La batalla entre Repsol y Sacyr queda en tablas

  • El consejo de la petrolera, que se celebra esta tarde, lleva como único punto para aprobación el recorte del dividendo en un 19%. Pero, a cambio, la constructora pedirá cambios en la gestión y reducir inversiones para adaptarse a la nueva realidad económica.
Ruth Ugalde
Ruth Ugalde

Las espadas siguen en alto en Repsol. Aunque todo indica que hoy se aprobará por unanimidad el recorte de dividendo propuesto por Antonio Brufau para la petrolera, las diferencias con su primer accionista, Sacyr Vallehermoso, volverán a dejarse sentir durante la reunión del consejo.

La constructura seguirá insistiendo en la necesidad de modificar el actual plan estratégico 2008-2012, para adaptarlo a la nueva realidad económica. Una diplomática manera de exigir menores inversiones y un cambio en la gestión, personalizada en la figura de Brufau.

Pero, por el momento, el directivo ha ganado la primera mano, al conseguir recortar la retribución al accionista. En el consejo de esta tarde, se aprobará (salvo sorpresa de último momento) una merma del dividendo del 19%, respecto al pagado el pasado ejercicio, hasta situarlo en 0,425 euros por acción, frente a los 0,525 euros de 2008. Si se suma esta retribución a cuenta con la extraordinaria, el diviendo total de este año asciende a 0,85 euros, frente a los 1,05 euros del pasado.

No obstante, Repsol puede presumir de haber sido más generosa este año que en el pasado desde el punto de vista del pay out (porcentaje del beneficio que se destina a retribuir al accionista), que se ha incrementado desde el 50% hasta el 80%. Un triste orgullo derivado de que sus ganancias están quedando cercenadas a la mitad.

Sacyr tiene en el dividendo de su participada la gasolina necesaria para seguir pagando el crédito de 6.500 millones que solicitó para adquirir el 20% de la petrolera. De hecho, con los 207,65 millones que ingresará este año, a pesar del recorte, tendrá dinero suficiente para afrontar los intereses de su préstamo.

Siguiente round

Pero esta comunión de intereses es sólo una cara de la moneda de las tensas relaciones que conviven en el seno de la petrolera. Para defender sus intereses, y evitar que vuelvan a repetirse situaciones similares, Sacyr Vallehermoso está dispuesta a mover todos los hilos a su alcance, hasta conseguir dar un golpe de mano en la forma de dirigir la compañía.

Desde hace tiempo, la compañía presidida por Luis del Rivero está pidiendo un cambio en la gestión, que incluya un recorte de las inversiones, actualmente cifradas en 33.000 millones de dólares (22.0000 millones de euros), y un aumento de las desinversiones.

Brufau y su equipo tienen en el punto de mira activos por valor de 10.000 millones de euros que están dispuesto a vender. De esta cantidad, la petrolera cifra en 4.500 millones las desinversiones que ya ha llevado a cabo. Además, ha puesto bajo revisión varias inversiones que podrían quedar en el congelador durante un tiempo, como ya ha ocurrido con el complejo petroquímico de Sines (Portugal), al que preveía destinar más de 1.000 millones.

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