La última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) abría de nuevo el debate sobre la generosidad de las pensiones, en un contexto en el que la reforma del sistema en marcha supondrá ajustes en las prestaciones, a la baja, y penalizaciones al adelanto de la jubilación. Del sondeo se desprendía un dato revelador y es que siete de cada diez mayor de 65 años -en su mayoría pensionistas- están convencidos de que sus nóminas tras el retiro son menores o mucho menores que lo que han aportado a la Seguridad Social durante toda su vida laboral.
La opinión de estos ciudadanos, muy similar en todas las franjas de edad, contrasta con la conclusiones de diversos estudios realizados, entre ellos dos recientes, uno de Fedea y otro del Banco de España, que dejan patente que las pensiones, que se cobran durante prácticamente dos décadas, son muy superiores en cuanto a su cuantía, entre un 32% y 75%, que las aportaciones realizadas a contingencia comunes. Mientras, la comparativa de las prestaciones en la vejez en Europa en relación con lo aportado durante el tiempo trabajado, coloca a España casi el cuarto lugar de generosidad, con un podio que ocupan los países del norte, donde sus ciudadanos tienen carreras de cotización mucho mayores que la de los españoles y, desde luego, salarios más elevados.
Pese a que es necesario haber cotizado durante 37 años y tres meses y jubilarse a los 65 años para poder cobrar el 100% de la pensión, no todos los trabajadores alcanzan esas carreras y muchos se ven obligados a retirarse con menos años aportados a la Seguridad Social. La falta de empleo tras los 55 es el principal problema y mientras que en España solo trabajan el 55% de los ciudadanos con más edad, el porcentaje llega a alcanzar el 77% en el norte y centro de Europa. Las cortas carreras hacen que un ciudadano español cotice casi nueve años menos que un sueco, pero proporcionalmente obtiene una prestación mayor. De media, un español cobra al retirarse el 70% de su último salario, pero un alemán no llega al 45%.
Según el Banco de España, en su informe 'Una estimación del rendimiento financiero del sistema de pensiones', destaca que en términos de Coste por Pensión Unitaria (CPU), "el sistema otorgaría, de media, en torno a 1,7 euros de prestación por cada euro aportado", con diferencias importantes dependiendo de las clases de pensión. Así, las jubilaciones anticipadas, aquellas se producen antes de la edad ordinaria de retiro y que se caracterizan por largas carreras de jubilación -más de 40 años- y bases reguladoras elevadas, 550 euros más que las jubilaciones tras los 65, obtienen casi un 1,4 euros por cada uno de los aportados y a pesar de que sus prestaciones en la vejez son mucho mayores que la media.
Por su parte, los ciudadanos que abandonan el mercado laboral a la edad ordinaria obtiene casi el doble que lo aportado al sistema, mientras las demoradas voluntariamente y las procedente de la jubilación parcial perciben una plus ligeramente inferior a la que se produce a los 65 años o más. En buena medida, la generosidad de las pensiones tiene que ver con la esperanza de vida, cada vez mayor, que pese a todo se ha reducido por la pandemia del coronavirus a 82,4 años -más de un año y medio que en 2019-, pero que todavía supone cobrar la jubilación más de 17 años.
El estudio elaborado por Miguel Ángel García Díaz, exdirector de Ordenación de la Seguridad Social y que participó en la reforma de pensiones de 2013, y publicado por Fedea, constata el difícil sostenimiento del sistema pensiones contributivas, que cuestan cada mes más de 10.000 millones y 20.000 en junio y diciembre, cuando se abonan las pagas extra, y destaca las elevadas prestaciones con respecto a lo aportado por los trabajadores. Asegura que el jubilado medio recibe cinco años de pensión extra -por los que no ha cotizado-, estimando una revalorización de las pensiones de acuerdo al aumento del Producto Interior Bruto (PIB).
Según los cálculos del experto, los pensionistas cobran 21 años de media la prestación -el estudio se realizó en 2019, un años antes de la pandemia-, lo que supone cinco años más de los que ha contribuido para pagar su pensión, que se completará con las aportaciones de otros trabajadores, gracias al sistema de reparto. Con una tasa de reposición cercana al 80%, como apunta la Comisión Europea, y con una elevada carrera laboral -37 años- el trabajador apenas podría financiar tres cuartas partes de su pensión. Esto afectaría a las pensiones más elevadas, pero las más bajas, las que tiene que completarse con un complemento a mínimo tienen tasas de reposición más elevadas y pueden pagar menos años de su pensión.
Con el gasto disparado por las nuevas pensiones, que son 200 euros más elevadas que la media del sistema, con un deuda que se arrastra desde hace décadas y con una nómina global disparada por el aluvión de jubilados, que en la próxima década será mucho mayor por el desembarco del 'baby boom', ni siquiera un aumento exponencial de los cotizantes y aumentos de los aportes a la Seguridad Social, por un incremento de las bases de cotización, serían suficiente para salvar el sistema.
Mientras, según Eurostat, la tasa de reemplazo en España, la parte del salario que se recibe a la hora de jubilarse, ronda el 78%, frente a una media en Alemania y Francia el 40% y 45%, que pese a todo reparten pensiones más elevadas, generadas por salarios más altos y más años de cotización que en nuestro país. En este contexto, solo con una tasa de reposición del 60% en España, casi 20 puntos porcentuales menos, sería pagar la totalidad de nuestra prestación con las cotizaciones generadas.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios