La banca catalana calla, pero no otorga

    • No puede haber mayor contraste entre la Cataluña oficial que pide la independencia y los señores del dinero sin cuyo visto bueno los sueños soberanistas son sencillamente impensables.
    • El dinero es cobarde y huye de la incertidumbre a las primeras de cambio.
La Caixa ve "difícil" que el Gobierno pueda cumplir el objetivo de déficit
La Caixa ve "difícil" que el Gobierno pueda cumplir el objetivo de déficit
Enrique Utrera

Desde hace unas pocas semanas, Caixabank se ha aupado al primer lugar del ránking por depósitos. O lo que es lo mismo, es la entidad financiera que más ahorro nacional tiene entre sus manos. Con este ascenso al poder que le han permitido entre otras cosas las integraciones de Banca Cívica y Banco de Valencia, el grupo que preside Isidro Fainé sumaba al cierre del primer semestre más de 160.000 millones de euros en depósitos de todos los españolitos de a pie.

La entidad, que está pujando por la compra vía subasta de la nacionalizada Novagalicia Banco, ha cerrado el círculo que la convierte en el mayor grupo financiero de España. Ya es líder por activos –descontando claro los que Santander y BBVA tienen en los mercados internacionales- y también por créditos al sector residente. Públicamente el grupo catalán no ha hecho una sola referencia al pulso soberanista que mantiene Artur Mas, ni falta que hace.

El negocio es el negocio y, cuando toca, a los banqueros catalanes no les duele nada no ya recalcar sino reivindicar su vocación nacional. "La incorporación de Banco Gallego al grupo contribuirá así a equilibrar nuestra posición en España y supone un paso más en el afianzamiento de nuestro proyecto de desarrollo de un gran banco nacional, líder en solvencia y calidad de servicio." Así rezaba la nota institucional en la que Banco Sabadell anunciaba la absorción de la entidad gallega, una más en la larga carrera de operaciones corporativas que ha realizado durante la crisis.

No puede haber mayor contraste entre la Cataluña oficial que pide la independencia y los señores del dinero sin cuyo visto bueno los sueños soberanistas son sencillamente impensables. El editor José Manuel Lara –que este año acumula una ganancia cercana al 200% con su inversión en la cadena nacional Antena 3- le ha recordado esto último a Mas. Y el presidente de la Cámara de Comercio de EEUU en España, Jaime Malet, le ha vaticinado las posibles consencuencias generando una gran polémica.

El mismo hombre que desde hace años intenta desterrar de la imagen de España el eslogan de toros y fiesta creado por Hemingway y que tan vigente sigue entre los estadounidenses –una postura que al menos en el primer apartado aplaudiría la Catalunya más radical- ha dicho que una eventual independencia "podría llevar a una deslocalización masiva de puestos de trabajo y de inversión" de muchas compañías extranjeras.

Como los banqueros –más 'nacionales' que nunca, su silencio no puede ser más expresivo- y empresarios –Lara puso sobre la mesa una opinión que comparte una parte significativa de sus colegas-, Malet sabe que el dinero es cobarde y huye de la incertidumbre a las primeras de cambio. Más también es consciente, pero prefiere seguir mirando para otro lado. Es el problema de los órdagos, que hay que llevarlos hasta el final.

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