Ricos en ladrillo, pobres en ingresos

Los jubilados se refugian en la hipoteca inversa para salvar pensiones de 1.000€

La mitad de los retirados tiene una prestación menor al SMI, pero el 40% de las viviendas en propiedad y sin hipoteca son titularidad de mayores de 65 años. La incertidumbre alienta la demanda de este producto.

Los pensionistas exigen prestaciones de 1.000 euros: la mitad no llega al SMI
Los jubilados se refugian en la hipoteca inversa para salvar pensiones de 1.000 euros.
Europa Press

La incertidumbre generada por la reforma de las pensiones diseñada por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá; la reducida cuantía de un 50% de las pensiones de jubilación contributivas, que no alcanzan los 1.000 euros al mes en 14 pagas; y un contexto económico con demasiados nubarrones han dado alas a las hipotecas inversas, un producto financiero, destinado a la tercera edad que permite un ingreso extra mensual a cambio de vender la propiedad de la vivienda, sin perder la titularidad y viviendo en ella. En Europa, este instrumento tiene gran aceptación y su demanda lleva años aumentando como complemento a la nómina de los pensionistas, pero en España su evolución hasta no hace mucho ha sido lenta, con picos en momentos de crisis, como la de 2008.

Los últimos datos conocidos a través del Consejo General del Notariado muestran un cambio de tendencia debido a un incremento importante de las operaciones en lo que va de año, pero que comenzó ya en junio del año pasado. Solo en los dos primeros trimestres de 2022 se han firmado las mismas hipotecas inversas que en todo 2021 y en 2019 y casi el doble que en 2020, el año de la pandemia de coronavirus. En España existe un enorme potencial de crecimiento para este producto, dentro de un mercado liderado por las aseguradoras al que recientemente se ha incorporado Banco Santander, que se ha aliado con Mapfre. 

La cuantía de las operaciones de hipotecas inversas es muy elevada y de media fue de 430.000 euros en el segundo trimestre del año

La cuantía de cada una de estas operaciones es muy elevada y de media fue de 430.000 euros en el segundo trimestre del año, una cifra más de tres veces superior que la de la hipoteca media tradicional y que muestra el excelente negocio que puede suponer en un país cada vez más envejecido, con un aumento considerable de pensionistas, que se acelerará en los próximos años con la llegada de la generación del 'baby boom', y con ciudadanos mayores de 65 años ricos en ladrillo, pero pobres en ingresos, que reciben una pensión media ligeramente superior a los 1.200 euros mensuales. Conseguir una hipoteca inversa es posible en buena parte de los bancos, pero es un producto que no se publicita y es necesario 'pelearla' con los responsables de la entidad. Bien negociada puede ser un recurso muy atractivo y el salvavidas de la pensión, pero también puede convertirse en el peor negocio de los jubilados. Pese al reducido volumen de operaciones, es un instrumento financiero con cierta relevancia en los tribunales. 

Mientras el principal instrumento de ahorro de cara a la jubilación -los planes de pensiones- se desploma y empieza a mostrar su cara menos amable, debido a la drástica reducción de los incentivos fiscales al sistema individual -que también ha arrastrado al de empleo- y el efecto negativo en su rentabilidad de las últimas subidas de tipo de interés y la importante caída de la bolsa en los últimos meses, el Banco de España ya ha señalado a las hipotecas inversas como una alternativa para completar las pensiones. 

Los mayores de 65 años tienen sus inmuebles libres de cargas

En España, los propietarios de cuatro de cada diez inmuebles que ya no soportan hipoteca tienen de media 65 años. En total poseen 3,1 millones de viviendas principales totalmente pagadas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) y solo 171.000 mantienen una hipoteca. En nuestro país hay 9,3 millones de ciudadanos con más de 65 años y, como es lógico, en la mayoría de esas propiedades principales viven al menos dos personas.  Mientras, seis de cada cien ciudadanos con entre 65 y 74 años tienen, además de su vivienda habitual, otras propiedades inmobiliarias. 

Julián Franco, socio director de Mas Vida, una compañía que comercializa la hipoteca inversa de la aseguradora Caser, señala que "la demanda de hipotecas inversas va a seguir creciendo en los próximos meses. A diferencia de operaciones de venta de nuda propiedad o de la renta vitalicia inmobiliaria, en las que se transfiere la titularidad de la casa a cambio de un pago único o de una renta -aunque en ambos casos se puede seguir disfrutando de la vivienda-, en las financiaciones a través de una hipoteca inversa no se transmite el inmueble, sino que se obtiene financiación con la garantía del mismo. Pese a todo, las menos de 200 hipotecas inversas firmadas en lo que va de año están muy lejos de las suscritas en otros países, como el Reino Unido, que superaron en 2019 las 45.5oo, en un mercado potencial muy similar al español.

Condiciones para poder contratar una hipoteca inversa

Para suscribir una hipoteca inversa es necesario tener un vivienda en propiedad y ser mayor de 65 años. Además, se pueden adherir a este producto las personas que acrediten un grado de discapacidad igual o superior al 33% o los dependientes que sean propietarios de un inmueble. El beneficiario de este producto no tiene que tributar por los ingresos obtenidos en la declaración de la Renta. Al contrario que en la hipoteca convencional, es el titular quien recibe del banco una cantidad a cambio del piso, la mayoría de la veces en forma de renta mensual, pero también es posible un pago único o una fórmula mixta.

El importe varía dependiendo del valor de la vivienda, edad de la persona que contrata el préstamo y su cónyuge o si se decide recibir la renta por un periodo determinado o de forma vitalicia. Otras de las claves son que el banco no puede exigir la deuda acumulada hasta que fallezca el beneficiario o el último de los beneficiarios de este producto. Tras la muerte del suscriptor, los herederos pueden quedarse con la vivienda y liquidar la deuda o suscribir una hipoteca convencional para poder ser propietarios de la casa. Otra de las opciones es vender la casa y liquidar la deuda con la entidad y si el dinero no es suficiente, el banco puede instar a la venta de otros bienes.

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