Sucursales puerta con puerta

Jubilarse, trabajar o irse a la calle: qué será de los 'duplicados' de Caixa-Bankia

Los empleados de las oficinas miran con incertidumbre la operación por el impacto que pueda tener en sus puestos: "Estamos muy preocupados por las zonas más problemáticas".

Vista de una oficina de Bankia y otra de CaixaBank en el centro de L'Hospitalet (Barcelona)
Vista de una oficina de Bankia y otra de CaixaBank en el centro de L'Hospitalet (Barcelona).
EFE

La fusión de Caixabank y Bankia, que finalmente este jueves aprobarán sus consejos de administración, dará lugar a uno de los mayores bancos de España con más de 650.000 millones de euros en activos. Sin embargo, mientras el tamaño de las entidades se multiplicará por la fusión, el número de empleados deberá ajustarse, entre otras cuestiones por la duplicidad de oficinas de uno y otro banco, muchas a escasos metros de distancia y que obliga a eliminar muchas de ellas. Madrid, Andalucía, Valencia y Murcia son las principales zonas problemáticas y donde los trabajadores "están muy preocupados". Su futuro es incierto: jubilarse, mantener su puesto de trabajo o quedarse en el paro. De momento, no lo saben.

La inquietud entre las plantillas de ambas entidades es palpable y al acudir La Información a varias sucursales casi ningún empleado quiere hacer declaraciones. El ritmo de trabajo continúa con colas en algunas oficinas a la hora punta, aunque con "expectación" y pendientes de la prensa, el único sistema por el que hasta ahora obtienen información como reconoce un trabajador de Bankia que finalmente accede a hablar, aunque manteniendo su anonimato porque "nunca se sabe".

En su caso, con 54 años, no descarta una prejubilación, aunque "todo está en las condiciones". El retiro anticipado es la aspiración de los empleados de mayor edad. Otro trabajador de CaixaBank también confirma que la prejubilación sería una opción salvable, pero asimismo se muestra a la espera de los requisitos. "La mayor parte de los ajustes de la banca han sido prejubilaciones y ni tan mal, te vas a tu casa pero con la jubilación arreglada", explica. Los trabajadores de ambas entidades ya tienen experiencia en reestructuraciones de plantilla tras una fusión o absorción; en esas operaciones los ERE pactados no resultaron tan dañinos porque se convirtieron en prejubilaciones, pero ahora la situación puede ser diferente porque las entidades "no eran tan grandes logísticamente".

En ese sentido la clave está en el número final de empleados a los que se aplica el ERE. Pero, además, los sindicatos recuerdan que "quedan pocos trabajadores mayores de 55 años" tras las reestructuraciones ya sufridas, por lo que para aplicar esta opción de nuevo, en el proceso de salida se deberá bajar la edad o ampliar el tiempo de aplicación del ERE. En caso contrario la otra opción serían despidos. Los defensores de los trabajadores apuestan por las prejubilaciones, aunque también cuestionan cómo aplicar esa opción ante la voluntad del Gobierno de penalizar las jubilaciones anticipadas, y rechazan los despidos forzosos: "Habrá problemas si se aplican".

La duplicidad de oficinas afecta a más de 1.400 sucursales que operan bajo el mismo código postal y muchas de ellas están a escasos metros. Cada una de las oficinas bancarias está atendida por, aproximadamente, siete empleados, con lo que el personal afectado por la potencial fusión se elevaría a cerca de 10.000 empleados. Todos ellos hacen cábalas sobre su futuro ante un mercado de trabajo donde "no hay muchas posibilidades". 

El trabajador de Bankia explica que entre los compañeros de la sucursal los más jóvenes tienen una perspectiva distinta "por todo lo que les queda de futuro" laboral. Otro empleado declara que ese colectivo, que no tiene familia ni apenas cargas, "piensa: 'cojo lo que me toque y me busco la vida'". Ente medias, los trabajadores de mediana edad son los que más complicado ven su porvenir. Este empleado afirma que en su familia su salario ahora mismo es el único ingreso y se ve en el paro con 41 años y con una trayectoria de 20 en el sector bancario donde las opciones son difíciles. 

La incertidumbre está presente a un lado y a otro, aunque con mayor preocupación entre los trabajadores de la antigua Caja Madrid. Pese a que es una fusión, el sentimiento de que realmente se trata de una absorción de Bankia por parte de CaixaBank está presente en parte de la plantilla de la entidad catalana, que asume que no les perjudicará la operación. 

No todos opinan así. "Aquí tampoco hay tranquilidad", afirma otro trabajador de la entidad catalana. Reconoce que la postura es diferente por la mayor capacidad de decisión de CaixaBank y porque en las otras operaciones que ha llevado a cabo ese banco se ha producido "una purga previa y luego las nuevas entidades ya han entrado saneadas". Los ajustes posteriores fueron "ordenados". Pese a ello, las otras entidades que se unieron eran más pequeñas y con el caso de Bankia puede ser diferente, puede resultar "más indigesto", señala. Esa purga previa a la fusión que puede llevarse a cabo en Bankia es una de las cuestiones que sigue de cerca su plantilla. Su futuro "va a depender del ERE, si va a ser conjunto va a ser mucho mas llevadero".

El coste de los despidos

Muchos de los trabajadores que van a ser ahora compañeros de empresa ya eran vecinos de trabajo y comparten sentimientos de cara a la fusión. "En mi caso somos dos oficinas de Bankia y otra de CaixaBank en apenas 50 metros, el sentimiento de todos es que al menos dos van a desaparecer". En ese caso pueden llegar a ser competidores. De cara a una reestructuración de la plantilla, los expertos apuestan por un mayor número de bajas en Bankia porque sus trabajadores cuentan con salarios más bajos y eso implica menor coste de despido. En concreto, un informe de Barclays señala que echar a un trabajador de la entidad que dirige José Ignacio Goirigolzarri es un 60% más barato que a un empleado de CaixaBank. Según publicó El Confidencial, el coste de reestructuración por empleado en Bankia es de 248.475 euros frente a más de 618.000 euros en CaixaBank.

Pese a este análisis, desde la entidad perjudicada le dan la vuelta. "Es una señal para poner nerviosa a la gente, creemos que es más beneficioso tener salarios mas bajos", afirma uno de sus trabajadores. Explica que mirando la parte positiva de ese análisis, son "los más baratos de mantener a futuro", es la otra cara de una misma moneda. En ese sentido los criterios para la reestructuración serán la clave. Otro de los empleados apuesta porque prevalezca "la profesionalidad, el conocimiento, la experiencia...", más allá de los costes laborales. 

Por otra parte, más allá de mantener el puesto de trabajo otra de las preocupaciones de los trabajadores es si cambiarán sus condiciones. La movilidad de destino o funcional son otras opciones que los bancos pueden barajar. Esto último afecta en especial a los trabajadores con cargos directivos. "Al desaparecer sucursales, hay tres directores o gestores que se quedaran sin cargo", explica uno de los empleados sobre las inquietudes que se comentan en las oficinas. 

Pese al silencio público casi generalizado entre los trabajadores, los sindicatos empiezan a recibir preguntas sobre su futuro laboral. "La plantilla está nerviosa, nadie sabe lo que va a pasar", confirman los sindicatos de ambos bancos. Insisten en que su objetivo es "preservar los puestos de trabajo", aunque son conscientes de que habrá negociación de un ERE que será "compleja" y en la que esperan "garantizar el mayor número de empleos y que todas las opciones que se planteen sean voluntarias". 

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