonlive.com.

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Roberto Arnaz
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