La CE propondrá una estrategia sobre los intereses energéticos en el exterior

  • La Comisión Europea (CE) presentará mañana una nueva estrategia para su política energética fuera de las fronteras de los veintisiete, con la vista puesta en mejorar la seguridad del suministro de carburantes que la UE importa de países terceros.

Bruselas, 6 sep.- La Comisión Europea (CE) presentará mañana una nueva estrategia para su política energética fuera de las fronteras de los veintisiete, con la vista puesta en mejorar la seguridad del suministro de carburantes que la UE importa de países terceros.

La propuesta la presentará en Bruselas el comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger, quien pretende impulsar una estrategia global que promueva los intereses comunitarios en el exterior en materia de energía, a la vez que se mejora la coordinación entre los Estados miembros a la hora de identificar sus prioridades en este área.

Precisamente, la seguridad energética es una de las prioridades de la presidencia polaca de la UE en este semestre.

Actualmente, la Unión Europea importa el 80 % del petróleo y el 60 % del gas que consume.

En una cumbre celebrada en febrero pasado y centrada en la energía, los jefes de estado y de gobierno europeos acordaron apoyar el desarrollo de infraestructuras para que en 2015 ningún Estado miembro se encuentre en una situación de aislamiento energético, al carecer de las conexiones apropiadas.

En ese contexto, los contratos energéticos con países terceros juegan también un papel esencial.

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, destacó entonces que no es posible diseñar políticas energéticas desde un punto de vista meramente nacional, sino que se necesita un "marco europeo".

El desarrollo de las infraestructuras y la diversificación de las fuentes son dos de los principales objetivos de la UE para afianzar su suministro energético.

De ese modo, los veintisiete intentan evitar que se repitan episodios como el de enero de 2009, cuando un corte del tránsito de gas aplicado por Rusia a Ucrania -por donde pasa el 80 % del gas que Rusia exporta a Europa- supuso problemas de abastecimiento para varios países de la Unión.

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