"Puede que seas pobre, pero hay mucha gente menos afortunada que tú, así que cualquier pequeña contribución les ayuda". Esta frase la recibió de su madre cuando era un niño John Paul DeJoria, que en su lucha constante por tener una vida mejor superó múltiples obstáculos siempre basándose en la persistencia y la humildad hasta ocupar el puesto 65 de 400 en la lista de los estadounidenses más ricos.
Trabajó vendiendo cualquier tipo de producto desde los siete años para ayudar a su madre ya que su padre les dejó cuando tenía dos años, hasta el punto de vender puerta a puerta enciclopedias, y llevándose casi siempre rechazos.
Sus inicios como adulto siguieron siendo duros. "Salí de una relación y tenía muy poco dinero", explica en declaraciones a 'CNN Money'. Tan poco, de hecho, que mientras se las ingeniaba para obtener beneficios con la venta ambulante vivía en su coche.
Sin embargo, su persistencia tuvo premio. En 1980 reunió junto a su amigo Paul Mitchell 700 dólares, y con ello crearon una compañía en la que se dedicaron a vender champús innovadores puerta por puerta. El nombre de la firma es John Paul Mitchell Systems y ambos creyeron firmemente en su producto.
"Sabíamos que teníamos entre manos uno de los mejores productos del mundo", indica, y a pesar de sufrir de nuevo rechazos, la clave fue "estar igual de entusiasmado en el salón de belleza 110 que en el número 5, como si fuese el primero en el que se presentaba el champú".
En dos años, la empresa consiguió cumplir con sus gastos y comenzar a generar beneficios. "Sabíamos que lo habíamos conseguido", relata. Pocos años después, Paul Mitchell falleció de cáncer y John se quedó al mando.
Multimillonario y con tequila
En la actualidad, John Paul Mitchell Systems es una de las empresas más reputadas del mundo en el ámbito del cuidado del cabello, comercializando más de 80 productos y generando 1.000 millones de dólares de ingresos al año.
Pero la fortuna de DeJoria, valorada en 3.100 millones según Forbes, no solo se nutre de los productos de cuidado personal. También es el CEO y fundador de la marca de tequila Patrón.
Gracias a su primer éxito empresarial, la fundó en 1989 y se diferenció del resto por tratarse de un tequila producido en instalaciones sostenibles utilizando botellas recicladas y restos de agua para fertilizar la tierra. Se hace completamente de agave azul y está disponibles en cinco versiones, ninguna de ellas con un precio inferior a 22 euros. Se venden más de 2 millones de botellas al año, aportando una buena suma de dinero a la riqueza de este empresario que empezó de la nada.
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