En busca del modelo más productivo

De la jornada de 4 días de Errejón a las '996' de Alibaba y las 100 horas de Musk

Europa ha logrado ser más productiva con menos horas trabajadas. España tiene por ley una jornada de 40 horas, pero se hacen 32. En las grandes empresas chinas el horario es de lunes a sábado, de 9 a 21 horas.

Un trabajador descansa en una fábrica de acero en Shenyang, en la provincia de Liaoning, noreste de China. EFE/EPA
China ha apostado por jornadas semanales de 72 horas, que tienen efectos en la salud.
EFE

El aumento de la productividad y la reducción de la jornada laboral han ido en paralelo en Europa durante las dos últimas décadas. La irrupción de la tecnología en las empresas ha hecho que los trabajadores sean más productivos, mientras, en busca de su bienestar y la conciliación familiar, los gobiernos han ido reduciendo gradualmente las horas que deben dedicar al trabajo. Más tiempo en la empresa no significa necesariamente mejores resultados y los países más productivos del continente, entre ellos Francia y Dinamarca, también son en los que menos horas semanales tienen legisladas para sus asalariados.

En busca de la jornada perfecta, son muchos los que plantean experimentos y defienden su reducción. Es el caso de Iñigo Errejón, el diputado de Más País que ha conseguido que el Gobierno de Pedro Sánchez dé el visto bueno a una prueba piloto de la jornada laboral de cuatro días -de lunes a jueves- y de 32 horas semanales. El parlamentario contará con 50 millones de euros para su iniciativa y el Ejecutivo, con el voto de los tres parlamentarios del partido de Errejón, imprescindibles para sacar adelante la mayoría de sus iniciativas, entre ellas el visto bueno al reparto de fondos europeos.

Mientras en España se explora la jornada de cuatro días y en Islandia ya se ha probado con éxito, en países asiáticos como China, Bangladesh, Vietnam, Camboya o India, las 12 horas diarias de trabajo extensivo no son excepcionales y en muchas empresas la explotación laboral llega incluso a menores de edad. Grandes empresas tecnológicas, como Alibaba, propiedad del millonario Jack Ma -defensor acérrimo de las jornadas abusivas; JD.com, una plataforma de comercio electrónico china con más de 326 millones de clientes; o el gigante tecnológico Huawei han impuesto la jornada '996', de 9 a 21 horas y seis días a la semana, de lunes a sábado. Es un horario que como mínimo genera estrés y fatiga, pero incluso puede provocar la muerte.

La jornada media en Europa ronda las 40 horas. En Alemania, Francia y Dinamarca es menor, mientras en Holanda y Bélgica, mucho mayor. España está en la media

Otros países asiáticos regularon no hace mucho su jornada. Es el caso de Corea del Sur, la economía más innovadora y una de la más desarrolladas del mundo y que mejor supo hacer frente a la pandemia del coronavirus, que ha pasado de las 68 horas semanales que estaban vigentes a 52. Mientras, en Europa, la jornada media legislada ronda la 40 horas, aunque en países como Suiza, Dinamarca, Alemania o Francia se trabaja menos y en otros, como Bélgica, Polonia u Holanda, mucho más. España en este caso se encuentra en la media, también en productividad, según los informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El Estatuto de los Trabajadores, una guía de máximos para las empresas, señala que la jornada laboral límite en España es de 40 horas semanales, ocho horas diarias y cinco días a la semana. Mientras, los empleados públicos tienen regulada una jornada de 37,5 horas desde 2019, aunque una buena parte de las administraciones ya han aprobado la de 35 -que estuvo vigente antes- y que está condicionada a que cumplan con los objetivos de estabilidad. La implantación generalizada de esta jornada es una vieja reivindicación sindical, que todavía protagoniza muchas protestas de funcionarios, entre ellos los sanitarios.

Sin embargo, la jornada teórica que contempla la normativa española poco tiene que ver con la real, o la que al menos reconocen los trabajadores al Instituto Nacional de Estadística (INE), siempre teniendo en cuenta que en torno al 6,5% de ellos trabaja a tiempo parcial. La jornada real en España es de 32 horas, aunque los autónomos dedican cuatro más, y ya se sitúa a niveles preCovid. El sector privado, en el que empieza a remontar el empleo, no ha conseguido, pese a todo, alcanzar las jornadas medias de hace dos años, algo que sí ha logrado el público. Los contratos parciales en la empresa privada hacen mella en un objetivo que queda muy lejos de lo que establece la normativa laboral.

"Nadie ha cambiado el mundo trabajando 40 horas semanales". La filosofía de Musk y de Ma hace que ellos trabajen hasta cien horas

De media, más de 3,43 millones de asalariados al servicio del sector público -la Encuesta de Población Activa (EPA) incluye funcionarios, pero también personal laboral y empleados en empresas dependientes de las administraciones- trabajaron 31,48 horas efectivas semanales en el segundo trimestre del año, a mucha distancia de las 37,5 que marcan numerosos convenios colectivos, como el del personal laboral de los ayuntamientos, pero también del ideal de las 35 generalizadas, que permitiría la conciliación laboral y familiar.

En el extremo, se encuentran grandes millonarios, como Elon Musk, el CEO de Tesla y fundador de SpaceX y PayPal, que está volcado día y noche en sus empresas y apenas duerme seis horas. Reconoce que ha llegado a trabajar 120 horas semanales, que combate el cansancio con pequeñas cabezadas y que celebra reuniones de madrugada. Admite que su jornada laboral habitual oscila entre 80 y 100 horas y defiende la misma filosofía que Ma: "Nadie ha cambiado el mundo trabajando 40 horas semanales". Su ideal son 80, porque a partir de ahí empiezan los dolores, admite.

La segunda fortuna del mundo, 151.000 millones de dólares (127.870 millones de euros), trabaja las mismas horas diarias que millones de peones chinos, que con suerte reciben un sueldo mensual de 281 dólares (237 euros), el equivalente al salario mínimo del país. Este modelo, más allá de la productividad que puede generar, tiene más inconvenientes que ventajas. Mientras, la jornada mínima de cuatro horas supondría algunos avances a considerar. En principio, deja la puerta abierta a la contratación de una persona más para el día extra libre -el viernes-, lo que supone más empleo y aumentar la productividad, aunque eso implicaría también un sobrecoste para el empresario.

El dueño de la empresa se beneficiaría en varios aspectos. Si no contrata a nadie se traduciría en un ahorro importante de consumo, en torno al 20%. Sin embargo, no todas las empresas podrían asumir un recorte de la jornada, al menos no de la misma manera. La mayoría de las compañías -industria y administración, sobre todo- organizan su calendario laboral de lunes a viernes y cierran el fin de semana. Mientras, el sector servicios centra su actividad en el sábado y domingo. Unos sectores lo tendrían más fácil para llevar a cabo la reducción y sería especialmente sencillo en la Administración Pública y en empresas donde la tecnología y el teletrabajo son protagonistas.

La principal ventaja de la jornada de 32 horas sería la satisfacción del trabajador, lo que le motivaría y, posiblemente, le haría más productivo, aprovechando hasta el último minuto para demostrar a sus jefes que no se equivocaron con su decisión. Otra de las claves sería el menor absentismo, la caída drástica de bajas, sobre todo por estrés, y de los accidentes de tráfico 'in itinere', con el consiguiente ahorro para la empresa y para las administraciones autonómicas, que verían recortada su factura sanitaria de forma muy importante. Seis de cada diez empleados sufre de algún tipo de estrés en el trabajo, un trastorno que causa el 30% de las bajas. 

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